México y los
centroamericanos que huyen de la miseria y el horror vuelven a ser parte
de la estrategia electoral de Donald Trump, mientras crece el temor de
activistas e intelectuales de que el gobierno de Andrés Manuel López
Obrador, como sus antecesores liberales y conservadores, orille a los
pueblos indígenas al borde del exterminio.
El gobierno mexicano
prevé que unos 2.400 de los seis mil efectivos de la Guardia Nacional
sean desplegados en la frontera sur para frenar la migración, elemento
que se acordó el 7 de junio con Estados Unidos para evitar la imposición
de aranceles a sus productos con la que chantajeó el presidente
estadounidense Donald Trump. En los 960 kilómetros que comparte México
con Guatemala se desplegará el 40% del militares.
Desde el fin
de semana en Chiapas se ha podido ver a militares con brazalete negro
con la sigla GN, de la Guardia Nacional. Por ahora el despliegue se
limita a 426 efectivos, que se trasladaron el sábado, según Reyes. El
objetivo de la militarización es controlar los 68 pasos fronterizos sin
vigilancia detectados por las autoridades, pero el único que pueden
hacer acciones de rescate y detenciones es el Instituto Nacional de
Migración.
Preocupación por Chiapas
Personalidades mexicanas e
internacionales –entre ellos el lingüista Noam Chomsky y los sociólogos
Boaventura de Sousa y Michael Löwy-, manifestaron su preocupación ante
la "creciente actividad militar" en los territorios zapatistas, lo que
consideraron que, "más que una estrategia de seguridad, parece una
estrategia de guerra".
La carta pública de apoyo a los
zapatistas y contra la militarización, fue firmada por 65 personajes,
académicos e intelectuales del mundo y por 92 mexicanos, como la
defensora de derechos humanos Magdalena Gómez, el antropólogo Gilberto
López y Rivas, el escritor Juan Villoro y el arqueólogo Eduardo Matos
Moctezuma, quienes
expresaron su temor por lo que nuevamente
está pasando en "aquel rincón olvidado del sureste mexicano que se
convirtió en el corazón de la esperanza y la rebeldía": Chiapas.
“Nos preocupa enterarnos de la creciente actividad militar en los
territorios de las comunidades zapatistas. Vemos que en medio de la
compleja situación de seguridad que vive México, el camino de la
militarización del país esté tomando más fuerza. Es una señal de alerta
que bajo la muy cuestionada estrategia en torno a la Guardia Nacional,
ésta sea, como ha ocurrido tantas veces, una fuerza de ‘seguridad’ que
no distinga entre crimen y resistencia, entre crueldad y digna rebeldía.
"Es contradictorio que cuando los datos del propio gobierno de
México indican que la zona zapatista es de las de más bajo índice
delictivo, la estrategia de seguridad se dirija de manera amenazante
ante esas zonas que son de los pocos santuarios de libertad y seguridad
para el México de abajo. Eso más que una estrategia de seguridad parece
una estrategia de guerra."
Los firmantes alertan sobre un
proceso creciente de hostilidad "hacia resistencias auténticas,
históricas y legítimas" que se oponen a proyectos (impulsados por el
gobierno federal) como el Tren Maya, el Corredor Transístmico y el Plan
Integral Morelos, entre otros. "Preocupa enterarnos de recientes
homicidios de integrantes del Congreso Nacional Indígena y del Consejo
Indígena de Gobierno", añaden.
“ Nos preocupan aquellos que
durante un cuarto de siglo han luchado por su autonomía, que han puesto
la dignidad por encima del pragmatismo político, que han sido un ejemplo
de libertad en un mundo encadenado por el miedo, nos preocupan los
zapatistas", señalaron los firmantes, quien aseguraron que un cambio en
México no puede ocurrir cediendo ante presiones que llevan al
autoritarismo, al despojo y a la violencia en beneficio del uno por
ciento, ni con la descalificación de voces críticas que con su
autenticidad y consistencia se han ganado el respeto del mundo.
Una relación asimétrica
El analista Carlos Fazio señala que en el adelanto de su campaña por la
reelección, Trump, abusando de la asimetría de poder, eligió a México
como blanco de una guerra barata a golpes de tuits, dislates verbales y
amenazas mediáticas. Utilizó una lógica de negociación mediante
chantaje. Una guerra sin misiles, con aranceles punitivos virtuales,
pero que de concretarse podrían destruir industrias y puestos de trabajo
del lado mexicano.
