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La calidad de vida de la población se ha degradado aceleradamente. REUTERS/Manaure Quintero.
La situación política en Venezuela adquirió un cariz novedoso en los últimos días, cuando tras varias jornadas de rumores, el presidente Nicolás Maduro en persona confirmó encuentros directos entre integrantes de su gobierno y de la administración estadounidense.
En medio de la pirotecnia verbal que las dos partes utilizan en sus intercambios públicos, acusándose mutuamente de ser una dictadura, en el caso venezolano, y una potencia imperialista, en el caso de Estados Unidos, la confirmación de encuentros reservados entre funcionarios del más alto nivel constituye un dato que no tiene nada de menor ni de anecdótico.
En un primer momento, los medios de comunicación hablaron de
conversaciones directas entre enviados del presidente Donald Trump y el segundo hombre fuerte del chavismo, Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Constituyente.
Los rumores no se hicieron esperar y muy pronto se instaló en la opinión pública la versión de que Cabello negociaba garantías para diversos integrantes del gobierno venezolano, en caso de que estos accedieran a desplazar a Maduro.
Tras una demora que posiblemente haya servido para alimentar las
sospechas, el jefe del Ejecutivo venezolano, en una alocución
televisiva, confirmó no sólo los últimos contactos, sino que afirmó que los mismos se llevan a cabo desde hace tiempo.
El mandatario aprovechó la ocasión para aclarar que estaba al tanto de esos intercambios y que se estaban llevando a cabo con su autorización.
Venezuela se encuentra inmersa en una de las crisis económicas más importantes de su historia, de cuya gravedad el gobierno responsabiliza a las sanciones económicas impuestas por Washington, a las que el propio Maduro calificó de “terrorismo económico”.
Ante el aparente contrasentido de negociar con quien Caracas señala como culpable de sus males económicos nuestro entrevistado, Raúl Burbano, sostiene que el diálogo siempre fue una meta del chavismo y que es la vía más racional para intentar revertir la situación actual.
Al mismo tiempo, el analista denuncia las expresiones del comandante Craig Faller, jefe del Comando Sur estadounidense, quien esta semana, en el marco de ejercicios militares en Brasil, sostuvo que sus tropas están listas para hacer “lo que sea necesario” en Venezuela.
El fantasma de las intervenciones militares estadounidenses en América Latina no era agitado desde hacía tiempo.
En opinión de Burbano, dichas palabras son una muestra del deseo del gobierno Trump de construir un frente con naciones de la región dispuestas a avalar una posible acción armada para voltear a Maduro, e instalar un gobierno afín a los intereses económicos de Washington.
“Una invasión sería negativa para todos los venezolanos”, sostiene el entrevistado, ya que creé que lo único que haría es agravar la crisis y sumar un éxodo de pobladores, que se verían obligados a escapar de una zona en conflicto. Afirma que tal escenario es agitado sólo por una parte de la oposición,
ya que sectores de la misma, entre las que se encuentran representantes
del empresariado, están convencidos de que el diálogo es lo único que puede encauzar la situación en Venezuela.
Desde Toronto, Raúl Burbano, de Common Frontiers, habló de estos temas con Luis Laborda.
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