La reconocida publicación chilena opinó que "la palabra revolución para definir al bullente movimiento de estudiantes que desde hace tres meses conmueve al país, no es excesiva".
Fundamentó, en ese sentido, cómo el pensamiento revolucionario ha ganado su primer y más importante enfrentamiento porque nadie se atreve a poner en duda la legitimidad de las demandas estudiantiles y ciudadanas.
"La protesta social que encabezan los estudiantes -a la espera que los trabajadores asuman su rol histórico-, ha logrado instalar la necesidad de un cambio profundo en Chile", remarcó la revista.
Señaló que se ha producido lo que hasta hace pocos meses se consideraba imposible: que una clara mayoría comparta la idea de que el modelo neoliberal que instauró la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) tiene que ser modificado de raíz para dar paso a la justicia social.
Hizo notar además la aparente paradoja de que la demanda por el cambio y el clamor por terminar con la profunda desigualdad tenga lugar en un país de América Latina presentado como vitrina del modelo de economía de mercado.
Hasta el presidente Sebastián Piñera, apuntó la publicación, admite los grados excesivos de desigualdad que prevalecen en Chile.
Por eso, enfatizó Punto Final, "la batalla de las ideas se está resolviendo a favor del cambio", aunque consideró que habría que avanzar hacia una Asamblea Constituyente que elabore una nueva Constitución mediante la que pueda darse real curso a las demandas en educación, salud, derechos sociales y políticos.
Lo importante es que lo central está conseguido: se ha puesto en cuestión un modelo de dominación que se creía inamovible, indicó la revista.
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