El Secretario de Estado Mike Pompeo ha confesado ante el Senado que los abogados
están buscando vínculos entre Teherán y Al Qaeda :
su objetivo es desempolvar la Ley de Autorización para el Uso de la
Fuerza Militar (AUMF) – aprobada después del 11-S- que permite al
presidente atacar a las fuerzas terroristas sin el consentimiento del
Congreso. Da igual que estudios como el realizado por Nelly Lahoud en
2018 para el
Think tank New America , y basado en unos 470.000
archivos desclasificados relacionados con Bin Laden, no hayan mostrado
contactos entre la República Islámica (RI) y al Qaeda para cometer actos
terroristas. El comandante general del Ejército británico de la
coalición anti-ISIS, Chris Ghika
tampoco ha visto provocaciones de Irán
contra las tropas aliadas en Oriente Próximo. Y aun así, Trump ha
incluido al ejército de los Guardianes de la Revolución Islámica (GRI)
de Irán en su lista de grupos terroristas, por ende, objetivo de ataques
militares.
Paralelo a los extraños y repentinos sabotajes a los
intereses de Estados Unidos y de sus aliados en Oriente Próximo, Pompeo
acusa a Teherán y los socios de haberlos cometido: es consciente de que
la verdad la posee el primero que la cuenta y que los demás sólo podrán
confirmarla o desmentirla. El exjefe de la CIA dispara primero e interroga después al cadáver .
Así, ha vinculado a Irán con un atentado reivindicado por los talibanes
con coche bomba el 31 de mayo que hirió a cuatro soldados de EEUU y
mató a varios civiles afganos; otro con misiles a la sede de unas
empresas estadounidenses en Basora, Irak; y, la guinda, el sabotaje con
minas y torpedos a cuatro barcos en el Golfo de Omán de propiedad saudí,
emiratí, noruego y japonés. Lo curioso es que Shinzo Abe -aliado
japonés de Trump, que el día después del incidente estuvo en Teherán- ni
siquiera lo mencionó en sus encuentros con las autoridades de la RI.
Está por ver cómo un poderoso ejercito como el iraní, en vez de hundir
dichos petroleros, envía a unos buzos para colocarles minas lapa ,
como si se tratase de unos terroristas aficionados. Sin embargo, uno de
los buques había sido golpeado por un torpedo, no por una mina: ¡Que
los satélites aclaren su procedencia! Es más, si aceptáramos la versión
chapuza de Pompeo de los hechos, GRI sería un grupo terrorista nada al
uso, por negar su participación. Pues dichas bandas siempre reivindican
sus atentados justamente para mostrar su poderío y obtener algo del
enemigo.
Afortunadamente, en estos incidentes no ha habido muertos, pero
la coalición saudí-emiratí bombardea desde el 2015 y a plena luz del día no solo a los barcos de refugiados ,
hospitales, escuelas, mercados o viviendas de los yemeníes, sino que ha
matado, en colaboración con EEUU y Reino Unido, a decenas de miles de
ciudadanos del país, y
los criminales de la guerra siguen impunes .
¿Habrá un megaatentado?
Los atentados de falsa bandera han sido muy recurrentes en la historia, aunque algunos han sido reconocidos y otros no:
el incidente del Golfo de Tonkin ,
en el que EEUU simuló un inexistente ataque de fuerzas de Vietnam del
Norte a su armada con el fin de justificar su invasión de Vietnam; la
“Operación Susannah”
(nombre de la novia de uno de los implicados) lanzada por Israel en
1954 contra el Egipto de Jamal Abdel Nasser, en la que puso bombas en
las propiedades de Estados Unidos y Gran Bretaña (sí, ¡sus aliados!) en
El Cairo, culpando a la organización Hermandad Musulmana. Su objetivo
era
arrastrar a dichas potencias a una confrontación bélica con Nasser
y provocar una guerra civil en el país. Israel reconoció la autoría en
2005, o sea, 51 años después. El atentado más famoso, el 11-S, sigue
siendo investigado por El Movimiento por la Verdad del 11-S (
9/11 Truth Movement ). Las mentiras utilizadas para apoderarse de los recursos y el suelo de
Yugoslavia, Irak, Afganistán, Libia, Sudán, Yemen y Siria destruyendo decenas de millones de vidas, muestran hasta qué punto la verdad siempre es la primera víctima de las guerras.
