El proceso de cambio en Bolivia ya
lleva 13 años y espera renovar otro mandato a partir de las elecciones
del próximo octubre. Durante todo ese tiempo, los principales esfuerzos
gubernamentales se han orientado a la consecución de la soberanía
política y económica, con las consecuentes mejoras en la redistribución
de la riqueza y la calidad de vida de los bolivianos y bolivianas. Hoy,
las condiciones sociales del país son muy distintas a las que
encontraron Evo Morales y Álvaro García Linera, allá por 2004. Por un
lado, el espíritu del movimiento que los condujo al Ejecutivo -si bien
mantiene los mismos principios ideológicos progresistas-, parece estar
reacomodándose a las vertiginosas consecuencias de las transformaciones
impulsadas. Por otro, hay nuevas voces y militancias crecidas al compás
del cambio: jóvenes socializados en un contexto familiar y político que
acompañaron a los cambios en Bolivia pero que, a su vez, han encarnado
las demandas y las necesidades de su generación.
Adriana Salvatierra Arriaza y Andrónico
Rodríguez Ledezma son dos figuras que representan, justamente, una
vertiente renovadora del oficialismo. Son militantes de base, con
formación académica universitaria, representantes juveniles y miembros
del Movimiento al Socialismo por una profunda convicción. Son los
principales, aunque no los únicos, exponentes jóvenes de un cambio
dentro del cambio. Renovarse o perecer ha sido entendida como una máxima
por parte de una conducción que prometió que esta elección sería la
última del “evismo”, tal y como lo conocemos. Lejos de agotarse en sí
mismo, el cambio en Bolivia ha concebido nuevas fuerzas.
Adriana Salvatierra Arriaza
Hoy es la presidenta del Senado más
joven de Bolivia, pero hace 14 años comenzaba a militar en el Movimiento
al Socialismo (MAS), mientras cursaba los últimos años del colegio
secundario, no tenía aun edad para votar y Evo Morales era electo
presidente por primera vez. Se trata de Adriana Salvatierra Arriaza,
nacida en Santa Cruz en 1989, licenciada en Ciencias Políticas y una de
las nuevas promesas del proceso de cambio boliviano.
Su vertiginosa carrera política se
explica por varias razones. Una de ellas es haber sido criada por una
madre militante en las Juventudes Comunistas de Chile y un padre
comprometido con el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR)
chileno; y, luego, ambos simpatizantes del MAS. En efecto, Luisa Arriaga
Zúñiga, de origen campesino, migró a la capital chilena donde trabajó
como costurera y estudió Psicología, título que obtuvo antes de migrar
hacia Bolivia. Hugo Salvatierra Gutiérrez es uno de los tantos
bolivianos que tuvo que emigrar del país a causa de las dictaduras:
primero a Chile, mientras gobernaba Salvador Allende y donde conoció a
Luisa, y luego a Europa, tras el golpe perpetrado por Augusto Pinochet.
Tras más de una década residiendo en el Norte, regresó a Bolivia, donde
la pareja se reencontró. Entonces nació Adriana. Acompañó a su padre -ya
abogado- a mítines, reuniones políticas y recorridos por los barrios de
Santa Cruz. Salvatierra Gutiérrez fue candidato a varios cargos y luego
ocupó la conducción del Ministerio de Desarrollo Rural[1] bajo el Gobierno de Morales.
De esa temprana experiencia -que la
vinculó con los tejidos políticos y entramados sociales que demandaban
el surgimiento de un verdadero cambio en Bolivia, y que dieron lugar a
la victoria de Evo Morales-, surgió la necesidad en la joven Adriana de
involucrarse en el MAS. Por entonces, el partido del actual presidente
no era lo que llegó a ser años después: generaba esperanza pero cierta
desconfianza entre los habitantes de un país habituados a una especie de
destino colectivo de subordinación, corrupción y desigualdad. En una
entrevista de 2014 -en plena campaña para su curul como suplente de
Carlos Romero en el Senado-, Salvatierra afirmó que su apuesta por el
MAS se debió a que el carácter cuestionador de su etapa adolescente sólo
encontró eco en el único movimiento que desafiaba las estructuras de
injusticia más arraigadas en el país[2].