En rigor, la guerra de migrantes por
aranceles fue política: necesitaba consolidar su imagen de supremacista
blanco, xenófobo, para movilizar a sus bases electorales. Como en su
campaña de 2015-16, México y los centroamericanos que huyen del horror
vuelven a ser parte de la estrategia de la presidencia imperial y la
extrema derecha neonazi en el poder, añade.
Trump insistió en
que el éxodo de méxico-centroamericanos a EEUU es un problema de (su)
seguridad nacional y coaccionó a México para que hiciera el trabajo
sucio en sus fronteras norte y sur. Y de repente, México pasó de aliado y
socio comercial subordinado a Washington, a país enemigo, que pone en
riesgo su seguridad nacional.
Y el chabntaje dio resultado a
EEUU: México aceptó enviar efectivos de la Guardia Nacional a la
frontera con Guatemala, criminalizar a quienes huyen del horror y
acelerar la instrumentación del programa Remain in México (Permaneced en
México) para combatir los flujos migratorios (lo que es violatorio de
la ley de asilo estadounidense), bajo la condición de que si en 45 días
éstos no decrecen de manera significativa, el tema de tercer país seguro
regresa a la mesa junto con la imposición de aranceles punitivos.
Cepal: El modelo, culpable
El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador gana tiempo mientras
readecúa su política migratoria a los nuevos modos y tiempos de la
asimétrica relación bilateral Insiste en que el fenómeno migratorio
responde a carencias materiales y a la inseguridad en regiones
marginadas de México y Centroamérica.
Pero se abstiene de
recordar que la pobreza, la marginación y la violencia extrema
−delincuencial y estatal− son generadas por el sistema capitalista
clasista y expoliador, criminal y militarizado que, en el marco de
políticas de libre comercio convirtió a México, Guatemala, El Salvador y
Honduras en países extractivistas y maquiladores, que expulsan seres
humanos de manera masiva de sus territorios, señala Fazio.
Un
informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal)
sobre las causas del fenómeno migratorio, señala que la alta densidad
poblacional en los países de Centroamérica, con 136 habitantes por
kilómetro cuadrado –el doble que en México–, generó una explosión en los
centros urbanos.
Se trata de una región exenta de
industrialización y paralela al debilitamiento de la economía rural, con
un mercado laboral que sólo ofrece empleos formales a cuatro de cada 10
trabajadores y salarios que representan la décima parte de lo que se
paga en EEUU. Poca inversión física se realiza en la zona: apenas
representa 15% del producto interno bruto (PIB) de los tres países y la
población carece de seguridad social.
Los migrantes de El
Salvador ya representan 22% del total de la población de su país, los de
México 8.9, los de Honduras 6.9 y los de Guatemala 5.8, dice la Cepal
en su Diagnóstico, áreas de oportunidad y recomendaciones del Plan Nacional de Desarrollo Integral que elaboró para las cuatro naciones.
Encuestas recientes sobre migrantes y remesas mostraron que cerca de 40% de esas personas de Guatemala, Honduras y El Salvador tenían empleo cuando decidieron salir de sus países, en busca de una ocupación con mayor productividad laboral que les permitiera generar ingresos más altos, aunado a la demanda de mano de obra en EEUU: el desempleo no debe considerarse el factor fundamental de las migraciones.
Una tercera parte de los sin papeles
originarios de El Salvador, Guatemala y Honduras deportados por Estados
Unidos vía área son mayoritariamente varones, casi una cuarta parte
habla inglés, tiene en promedio 28 años y 70% cuenta con estudios de
bachillerato, técnicos o incluso de universidad.
La Cepal insiste
que los problemas están vinculados con las secuelas de guerras,
violencia e inseguridad con altas tasas de homicidios y feminicidios,
así como con las sequías cada vez más prolongadas y lluvias intensas por
los efectos del cambio climático que ocasionan la pérdida o abandono de
tierras por campesinos que padecen hambre y desnutrición.
Entre
ellos destacan los caficultores, para quienes ya no es rentable cultivar
el aromático por el desplome de su precio internacional: 30% de los
integrantes de las caravanas de noviembre de 2018 eran caficultores
afectados por los impactos del cambio climático y la caída del precio
internacional del grano por la concentración de la industria.
El modelo económico actual, sentencia la Cepal, está agotado y así lo demuestran
el crecimiento económico insuficiente, la falta de empleos y su precarización; la prevalencia de bajos ingresos; las malas condiciones de trabajo; las crecientes brechas salariales con EEUU y la divergencia en Centroamérica; la alta propensión al consumo, y el sesgo importador del modelo.
Gerardo Villagrán del Corral. Antropólogo y economista mexicano,
asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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