Por Ricardo Arturo Salgado Bonilla, Miembro de la Comisión Política Francisco Morazán, FNRP
Tegucigalpa, 25/08/11.- En estos días en que el “nuevo orden”, ha dado un ejemplo de barbarie en Libia que dejan a Atila el Huno, como un inocente infante; mientras el mundo sigue paso a paso las mentiras de las grandes transnacionales de la desinformación al servicio del neoliberalismo sin Estados y con sociedades anónimas, la agenda informativa de los pueblos se ve obligada a dejar de lado potenciales crisis que pueden arrastrar al mundo a nuevos “ejemplos” de civilidad de los inquisidores del siglo XXI.
Lo que luce evidente es una escalada contra Siria, aun antes de que comience el, que seguramente será largo sangriento, proceso de “pacificación” y “occidentalización” en Libia. El asunto ha sido bastante publicitado. Sin embargo, los medios de comunicación, expertos en fabricar guerras, ya han lanzado algunos globos sonda preparando el escenario para nuevos conflictos, lejos de la “zona caliente”. Ayer mismo circulaba una nota donde se indicaba que Gadafi había patrocinado los grupos guerrilleros de América Latina, con los que mantiene una estrecha relación, curiosa argumentación si tenemos en cuenta que en la zona del Bajo Aguan en Honduras, se desarrolla una operación de militarización, cuyo pretexto es la existencia de un grupo guerrillero financiado del exterior.
Las notas de prensa en Honduras indican que se buscan “armamento pesado” y “extranjeros”. Seguramente para quienes hemos escrito sobre las motivaciones del golpe de Estado Militar del año 2009 nos toca evaluar nuevamente la motivación del mismo. Después de dos años de creciente violencia estatal contra la resistencia del pueblo, parece aclararse la idea de que el objeto de militarizar la zona con fines hegemónicos. Sin embargo, los intereses en esa escalada muestran ingredientes que resultan potencialmente explosivos en el cortísimo plazo. El actor eterno de la violencia, los Estados Unidos, ha incrementado su presencia militar en la zona, incluyendo la Mosquitia hondureña, fronteriza con Nicaragua. Por otro lado, la zona muestra un nivel elevado de actividad del narcotráfico, la que difícilmente es ignorada por el despliegue tecnológico y humano de los ejércitos involucrados.
Los campesinos que habitan la zona son las victimas naturales de esta perversa conspiración. La situación agraria, conflictiva históricamente, luce como un argumento para la elaboración de la estrategia guerrerista norteamericana, destinada a desestabilizar y derrocar a los países del ALBA y UNASUR, además de construir la justificación que el gobierno títere de Lobo Sosa, y la oligarquía que lo controla, necesitan para llevar a cabo la guerra de exterminio de la resistencia interna: No hay duda de que el plan de agresión contra América Latina entra por el Bajo Aguan en Honduras.
La cuestión de grupos guerrilleros es observada hace varios meses por los militares hondureños como parte de su estrategia propagandística, algo que no abandonan en ningún momento. Es incluso conocido el hecho de que la estratagema incluye mapas mostrando puntos ciegos en la zona de El Paraíso, por donde entrarían las armas para estos grupos, procedentes, por supuesto, de Nicaragua. La movilización actual de refuerzos militares y policiales, ordenada por el propio Lobo Sosa, ha multiplicado la cantidad de campesinos muertos, incluyendo notables dirigentes de sus movimientos, lo que nos lleva a pensar que la idea es desarticular parcialmente a las organizaciones, mientras “encuentran”, las pruebas que necesitan de la presencia guerrillera.
No debemos olvidar que los terratenientes de esta zona hondureña, poco después del golpe de Estado reclutaron sicarios y expertos en violencia política en la Colombia de Álvaro Uribe, quien ha sido muy contante en su apoyo al régimen militar hondureño.
La matriz de esta construcción incluye la represión constante, a lo largo y ancho del país, contra la militancia del Frente Nacional de Resistencia Popular, así como la neutralización de su iniciativa política de crear un Frente Amplio. El esquema es muy parecido al llevado a cabo en Colombia. Las semanas que siguen mostraran ataques de todo tipo contra dirigentes resistentes, incluyendo al mismo Coordinador General, su esposa, dirigentes sindicales, magisteriales, estudiantiles, todos aquellos que puedan elaborar una respuesta estratégica a la agresión que se desarrolla hace más de dos años en este país centroamericano, históricamente utilizado por el imperio como plataforma de ataque contra países del continente.
Esta matriz incluye una escalada de violencia destinada a eliminar físicamente a líderes o dirigentes potenciales, especialmente a los jóvenes, que hasta ahora son las victimas más frecuentes del asesinato político disfrazado de delitos comunes. Claro está, la administración de la justicia está podrida en todos sus niveles, por lo que es absurdo esperar que los crímenes constantes, diarios sean esclarecidos. Ese aparato está dirigido ahora mismo a destruir la imagen de personas vinculadas con la dirección del frente. Llama aquí la atención, la campaña contra la ex primera dama, Xiomara Castro, quien mantiene un alto nivel de popularidad; así como el ataque sostenido contra el director del Instituto Nacional Agrario, directamente vinculado con el “asunto” del Bajo Aguan.
Este último, ha reaccionado, lamentable y equivocadamente, arremetiendo contra el subcoordinador del FNRP, dándole argumentos a la derecha para argumentar que hay conflictos “irreconciliables” en la izquierda hondureña, patrón que ha sido siempre bien aprovechado para la ejecución de cuadros políticos, crímenes que luego se achacan a las “disputas” entre facciones enemigas. La idea de que la solución del problema se centra en la tierra es bastante limitada, e ignora por completo la motivación real que ya produce una masacre permanente en esta zona olvidada del continente.
Los pueblos y los gobiernos de América Latina, blancos directos de la construcción en el Bajo Aguan hondureño, deben poner atención a este pequeño punto del enorme territorio de nuestro continente, pues en él se gesta la siguiente etapa de la estrategia de dominación transnacional, una vez que las aventuras del norte de África y el medio oriente, parecen estar cumpliendo con su primera etapa. No se debe ignorar la conexión estratégica entre estas regiones del mundo, ni el claro interés que muestran las guerras imperiales por el petróleo y los narcóticos. En todo esto no hay nada casual.
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