Pero también eligió una particular
inclusión en el espacio masista, lo que posteriormente le otorgaría una
impronta particular a su militancia política y a su gestión legislativa:
su participación en Columna Sur, una de las organizaciones juveniles
que pertenecen al MAS. Columna Sur nació en 2008, en Santa Cruz, con
raigambre socialista y para oponerse a la intentona golpista y
secesionista iniciada en 2007 por el Comité Cívico cruceño y sus
ramificaciones juveniles, como la Unión Juvenil Cruceñista[3].
Seis años después de iniciado su
compromiso político con las juventudes masistas y un constante trabajo
de base con organizaciones sociales y políticas de Santa Cruz,
especialmente juveniles, fue propuesta por ellas como candidata suplente
de Carlos Romero al Senado. Y corroborada por el propio Evo Morales,
quien la llamó para anunciárselo[4];
ese mismo año, 2014, lo conoció personalmente en el G77, celebrado en
Santa Cruz, cuatro meses antes de las elecciones generales. Tenía 25
años. Siete meses después de la victoria, Romero renunció a su banca
para encabezar un ministerio y Adriana Salvatierra comenzó su
experiencia como legisladora plurinacional. Durante su legislatura abogó
fuertemente por los derechos de las mujeres y presidió la Comisión de
Justicia del Senado.
Casi cuatro años después fue designada
presidenta del Senado, la más joven en ocupar ese cargo en Bolivia.
“Orgullo”, dijo Evo Morales al respecto; “joven valiente, inteligente,
luchadora y de gran capacidad de conducción”, secundó el vicepresidente
Álvaro García Linera[5]
en medio de las críticas de la oposición ante su “experiencia
insuficiente”. Simultáneamente la oposición sacó a relucir su doble
nacionalidad, chilena y boliviana, como un impedimento para ejercer un
cargo público -cuando hacía más de tres años que lo desempeñaba-[6].
Otra señal de que comenzaba a pisar fuerte dentro de la estructura
política del MAS y que contaba con niveles de confianza inusitados para
ejercer ese cargo.
Al inaugurar su Presidencia, Salvatierra
dejó bien claros los lineamientos que seguiría en cuanto lo legislativo
y ,también, en lo que respecta a su visión sobre la coyuntura de un
país que se juega su destino en pocos meses. Ha dejado claro que entre
sus prioridades estarían la juventud boliviana en general, y en
particular el fomento de la cultura política juvenil, el cumplimiento de
los acuerdos con la Central Obrera Boliviana (COB) para modificar
normativas en el plano laboral, la ley de abreviación procesal penal -en
tratamiento- y la adecuada implementación del Sistema único de Salud
(SUS); también continúa con su agenda legislativa feminista.
Respecto del momento político-electoral
en curso, la senadora entiende que el gran desafío del oficialismo es
priorizar en su análisis las nuevas circunstancias sociales producto de
más de una década de políticas inclusivas: los siete millones de
bolivianos y bolivianas que ahora componen la clase media. Entiende que
este nutrido grupo -el 60% de la población- tiene identificaciones de
clase cercanas a los estratos superiores de la población y que, además,
tiene necesidades y anhelos muy distintos a los que tenía en 2004.
También advierte que buena parte de la nueva -y vieja- clase media no
termina de comprender que sigue siendo vulnerable a las políticas
neoliberales que podrían darse con un cambio de Gobierno.“Nosotros
vamos a mantener nuestro compromiso con los más humildes. Pero
porcentualmente nuestros más humildes son menos electoralmente ahora.
Debemos diagramar una agenda también para la clase media”[7].
