Jorge Eduardo Navarrete
La Jornada
…del rompecabezas, que muchos consideran ya resuelto, del futuro inmediato de la economía global.
Alemania presenta ahora el mayor riesgo recesivo, aunque no es el
único. El reporte mensual de 19 de agosto del Bundesbank habla de una
recesión técnica, pues a la contracción mínima de 0.1 por ciento del
producto interno en el primer trimestre siguió
una suave declinaciónhasta junio y un débil comportamiento del sector exportador y de la industria manufacturera, contrastado
con el buen desempeño de la economía interna, un tanto desvinculado de
las disputas comerciales internacionalesy de las turbulencias del Brexit, las dos mayores causas de la ralentización. La creciente inquietud política interna se refiere sobre todo al costo de salida de la prolongada
era Merkelque ha marcado el escenario europeo en la mayor parte de los dos primeros decenios del siglo. Parece estar en preparación un paquete de estímulos, con incentivos a la inversión y mayor gasto público en control de emisiones de carbono. Una respuesta anticíclica oportuna que permite concluir que la mejor capacidad de respuesta no ha abandonado a la líder política alemana.
Otra transición complicada se produce en el Banco Central Europeo,
cuyo celebrado presidente, Mario Draghi –que lo ha conducido en el
decenio de la gran recesión y en los años del Brexit– está en
trance de ser suplido por alguien también célebre pero más
controvertido, Christine Lagarde. Se ha sugerido que el desafío real
para el BCE y demás bancos centrales resultaría de otro largo periodo de
tasas de interés muy bajas que, por ellas mismas, restan eficacia al
principal instrumento de la política monetaria. Hasta ahora, las
diversas formas de expansión monetaria, que se han ensayado o sugerido
en los pasados años, no han concitado el mínimo de consenso que permita
ponerlas en práctica de manera más o menos generalizada y
suficientemente coordinada –no sólo entre las economías avanzadas, sino
en concurrencia con las emergentes mayores–. Es probable que antes de
concluir su encargo en octubre próximo, Draghi instrumente una serie de
nuevos estímulos. Una reducción sobre los niveles actuales –0 por ciento
para la tasa de refinanciamiento y -0.4 por ciento para la de depósito–
hundiría el rédito en terreno negativo y constituiría un desafío mayor
para la operación de los sistemas financieros europeos. El paquete final
de Draghi puede incluir también
el compromiso de mantener una política muy relajada en los años por veniry la inyección de liquidez mediante la compra de bonos ( FT 25/07/19). Muchos dudan que el BCE pueda realmente adoptar una actitud tan abiertamente favorable al crecimiento en un ambiente en que la estabilidad es cada vez más un precepto moral.
La perspectiva misma de la economía mundial es motivo de
controversia. Uno de los enfoques recientes –el del Departamento de
Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas–, difundido hacia
mediados de año, subraya elementos como los siguientes:
• La perspectiva de corto plazo de la economía mundial se ha
debilitado ante la persistente elevada incertidumbre del ambiente
internacional de política y el disminuido intercambio comercial mundial.
• La perspectiva de crecimiento se ha deteriorado en todas las
grandes economías avanzadas y en varias regiones en desarrollo, entre
ellas África austral, Asia occidental y América Latina y el Caribe.
• Siguen siendo considerables los riesgos de contracción para la
economía mundial. En tanto que las prolongadas disputas comerciales han
afectado las perspectivas de inversión, los cambios recientes de
política monetaria en las economías mayores puden haber aumentado la
acumulación de deuda y los peligros financieros.
• Las dificultades económicas se han visto complicadas por la
creciente frecuencia e intensidad de los desastres naturales, que
reflejan los mayores efectos del cambio climático, en especial en las
regiones en desarrollo.
• La redución del ritmo de crecimiento ha traído consigo un recurso
generalizado a políticas monetarias más flexibles tanto en las economías
avanzadas como en los países en desarrollo.
• Aunque algunos países en desarrollo han adoptado posiciones de
política fiscal favorables al desarrollo, es limitada su capacidad para
introducir medidas complementarias en caso de un crecimiento aún menor.
• El deterioro de la perspectiva económica frena el avance hacia la
erradicación de la pobreza y otros objetivos de la Agenda de Desarrollo
Sostenible.
• Los avances en la erradicación de la pobreza, sobre todo en África y
Asia del sur, dependen críticamente de ampliar la capacidad para una
urbanización sustentable.
• Los riesgos climáticos representan una amenaza creciente para la
economía mundial. Un enfoque multilateral coordinado hacia una política
climática global, incluyendo un precio al carbono, es elemento central
de la respuesta al cambio climático.
Antes de que finalice agosto, la cumbre del Grupo de los Siete en
Biarritz podrá aportar pistas para armar el rompecabezas o le añadirá
piezas sueltas.
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