Cuando
se cumple un nuevo aniversario del natalicio del “Che” (más allá de la
intrascendente discusión sobre si la fecha verdadera de su nacimiento
fue el 14 de junio o no) me parece oportuno reproducir algunos párrafos
de su célebre “Mensaje a los pueblos del mundo a través de la
Tricontinental”, de abril de 1967. En esos momentos el Che se encontraba
en Bolivia, y pocas semanas antes de darse a conocer este documento
decía en su diario:
“MARTES
7 MARZO. 4 meses. La gente está cada vez más desanimada, viendo llegar
el fin de las provisiones, pero no del camino. Hoy avanzamos entre 4 y 5
kilómetros por la orilla del río y dimos al final con un trillo
prometedor. La comida: 3 pajaritos y ½ y el resto del palmito; a partir
de mañana, lata pelada, a un tercio por cabeza, durante dos días; luego
la leche que es la despedida. Para el Ñacahuasu deben faltar dos a 3
jornadas.”
Pese a esas tan difíciles condiciones el
Guerrillero Heroico pudo escribir unas páginas en donde retrató con
extraordinaria lucidez -y con pasajes asombrosamente premonitorios de lo
que luego ocurriría- los rasgos sobresalientes de la coyuntura
internacional, el papel crucial que en su resolución tendría la
resistencia del pueblo vietnamita ante la agresión del imperialismo
norteamericano y las tendencias que luego, con las naturales variaciones
impuestas por el paso del tiempo, seguirían presentes en Latinoamérica.
Por lo tanto me limitaré a reproducir su diagnóstico de la
situación imperante en nuestros países mediados de la década de los
sesentas del siglo pasado. Una radiografía que en lo esencial sigue
siendo válida al día de hoy, aun cuando el transcurso de más de medio
siglo fue testigo de significativos cambios en la anatomía y
funcionamiento del capitalismo contemporáneo y la aparición de nuevos
instrumentos y estrategias de dominación que no podían haber sido
previstos en su época y pero que hoy, fieles al espíritu abierto y
receptivo del Che, debemos incorporar al análisis.
Esto fue lo que escribió el Che en esa ocasión:
“El
campo fundamental de la explotación del imperialismo abarca los tres
continentes atrasados, América, Asia y África. Cada país tiene
características propias, pero los continentes, en su conjunto, también
las presentan. América constituye un conjunto más o menos homogéneo y en
la casi totalidad de su territorio los capitales monopolistas
norteamericanos mantienen una primacía absoluta.”
(Comentario:
Esta situación se ha parcialmente modificado, sobre todo en algunas
actividades económicas, en donde las empresas norteamericanas tropiezan
con la competencia de capitales europeos, chinos, japoneses y
surcoreanos.)
“Los gobiernos títeres o, en el mejor de los casos, débiles y medrosos, no pueden imponerse a las órdenes del amo yanqui.”
(Comentario:
De hecho, la abyecta subordinación de algunos gobiernos actuales a los
mandatos de la Casa Blanca es aún más pronunciada de la que existía en
momentos en que el Che escribía estas páginas. Casos de Argentina,
Brasil, Colombia, Chile, el México de Peña Nieto, Honduras, Guatemala y
así siguiendo...)
“Los norteamericanos han llegado casi
al máximo de su dominación política y económica, poco más podrían
avanzar ya. Cualquier cambio de la situación podría convertirse en un
retroceso en su primacía.”
(Comentario: Eso fue precisamente lo que ocurrió a partir de 1999 cuando
Chávez asumió la presidencia de Venezuela y se produjo el “efecto
dominó” que dio lugar al ciclo de gobiernos progresistas y de izquierda
que aún hoy, si bien con menguado ímpetu, sobrevive en algunos países de
la región, a los que se les debe agregar la tardía incorporación de
México con la elección de Andrés Manuel López Obrador. No podemos
olvidar que la primacía de los Estados Unidos fue seriamente debilitada
cuando en Mar del Plata, en noviembre del 2005, se produjo el rechazo
del ALCA. La contraofensiva del imperio no se hizo esperar, y en eso
estamos en estos días.)
“Su política es
mantenerlo (al conjunto de países latinoamericanos) conquistado. La
línea de acción se reduce en el momento actual, al uso brutal de la
fuerza para impedir movimientos de liberación de cualquier tipo que
sean.”
(Comentario: Aquí habría que añadir algo que apareció
mucho después del asesinato del Che: la irrupción de la Guerra de
Quinta Generación, y sus nuevas armas: terrorismo mediático, “lawfare”,
“fake news”, manipulación neocortical de la voluntad y la conciencia de
la ciudadanía, neuromarketing político, “metadata”, redes sociales,
papel de algunas ONGs e iglesias pentecostales como tentáculos del
imperio, etcétera. Letales innovaciones que, por supuesto, Guevara no
podía avizorar en su tiempo y que hoy constituyen el arsenal
privilegiado del imperio.)
