Doctor Raúl Trejo Delarbre
Presidente de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información
El regreso de Carmen Aristegui a su espacio radiofónico en MVS ocurrió gracias al afán de conciliación que manifestaron la periodista y la empresa. Saludamos el acuerdo entre ambas partes que permite el mantenimiento de un espacio abierto a causas y asuntos que no siempre encuentran la atención que ameritan en otros noticiarios. Esa decisión fue propiciada por el interés que la ausencia radiofónica de Carmen Aristegui suscitó entre legisladores y organizaciones sociales, y por parte de ciudadanos que se volcaron en internet y otros espacios para respaldar a la periodista.
El apoyo a Carmen Aristegui ha sido, en buena medida, expresión del hartazgo que ocasionan, en sectores críticos y cada vez más significativos de la sociedad mexicana, las grandes corporaciones mediáticas y muy especialmente las televisoras privadas. En el mensaje que dirigió cuando abrió la posibilidad de un arreglo con MVS, Aristegui dijo, el pasado 9 de febrero: “¿Por qué fatalmente tenemos que vivir con la existencia de un duopolio televisivo que no sólo envilece las pantallas con programas denigrantes y nocivos como los de reciente estreno, sino que es ya en sí mismo un poder que ha dañado la vida democrática nacional?”.
Esa pregunta era una denuncia que es compartida por buena parte de su amplia audiencia y por organizaciones como la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi). Esa pregunta requiere de respuestas precisas y eficaces. Aún padecemos al duopolio que acapara frecuencias de la televisión abierta debido a la negligencia de los legisladores –que año tras año acumulan nuevos agravios contra la sociedad al seguir sin renovar la legislación para los medios– y debido también a la indolencia del gobierno federal que se ha negado a licitar las frecuencias que permitirían crear varias nuevas cadenas de televisión nacional.
Con la parálisis legislativa en este campo, senadores y diputados de todos los partidos se han convertido en comparsas de Televisa y Televisión Azteca, que se oponen al desarrollo de nuevas empresas en el campo de la televisión. Al mismo tiempo, con la incuria regulatoria que les ha distinguido, la Comisión Federal de Telecomunicaciones y la Secretaría de Comunicaciones y Transportes benefician los negocios de esas televisoras, además del favoritismo que les dispensan con decisiones como la Licitación 21.
El respaldo a Carmen Aristegui por parte de un activo sector de la sociedad establece un punto de quiebre en el ya demasiado largo camino para la reforma de los medios de comunicación. Antes de este episodio, los consorcios mediáticos se beneficiaban de la resignada paciencia de buena parte de sus audiencias. A partir del caso Aristegui, los ciudadanos interesados en la calidad y la diversidad en los medios de comunicación saben que pueden exigir y proponer, así como requerir explicaciones de las empresas de radiodifusión y que tales reclamos pueden tener éxito.
La decisión de MVS junto con la periodista Aristegui para designar un defensor de los radioescuchas, reconoce la importancia que, desde ahora, las empresas dedicadas a la comunicación tendrán que reconocer en sus audiencias. Entender que los públicos tienen derechos y exigencias que pueden ser manifestadas a través de los mecanismos establecidos en códigos de ética y con recursos como los defensores de las audiencias, constituye un avance de los medios y de la sociedad.
Sería inadmisible que este nuevo contexto no fuera reconocido por los partidos políticos y sus legisladores. Desde hace más de 10 meses, en las cámaras de Diputados y Senadores se encuentra la iniciativa para una nueva Ley Federal de Telecomunicaciones y Servicios Audiovisuales que fue presentada con el respaldo de varios partidos políticos. Urgimos a las dos cámaras a revisar y dictaminar favorablemente, cuando antes, esa iniciativa. Exhortamos a las organizaciones sociales que han coincidido en exigir apertura en los medios de comunicación a que intensifiquen tales requerimientos. La Amedi se propone convocar a un gran encuentro nacional por la diversidad y la calidad en los medios de comunicación.
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