Frustrados con el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva y con la expansión del agronegocio exportador, unos cuatro mil Sin Tierra de Brasil emprendieron una semana de protestas en la capital para reclamar un compromiso del nuevo gobierno de Dilma Rousseff con la reforma agraria, en uno de los países con más latifundios del planeta.
"De los Sin Tierra Dilma se olvidó, al latifundio ella enriqueció", coreaban los campesinos acampados en la capital, donde esperan una respuesta del gobierno.
"Brasil es campeón mundial en mala distribución de la tierra. Y la concentración de la propiedad no solo no ha mejorado, sino que ahora tiende a aumentar, porque el boom de las 'commodities' ha llevado a una carrera por la compra de tierras", dijo a Miguel Carter, coordinador del libro "Combatiendo la desigualdad social, el Movimiento de los Sin Tierra (MST) y la Reforma Agraria en Brasil".
En este país, el 1 por ciento de los grandes propietarios ocupan 45 por ciento de las tierras cultivables, según el censo agrario.
Hace una semana, unas 50 mil mujeres campesinas también se manifestaron en Brasilia en reclamo de mejoras para la pequeña agricultura y acceso a la tierra.
El coordinador del MST y de Via Campesina, José Valdir Misnerovizz, reconoce que la llegada al poder en el 2003 de Lula, un exobrero comprometido con los movimientos sociales, "generó una gran expectativa" que luego los resultados llevaron a la "frustración".
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