“Bajo el slogan 'no permitiremos otra Cuba' …"
(Comentario: Hoy se diría 'No permitiremos tampoco otra Venezuela Bolivariana'.)
…
“se encubre la posibilidad de agresiones a mansalva, como la perpetrada
contra Santo Domingo o, anteriormente, la masacre de Panamá.”
(Comentario:
se refiere a la invasión norteamericana a Santo Domingo, del año 1965,
con el objeto de impedir que Juan Bosch reasumiera el gobierno de ese
país y a la masacre que las tropas de Estados Unidos perpetraron contra
los estudiantes panameños que intentaron izar la bandera de Panamá en la
Zona del Canal de Panamá, hecho ocurrido en enero de 1964.)
“Y
la clara advertencia de que las tropas yanquis están dispuestas a
intervenir en cualquier lugar de América donde el orden establecido sea
alterado, poniendo en peligro sus intereses.”
(Comentario:
Esto lo han venido repitiendo hasta el cansancio los jefes del Comando
Sur, altos funcionarios del Pentágono y el Departamento de Estado y los
hampones que hoy pululan por la Casa Blanca cuando reiteran que, en el
caso de Venezuela, “todas las opciones están sobre la mesa”.)
“Esa política cuenta con una impunidad casi absoluta; la OEA es una máscara cómoda, por desprestigiada que esté;”
(Comentario:
Si algo ocurrió con la OEA es que bajo el liderazgo de Luis Almagro su
desprestigio se acrecentó extraordinariamente, más allá de lo que el Che
podía imaginar.)
”la ONU es de una ineficiencia rayana
en el ridículo o en lo trágico; los ejércitos de todos los países de
América están listos a intervenir para aplastar a sus pueblos.”
(Comentario:
Ya no todos. El fiasco del “Grupo de Lima”, muy beligerante al
principio, obligó a revisar esa bravuconada y a desechar la opción
militar para derrocar a Maduro en Venezuela. Pero a falta de militares
el imperio y sus peones apelan a los “paramilitares”, a mercenarios, a
“asesores”, etcétera.)
"Se ha formado, de hecho, la internacional del crimen y la traición.”
(Comentario:
Nótese bien lo que aquí se dice: “internacional del crimen y la
traición”. El Plan Cóndor todavía no había nacido pero el Che ya preveía
su aparición. Algunas figuras paradigmáticas en el momento actual
sintetizan esa frase del Che: Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto en un
México sumido en un baño de sangre; e Iván Duque y la masacre
interminable, cotidiana, que sufren los luchadores sociales en Colombia.
Y en lo que toca a la traición: Lenín Moreno, el supremo y corrupto
traidor de la Revolución Ciudadana en Ecuador)
“Por
otra parte las burguesías autóctonas han perdido toda su capacidad de
oposición al imperialismo y solo forman su furgón de cola."
(Comentario:
Correcto. No tiene sentido hablar de “burguesías nacionales” en la edad
de la internacionalización del capital y del imperialismo recargado y
caracterizado por aquello que Fidel caracterizara como el predominio
global de una “burguesía imperial” que despliega sus estrategias de
acumulación y dominación atravesando las fronteras nacionales. Como
correctamente señala el Che, esas “burguesías autóctonas” son clases que
de nacional sólo tienen el nombre. Están insertas en la periferia del
sistema y se encuentran totalmente sometidas a la dinámica que impone el
gran capital transnacional.)
“No hay más cambios que hacer; o revolución socialista o caricatura de revolución.”
(Comentario:
Y allí donde la revolución socialista por ahora, como decía Chávez,
demuestre ser inviable lo menos que se le debe exigir a las fuerzas
populares y progresistas es la radicalización constante de los procesos
transformadores en curso. Allí donde aquella se detenga, sin organizar
ni concientizar a las masas populares, será inevitable que la derecha
recupere el gobierno. Por eso la “moderación” que en algunos casos
cultivaron esos gobiernos fue el seguro pasaporte de su derrota. Se
requiere, como exigía Dantón en la Francia revolucionaria: 'Para vencer a
los enemigos de la revolución, hace falta audacia, todavía más audacia,
siempre audacia.' Y en Nuestra América esos enemigos responden con un
baño de sangre no sólo cuando se encuentran amenazados por una
revolución. Basta un módico reformismo para que sus tendencias
criminales afloren con inaudita violencia.)
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