Andrónico Rodríguez Ledezma
Poco se conoce de sus orígenes. Se sabe
que nació en el municipio de Sacaba (1989), capital de la provincia del
Chapare y segunda mayor ciudad de Cochabamba, y que su padre es
campesino y fue dirigente del sector. La primera vez que Andrónico vio
al presidente, en un acto y de lejos, tenía 10 años; lo conoció
personalmente en 2012, cuando estaba culminando sus estudios en Ciencia
Política en la Universidad San Simón de Cochabamba. En una entrevista
afirmó que, en ese encuentro, le dijo a Morales que la militancia en
general, y la juvenil en particular, necesitaba más y mejor formación
universitaria y política, aspecto que detectó tempranamente en los
recorridos sindicales que hacía con su padre[8]. A partir de ahí comenzó su actividad política y sindical en los ámbitos estudiantil y cocalero.
“Yo lo veía a mi padre que apenas cursó el cuarto de primaria, pero tenía la capacidad de organizar, orientar, más allá tampoco (podía), había mucha carencia en algunos dirigentes, por eso me inquieté por los libros, a estudiar”[9].
Hace pocos meses renovó por primera vez,
y hasta el 2020, la conducción de la federación cocalera Mamoré Bulo
Bulo, y se convirtió en vicepresidente de las 6 federaciones cocaleras
del Chapare, cuya Presidencia está desde hace 30 años en manos de Evo
Morales. El hecho no es menor en términos políticos: el Chapare cuenta
con 931 sindicatos, hay al menos 50.000 cocaleros afiliados, es el
bastión sindical del candidato a la Presidencia por el MAS (obtuvo cerca
del 90% de los votos en cada elección) y Rodríguez, su segundo en ese
ámbito, tiene sólo 29 años.
Si bien desde los medios tratan de
instalar a Andrónco como “el heredero” de Morales -aun no lo es en el
sentido que pretenden, como relevo indeseadamente obligado o marioneta
joven-, lo cierto es que ha conseguido posicionarse en un momento
político que reclama renovación. La propia dirigencia -no toda- del MAS,
viene señalando públicamente desde hace un tiempo la necesidad de
promover la participación -real, no sólo para “pegar afiches”, como
señala Rodríguez[10]-,
en una expresa crítica a cierta parte de la estructura partidaria. Y
otro dato no menor: los jóvenes de entre 18 y 35 años representan el 45%
de la población en edad de votar[11].
“Éramos la carne de cañón en la difícil, pero luego nos relegaban. La juventud ahora es constructora de presente y de futuro. Esto no significa que nos debemos pelear con los mayores, aunque si no hay renovación la organización tiende a extinguirse”[12]
Andrónico, de cara a este momento
histórico que se abre en las elecciones de octubre, considera que hay
tres acciones fundamentales a seguir: que los logros conseguidos en
estos 13 años de Gobierno sean adecuadamente socializados en la
población; trabajar intensamente en las redes sociales y; seleccionar
los mejores perfiles para las candidaturas. En este último aspecto
destaca la necesidad de tener en cuenta a la juventud para incorporarla a
espacios decisivos y formarla política e ideológicamente de manera
continua.
[1] https://www.paginasiete.bo/nacional/2019/2/3/tatuaje-brackets-jeans-la-juventud-al-mando-del-senado-207901.html
[5] https://www.cooperativa.cl/noticias/mundo/bolivia/politica/hija-de-chilena-se-convirtio-en-la-presidenta-del-senado-mas-joven-de/2019-02-03/105154.html
[6] https://www.eldeber.com.bo/bolivia/Adriana-Salvatierra-renuncio-a-su-nacionalidad-chilena-20190215-8110.html
[7] https://notasperiodismopopular.com.ar/2019/01/31/presidenta-senado-bolivia-feminista-partido-historia-pais/
[8] https://cablearmstrong.com.ar/2019/06/02/quien-es-el-cocalero-de-29-anos-que-prepara-evo-morales-para-su-sucesion/
[9] https://www.paginasiete.bo/nacional/2019/6/3/de-morales-andronico-tienes-que-consolidar-la-ruta-de-evo-219997.html
[10] https://www.infobae.com/america/america-latina/2019/06/02/quien-es-el-cocalero-de-29-anos-que-asoma-como-el-protegido-de-evo-morales-para-su-sucesion/
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