David Brooks
Nueva York, 14 de agosto
.-- El incesante ataque del régimen de Donald Trump contra inmigrantes y
refugiados pobres se expresa cada semana con el anuncio de nuevas
medidas, redadas y agresiones retóricas con consecuencias devastadoras
que incluyen la separación de familias, infundir temor entre comunidades
y la generación de traumas permanentes para miles de niños.
Pero a la vez también está detonando
nuevas formas de resistencia, aparecen nuevos aliados citando viejas
historias en la lucha contra estas políticas y sondeos recientes revelan
que las mayorías no aprueban la guerra antimigrante, que es eje del
juego electoral del ocupante de la Casa Blanca.
Las imágenes y el sonido del llanto,
así como la angustia de niños grabados por los medios y difundidos por
todo el país, no dejan dormir a muchos (incluidos reporteros). Después
de la noticia de que el régimen de Trump había separado por lo menos a
mil niños más de sus familias inmigrantes en el año, pese a que un juez
había prohibido esta práctica –eso, sumado a los más de 3 mil que fueron
separados con anterioridad–, hubo nuevas noticias de menores devastados
en Misisipi el pasado fin de semana.
Un gran número de niños han sufrido
traumas luego de que unos 680 trabajadores inmigrantes latinos fueron
arrestados en redadas en siete plantas procesadoras de pollo en ese
estado el pasado miércoles, reportan diversos medios. Fue el primer día
de regreso a clases y muchos de los niños se enteraron de que sus padres
estaban ausentes cuando no llegaron por ellos, o al regresar a casas
vacías; algunos fueron testigos de cómo se los llevaron –o les contaron–
mientras sobrevolaban helicópteros en un asalto estilo paramilitar.
Algunas personas temen que los agentes regresen en cualquier momento,
que irán a sus escuelas y más.
Fue una buena medida disuasoria, comentó Trump sobre el operativo, mientras sus agentes y fiscales culparon del sufrimiento de los hijos a los
crímenescometidos por sus padres.
Vecinos y voluntarios de todo tipo
hicieron lo posible por consolar y cuidar a los niños abandonados. Un
reportaje de CNN cuenta de una niña de 14 años que abrazaba a su osito
de peluche con un lema de
Jesús te ama, que preguntaba cuándo vería a su padre otra vez; todos vieron la imagen de la niña de 11 años llorando ante las cámaras sollozando y rogando: “necesito a mi papá… no es un criminal” y otra más pidiendo a la autoridades que
tengan corazón. Pediatras, sicólogos y trabajadores sociales advierten que estos traumas marcarán a estos niños indefinidamente.
Esta semana comenzó con otro anuncio de
nuevas medidas diseñadas para expulsar a inmigrantes legales pobres del
país, lo cual implica para millones una posible separación de familias,
otra vez. La medida impone una evaluación económica que descalifica a
todo inmigrante legal que solicite su residencia permanente y que no
pueda comprobar que tiene un cierto nivel de ingreso para sostener a su
familia; con ello no sólo se negará su petición, sino que se ordenará su
deportación.
La medida podría afectar a unos 23
millones (10 millones de inmigrantes legales no ciudadanos y más de 13
millones de su familiares, la mayoría niños, que son ciudadanos) que
dependen de programas de asistencia social, y pone en riesgo a la mitad
de todos los inmigrantes legales en el país, calcula el Migration Policy
Institute.
Si aún no quedaba claro, Ken
Cuccinelli, director en funciones de la agencia federal de Ciudadanía y
Servicios Migratorios, despejó ayer toda duda sobre el propósito de esta
política al proponer que el mensaje sagrado de la Estatua de la
Libertad sea enmendado. El poema
El nuevo coloso, de la neoyorquina Emma Lazarus, escrito en 1883, está en la base de la emblemática escultura gigante en el puerto de esta ciudad y sus famosas frases dicen en parte: “Dame a tus cansados, tus pobres / tus masas amontonadas anhelando ser libres… / Envíame a éstos, los sin casa, sacudidos por tempestades, a mí…” Cuccinelli, en entrevista con CNN, propuso que debería decir:
dame a tus cansados y tus pobres que pueden sostenerse sobre sus propios pies y quienes no se volverán una carga para el público.
Pero hasta la fecha, la ofensiva antimigrante de Trump y su retórica alarmante sobre
invasionesy emergencias de seguridad nacional, que ha sido una parte integral de su estrategia, no ha convencido a su ciudadanía.
Dos encuestas nacionales recientes
indican que mayorías significativas rechazan las medidas de Trump y
favorecen soluciones más humanitarias en torno a refugiados e
inmigrantes indocumentados. De hecho, la encuesta de Gallup registra que
57 por ciento favorece permitir el ingreso de los refugiados
centroamericanos, el nivel más alto en torno a casos de refugiados,
incluyendo el Holocausto, en la historia de este sondeo. Pew Research
registró que una amplia mayoría desaprueba la manera en que el gobierno
está abordando el tema migratorio, y 72 por ciento está en favor de
ofrecer una ruta de legalización para los indocumentados.
Mientras, nuevas expresiones de
resistencia y protesta continúan por todo el país, con brigadas
organizadas en varios barrios –incluso en esta ciudad– preparadas para
defender los derechos e incluso enfrentar agentes migratorios durante la
realización de redadas, mientras otros realizan campañas de acción
directa para exigir el cierre de centros de detención.
Este pasado fin de semana, miles de
judíos en unas 60 ciudades por todo el país realizaron acciones de
protesta y desobediencia civil contra las medidas antimigrantes, muchas
con el lema:
nunca más, recordando la historia de persecuciones contra migrantes y refugiados judíos que incluyeron la separación de familias, rechazo de refugio (incluso por Estados Unidos en los años 30), y lo que llaman jaulas y campos de concentración parecidos a los centros de detención actuales en este país.
En Misisipi, hijos de detenidos marcharon organizados con sus iglesias cargando pancartas en las cuales se leía:
no me quedaré en silencio mientras se llevan a mis padres.
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