Mirko C.Trudeau|
Quienes soliciten un visado a Estados Unidos, independientemente del
motivo del viaje y la duración, ahora deben informar previamente sobre
qué redes sociales han utilizado durante los últimos cinco años, e
incluso los números telefónicos con los que se comunicaron en ese lapso.
lo que, obviamente atenta contra la libertad de expresión y de
asociación y el derecho a la privacidad,
La nueva disposición es parte de una orden ejecutiva emitida por el
presidente Donald Trump titulada «Proteger a la nación de la entrada de
terroristas extranjeros en EE UU», o se parte de la base de que todos
quienes quieren viajar a EEUU son potencialmente terroristas. La acción
compromete la privacidad y la libertad de expresión de los millones de
personas que viajan cada año a EEUU, piensa, asimismo La Internet
Association que representa a megaempresas como Facebook, Google y
Twitter.
Curioso: en la base de la Estatua de la Libertad, a la entrada de
Nueva York, hay un poema de Ema Lazarus que dice: “Dame tus cansadas,
tus pobres, tus hacinadas multitudes anhelantes de respirar en
libertad”. Su significado quedó hecho añicos a lo largo de varias
presidencias, pero Donald Trump lo terminó de hacer polvo, señala
Gustavo Veiga.
La ACLU señaló que entre 2008 y 2010 se examinaron los dispositivos
electrónicos de 6.671 viajeros, de los cuales casi 3.000 eran nacionales
estadounidenses. La iniciativa de pedir las cuentas de redes se anunció
el año pasado y desde entonces ha sido objeto de críticas. Unos 80
millones de personas viajan anualmente a EEUU.
No sería la primera vez que se niega a alguien la entrada en el país
por un tuit sacado de contexto. Un joven irlandés y su amiga británica
fueron arrestados en 2012 en aduanas y devueltos a Europa por un tuit en
el que él decía que viajaba a Estados Unidos para «destruir América».
Se refería a salir de fiesta, romper la noche. En este caso, el tuitero
fue objeto de una denuncia anónima, según Forbes pero ahora mismo ni siquiera haría falta una denuncia. Bastará con curiosear un poco.
Hasta ahora, para otorgar una visa de entrada, EEUU exigía
información de contacto, historial de viaje, información de miembros de
la familia y direcciones anteriores a todos los solicitantes de visados.
También debían jurar que nunca pertenecieron a algún partido Comunista.
Toda
la “ciencia ficción” del siglo 20 sobre el control orwelliano de los
ciudadanos, quedó hecha añicos: ahora los filtros serán mayores para
cruzar fronteras, tras las amenazas trumpianas de sanciones arancelarias
a México e incluyen una zona de exclusión a los estadounidenses que
pensaban visitar Cuba. Desde el 5 de junio, Washington le dio vigencia
al Título III de la Ley Helms-Burton con el fin de asfixiar todavía más a
la isla, desandando los avances que se habían logrado durante las
presidencias de Barack Obama y Raúl Castro.
El bloqueo económico impuesto desde los años 1960 a Cuba, que
significaron pérdidas de 134 mil millones de dólares hasta 2018, no
logró aislar a la isla, no logró aislar a Cuba y esa es la causa de los
nuevas medidas que para el gobierno cubano “buscan impedir que el pueblo
de EEUU conozca la realidad cubana y derrote así el efecto de la
propaganda calumniosa que a diario se fabrica contra nuestro país”.
En pocas horas más de la mitad del mercado de viajes de EEUU a Cuba
se evaporó y posiblemente aumenten las consecuencias a medida que la
turbulencia provocada por Trump se extiende a través de la industria de
viajes, afectando a los proveedores de tours educativos, aerolíneas
comerciales y otras compañías relacionadas con el turismo, por no
mencionar a toda la economía cubana, señaló el diario The Nation.
“La recopilación de la información adicional sobre el historial en
las redes sociales fortalecerá nuestro proceso para examinar a los
solicitantes y confirmar su identidad», señaló el Departamento de Estado
en su sitio web. “Trabajamos constantemente para encontrar mecanismos
que mejoren nuestros procesos de selección para proteger a los
ciudadanos estadounidenses, mientras apoyamos los viajes legítimos a
EEUU”, añadió.
Ahora,
los formularios que deben rellenar los solicitantes cuentan con un
listado de una veintena de redes sociales que incluye YouTube, Facebook y
Twitter. En el caso de que el extranjero tenga un perfil en una
plataforma que no figura en el enumerado, hay una casilla en blanco para
que voluntariamente informe de ella. Los extranjeros tendrán la opción
de decir que no usan redes sociales, pero si mienten sobre su uso de
redes, podrían enfrentar “graves consecuencias de inmigración”.
