Buenos Aires. Con la misión del Fondo Monetario
Internacional (FMI) en Argentina, el gobierno de Mauricio Macri no pudo
contener una nueva escalada del dólar que había bajado artificialmente a
57 pesos por unidad, cerrando este martes en 58.66 mientras el riesgo
país, como una profecía, cerró en 2001 puntos, de acuerdo con JP Morgan y
a pesar de que el Banco Central vendió 302 millones de las reservas,
aunque se había comprometido con ese organismo a una intervención máxima
de 250 millones de dólares, lo que evidencia la profundidad de la
crisis.
Hasta ahora los hombres del FMI no han hablado de si desembolsarán o no un préstamo stand by, de 5 mil 400 millones de dólares, que pidió la administración Macri.
Los enviados del FMI, Alejandro Werner, Roberto Cardarelli y Trevor
Alleyne, se reunieron con el nuevo ministro de Economía, Hernán Lacunza,
y fueron recibidos después por el candidato a presidente del opositor
Frente de Todos, Alberto Fernández, y su equipo de economía, ante los
cuales se mostraron sumamente preocupados por la situación,
especialmente porque faltan todavía dos meses para las elecciones
presidenciales y casi cuatro para la asunción del próximo presidente, lo
que resulta una larga transición cuando se está literalmente ante un
vacío de poder.
Fernández y sus colaboradores emitieron un comunicado en el cual expresaron que
quienes han generado esta crisis, el gobierno y el FMI, tienen la responsabilidad de poner fin y revertir la catástrofe social que hoy atraviesa a una porción cada vez mayor de la sociedad argentina. Para ello deberían arbitrar todos y cada uno de los medios y las políticas necesarias.
En las últimas horas, empresarios rurales de la provincia de Tucumán
–sector favorecido abiertamente por el gobierno– convocó públicamente a
comprar el voto de sus peones para que Macri llegue a la segunda vuelta y
gane. Ofrecen hasta 5 mil pesos si gana Macri.
Nunca se había visto una compra de votos pública y abierta. “Creen
que el voto es fruto exclusivo del clientelismo y la ignorancia, que el
voto de los trabajadores está a la venta, que no tiene conciencia
republicana ni democrática. Esa mirada social representa un retroceso de
siglos, expropia a pobres e ignorantes el derecho democrático. No son
iguales. El que compra ejerce un derecho, el que vende su voto no
debería tenerlo (…) no pueden aceptar democráticamente su derrota”,
sostiene el periodista Luis Bruchstein en su columna de Página/12.
En tanto, la incertidumbre crece y la calle sigue expresándose. Este jueves con una importante movilización de las víctimas del
gatillo fácillo que en el gobierno de la
mano durase agravó, como lo demostraron las madres y familiares en Plaza de Mayo, y en una conferencia que encabezó el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel. Todos denunciaron la política actual y el Comité de Defensa de los presos políticos volvió a exigir la libertad inmediata de los detenidos ilegalmente, algunos de los cuales llevan años en prisión preventiva.
Stella Calloni
Corresponsal
Periódico La Jornada
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