Pedro Echeverría V.
1. Como pueblo hemos esperado mucho y en cierta manera somos cómplices de la muerte de 52 mil personas, de 10, 15 o 20 mil muertos enterrados en fosas clandestinas y de todo lo que sucede en este país. ¿Por qué todos somos cómplices? Por permitir que el gobierno fascista de Calderón siga su política asesina, que los malditos empresarios sean sus mejores apoyadores y que la irresponsable clase política: PAN, PRI, PRD y demás siga distrayendo a la población con elecciones que sólo han servido durante más de 100 años para legitimar más explotación, más miseria y muertes de las personas que producen con sus manos lo que todos consumimos.
2. En México no se enjuician a las presidentes de la República: Madero fue asesinado en 1913 después que sufrió un golpe de Estado preparado en la embajada de los EEUU; Carranza fue asesinado por una asonada en 1920 encabezada por el grupo Agua Prieta (Obregón, Calles, De la Huerta); Obregón fue asesinado en 1928 por un grupo clerical; Ortiz Rubio fue obligado por el callismo a renunciar en 1932; Calles sólo fue expulsado del país en 1935 por el Presidente Cárdenas y, desde entonces, sólo Salinas se autoexilió en 1994. Ningún personaje ha caído por juicio del pueblo, por luchas masivas, aunque todos los gobernantes formaron clase política dominante e hicieron alianza con los poderosos empresarios.
3. Si contáramos con una fuerza de izquierda real, una izquierda plenamente identificada con los trabajadores, que no se dedicara a buscar diputaciones y demás cargos, Calderón no hubiese estado en el gobierno ni tres años; menos entregándole el país a los asesinos yanquis que han inaugurado aquí una base militar piloteada desde su embajada con el mismo programa de invasión de Afganistán. Pero como parte de lo que fue la izquierda desapareció en 1977 con las migajas bajo la mesa que le han tirado los siguientes gobiernos, ¿sólo quedará a la izquierda no electoral revolcarse en su propio lodo mientras la burguesía golpea, persigue, encarcela y asesina a los pocos trabajadores que luchan?
4. De que el pueblo es cómplice o culpable es un decir; la realidad es que durante siglos ha llevado una gigantesca carga tras sus espaldas que sólo le ha dejado respirar para no morir. La iglesia, la escuela, los medios de información, las tradiciones del “respeto” y “las buenas costumbres”, lo han cegado y ensordecido; pareciera que para lo único que sirve es para obedecer, trabajar y tener hijos para que continúen con la misma tarea. ¿Cómo carajos rebelarse si esas malditas instituciones sólo le aconsejan ser disciplinado y obedecer? ¿Para qué carajos busca la felicidad en la tierra si mientras más pobre, jodido y sumiso viva aquí en la tierra más asegurada tiene la felicidad en el más allá, cerca de los ángeles?
5. Pero pregúntense: ¿Si Calderón se fuera a la cárcel –donde hace mucho debe estar por la muerte de más de 52 mil personas y por entregar el país a los asesinos del Pentágono yanqui- cuántos empresarios y políticos ladrones tendrían que acompañarlo? Sin la menor duda sería un magnífico ejemplo, una advertencia para que los siguientes presidentes se sientan obligados a consultar a la población sobre ese tipo de medidas importantes. Mandar al ejército a las calles para ocupar poblaciones, permitir que militares y aviones de EEUU intervengan en nuestro territorio y, sobre todo, instalar una base militar yanqui para que asesine a mexicanos con la autorización del gobierno, es entregarse a los enemigos del pueblo.
6. Muchos de la clase política –los más altos personajes que negocian todo con Calderón y los empresarios- también deberían ser enjuiciados porque son directamente responsables de la política de desempleo, salarios miserables, migración e inseguridad que el gobierno impone. Sin embargo –contrario a los que sucede en España, Chile, Grecia, Inglaterra- en México aunque fueran asesinados 100 mil nada pasará. Pareciera que la clase dominante siempre posee los “argumentos” –lo ha demostrado a través de la historia- para que todos los políticos estén integrados, bien alineados y convencidos. A esa enorme habilidad para mediatizar y controlar todo se debe el largo periodo de dominación que hemos sufrido.
7. En México obtener un cargo público es como sacarse el gran premio de la lotería; por ello a toda la clase política y empresarial le importa un bledo que los muertos sean 70 mil o 100 mil, al fin todos (soldados, policías, pueblo) pertenecen a la clase miserable y media pobre y cuando de cada 10 mil muere un rico entonces ponen el grito al cielo. Sería muy irresponsable de parte del pueblo, sobre todo de la muy débil izquierda honesta y no parlamentaria, no hacer nada para evitar que las muertes continúen por la política fascista que impone Calderón. ¿O será que los yanquis lo hagan a un lado al estar demostrando su enorme incapacidad para gobernar? ¿Habrá entonces una guerra civil abierta?
http://pedroecheverriav.wordpress.com
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