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viernes, 21 de junio de 2019

La región dará el ejemplo a nivel global, sostiene López Obrador

Hubo protestas, pero al final, todos contentos
El mandatario salvadoreño pide cuidar a cabeza de algodoncito

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▲ En el aeropuerto de Tapachula, el presidente Andrés Manuel López Obrador fue recibido con apapachos y reclamos de personas migrantes y profesores de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.
Tapachula, Chis., Ayer por la tarde, los más acalorados parecían ser el presidente mexicano y su secretario de Relaciones Exteriores. Al menos en el presídium. No fue para menos, estaba fuerte el calor en los viveros militares próximos a Puerto Chiapas, al sur de esta ciudad, donde se encontraron los mandatrios de México, Andrés Manuel López Obrador, y de El Salvador, Nayib Bukele, quien por cierto no se veía acalorado ni se le despeinaba un solo mechón, a diferencia de sus anfitriones.
Aunque en materia de guayaberas blancas se daban el quién vive, la juventud y el aspecto hípster de Bukele (en su país se pronuncia Bukeli) lo hacían más fotogénico, con impecables barba y pelo azabache sobre su tez blanca y una sonrisa que no se le borraba nunca.
Justo es reconocer que para llegar aquí el mandatario salvadoreño no debió pasar las turbulencias de López Obrador, quien apenas arribó por Volaris y dejó atrás la sala de llegada del aeropuerto de Tapachula, fue recibido, apretujado, zarandeado, presionado pero también apapachado por una cerrada multitud de maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) que exigían el pago inmediato de salarios a maestros interinos, retenidos desde 2015, y la renuncia de Aída Domínguez, secretaria de Educación estatal.
A pesar de su explícita simpatía por López Obracdor, sus gritos reflejaban animadversión por el gobernador Rutilio Escandón y su secretaria de Educación: Fuera, fuera, repetían, mientras trataban de fotografiar al mandatario, engullido por ellos mismos.
El caótico arribo del presidente mexicano impidió que se le acercara el grupo de personas que demandan su regularización migratoria que ayer se manifestó contra la lentitud burocrática y la discriminación que sufren ante las autoridades de México.
En su camino al aeropuerto por la mañana, dicho grupo fue interceptado por un gran destacamento de policías estatales, lo cual generó tensión y congestionamiento vehicular.
Su representante legal, Luis García Rey Villagrán, gritaba desde el volante de la camioneta en que trasladaba a mujeres y niños asustados de Honduras con papeles en trámite: “Agarren a los narcos, los pandilleros, los polleros, los violadores, los corruptos, los feminicidas, no a personas que defienden sus derechos humanos y migratorios”. Finalmente pasaron, casi a la fuerza.
El acto oficial se efectuó en un vasto prado, bajo una carpa que cubría a la prensa y a los invitados, la mayoría miembros de organizaciones sociales de Chiapas, muchos con camisas bordadas con las palabras Secretaría de Bienestar, un deja vú muy priísta, o perredista. Todavía en las afueras del Vivero Militar, otros manifestantes exigían viviendas con mantas y cartulinas.
Entre el protocolo y la soltura que aconseja el trópico húmedo, el acto comenzó con una hora y media de retraso mientras los presidentes y sus comitivas recorrían con los secretarios de Marina y de Defensa Nacional los viveros, en la presentación de Sembrando Vida, programa de comunidades sustentables dentro del Plan de Desarrollo por la Migración, dirigido a los vecinos países de El Salvador, Guatemala y Honduras.
Para empezar con el primero, se financiará mediante una millonada de dólares la reforestación de 50 mil hectáreas en El Salvador, 200 mil en Chiapas y la creación de empleos fijos en ambos lugares.
Bukele, emergente figura política producto de una peculiar amalgama de izquierda y derecha, es conocido por girar instrucciones a su gabinete vía Twitter y decirse admirador de López Obrador. Pidió a la concurrencia: Apóyenlo. Tienen un lujo de Presidente. Llamó a cuidar a cabeza de algodoncito, porque les va costar encontrar otro así. Celebró que su país y las demás naciones del área no suman, nosotros multiplicamos. Coincidió con Marcelo Ebrard, canciller mexicano, al ponderar el ejemplo que estamos dando acá. Ebrard había contado que apenas ayer se reunió en Nueva York con António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, y por lo visto lo dejó bien apantallado con el plan mexicano-salvadoreño de desarrollo.
López Obrador, partícipe del optimismo de Ebrard y Bukele, sostuvo qua la intención es que la gente, sobre todo los jóvenes, no se vea en la necesidá ir a buscar la vida en otra parte. Definió al campo como la más importante fábrica del país.
Con un ven para acá, llamó a Marcelo Ebrard para que se sumara en el podio y leyera el párrafo del acuerdo que habría calmado el frenesí arancelario de Donald Trump tras 12 horas de negociación y que habrá de crear una zona de prosperidad fincada en el humanismo y el cristianismo religioso. Citando aproximadamente la Biblia, dijo: Hay que tratar bien al forastero, lo cual le valió una salva de aplausos.
Antes de pasar a sembrar en forma simbólica un par de arbolitos, los presidentes y los cancilleres de México y de El Salvador firmaron un acuerdo de intención que ayudará a la fraternidad universal. Nuestra región va a dar el ejemplo a nivel global, sostuvo López Obrador. Y todos contentos.

Foto Alfredo Domínguez
Enviado, Periódico La Jornada

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