Obviamente, las contraseñas (passwords) no las piden porque como la
mayoría de esas empresas son estadounidenses no las necesitan, tienen
las puertas traseras de sus servidores. Los algoritmos se encargan
automática y rápidamente de buscarlas.
El Departamento de Estado estimó que las nuevas reglas del juego
afectarán a 710.000 solicitantes de visado de inmigrante y 15 millones
de solicitantes de visado no inmigrante. Los diplomáticos son los únicos
que están –por ahora- exentos de compartir sus perfiles. Además del
historial de navegación en redes sociales, los viajeros deberán incluir
en las planillas estatus de viajes internacionales y deportación y
aclarar si algún familiar alguna vez ha sido implicado en actividades
terroristas.
Ya durante el gobierno del demócrata
Barack Obama, el Departamento de Estado – después del tiroteo
efectuado en 2015 por los yihadistas Syed Farook y su esposa, Tashfeen
Malik, que dejó 14 muertos en San Bernardino, California- comenzó a
pedir a los solicitantes de visados que enviaran voluntariamente su
información de los perfiles que tenían en las redes sociales
Malik, la mujer pakistaní, había apoyado al Estado Islámico (ISIS, en
sus siglas en inglés) en las redes sociales antes de cometer la masacre
y la Administración Obama recibió fuertes críticas por no haber
detectado su historial radical.
“La seguridad nacional es nuestra principal prioridad a la hora de
adjudicar solicitudes de visa, y cada posible viajero e inmigrante que
quiere entrar a Estados Unidos se debe someter a una exhaustiva
evaluación de seguridad”, señaló ahora el Departamento de Estado.
Para la organización de derechos civiles American Civil Liberties
Union (ACLU) la nueva medida tendrá un efecto «escalofriante» en la
libertad de expresión y asociación. «La gente ahora tendrá que
preguntarse si lo que dicen en línea será malinterpretado o mal
entendido por un funcionario del gobierno estadounidense», advirtió Hina
Shamsi, directora del Proyecto de Seguridad Nacional de ACLU.
El delito de ser extranjero
El periodista de la BBC Ali Hamedani denunció que fue interrogado durante más de
dos horas en el aeropuerto O’Hare de Chicago. Aunque tiene pasaporte
británico, Hamedani nació en Irán. “Me quitaron mi teléfono para
averiguar mis ideas políticas. También me preguntaron si había recibido
entrenamiento militar en Irán”. Cuando el agente de aduanas le quitó el
teléfono, “tardé unos minutos en darme cuenta de que estaba en EEUU y
que nadie puede preguntarme por mis opiniones. Él estaba leyendo mis
tuits”.
Desde diciembre del año pasado, el formulario ESTA, que hay que
rellenar para que ciudadanos de 38 países (entre ellos 23 europeos y
sólo Chile entre los sudamericanos,) puedan entrar en EEUU sin necesidad
de visado, incluye una pregunta opcional sobre las redes que utiliza,
los nombres de usuario en plataformas como Twitter, Facebook e
Instagram, además de YouTube, Tumblr, Flickr e incluso Google. Por ahora
no piden la contraseña.
El formulario permite permanecer hasta 90 días en el país sin
necesidad de solicitar un visado de turismo. Está abierto a los
residentes de 38 países, entre ellos Alemania, Andorra, Australia,
Austria, Bélgica, Brunéi, Chile, Corea del Sur, Dinamarca, Eslovenia,
Eslovaquia, España, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Holanda,
Hungría, Islandia, Irlanda, Italia, Japón, Letonia, Liechtenstein,
Lituania, Luxemburgo, Malta, Mónaco, Noruega, Nueva Zelanda, Portugal,
Reino Unido, República Checa, Taiwán, San Marino, Singapur, Suecia,
Suiza.
Según la embajada de Estados Unidos en España, esta pregunta es
opcional, tal y como figura en la propia web de la ESTA. Si uno opta por
no responder, puede entregar el formulario “sin que eso conlleve una
interpretación o inferencia negativa». Y se añade: «Ninguna ESTA tiene
garantizada la aprobación y puede ser denegada por distintas razones”.
“La
información procedente de las redes sociales puede utilizarse para
revisar solicitudes del programa ESTA, para validar los viajes legítimos
e identificar amenazas potenciales”, explicaron desde la embajada.
“Esta información también puede ayudar a facilitar viajes legítimos
proporcionando un medio adicional para resolver preguntas relevantes
sobre identidad, ocupación, viajes previos y otros factores”.
En la ESTA solo se pregunta por los nombres de usuario de las
cuentas, pero a Hamedani le pidieron también la contraseña de su móvil y
le miraron todos sus mensajes que él creía que eran personales.
*Economista-jefe del Observatorio de Estudios Macroeconómicos (Nueva
York), Analista de temas de EEUU y Europa, asociado al Centro
Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, estrategia.la)
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