Ahora hay que esperar la noticia. El régimen de Trump es consciente de que
la única forma de reclutar la opinión pública de Estados Unidos en favor de otra terrible guerra es un gran atentado con víctimas mortales estadounidenses
que muestre lo cruel y lo peligrosa que es la RI, no sólo para sus
ciudadanos o para Oriente Próximo, sino para el mundo mundial. Atención
al tuit del senador Lindsey Graham: “Está claro que en las últimas
semanas Irán ha atacado a oleoductos y barcos de otras naciones y ha
creado corrientes de amenaza contra intereses estadounidenses en Irak …
Si se activan las amenazas iraníes contra el personal y los intereses
estadounidenses, debemos ofrecer una respuesta militar abrumadora”. Por
lo que, la (más) militarización del Golfo Pérsico no responde a una
“diplomacia de cañonero” para disuadir a Irán; de hecho, la expulsión de
Rex Tillerson del Gobierno, fue el
fin de la diplomacia del Gobierno de Trump.
Sería
la culminación de las guerras políticas, económicas e incluso
cibernéticas -que podrán intensificarse- contra Irán: en 2012 el virus
Stuxnet fue enviado a las instalaciones nucleares de Natanz,
inhabilitándolas. Aquella ciberarma formaba parte de Nitro Zeus ,
un proyecto de un masivo ciberataque militar contra Irán (que no la
República Islámica), que inutilizaría la red eléctrica del país así como
su defensa aérea.
EEUU y la RI no siempre han sido enemigos
Es obvio que
la República Islámica y EEUU tienen una percepción errónea mutua del otro . Trump ha convertido en su fuente de información a
la secta religiosa-militar de extrema derecha Muyahedines del Pueblo ,
a la que Bolton -otro fanático religioso- prometió en 2018, llevar
“antes del 2019”. Se ha eliminado a todas personas y figuras que podrán
paliar los excesos de un presidente con una importante deficiencia no
sólo política sino también de inteligencia, convirtiéndole en un
peligroso hombre con poder ilimitado. Richard Nixon, el inventor de la
Teoría Madman
“el Presidente chiflado” (presentándose loco por imprevisible) para
forzar a los soviéticos a ceder ante sus exigencias bajo la amenaza de
apretar el botón nuclear, tenía a su lado a Melvin Laird, su Secretario
de Defensa, moderando sus decisiones. Aquel
Madman , deprimido por
el Watergate y que abusaba del alcohol, mandó desplegar a los B-52 con
carga nuclear rumbo la Unión Soviética. Hoy individuos como Bolton que
ocupan "la trumplandia" son los que pueden empujar al mundo a una guerra
total.
Estados Unidos ha provocado una enorme tensión con su salida del acuerdo nuclear ,
violando además el Artículo 2.4 de la Carta de la ONU que prohíbe
amenazar la integridad territorial de otras naciones y poniendo en serio
peligro la seguridad alimentaria de 80 millones de personas que viven
de la venta de su petróleo, ¡y encima se hace la víctima!
Por su
parte, el líder supremo de la teocracia chiita, el ayatolá Jameneí
-persona que decide el destino de Irán, ignorando al presidente y al
parlamento- analiza el mundo con el enfoque metafísico,
considerándose un misionero infalible del mandato divino, que tiene
garantizado el triunfo sobre el mal. Aun así no es ningún suicida, de
hecho, no ha autorizado a los GRI a responder a los cerca de 200 ataques
de Israel a las milicias proiraníes en Siria.
La RI, desde la
realpolitik,
ha entablado relaciones de interés muto con otros presidentes de EEUU,
aunque casi siempre de forma secreta. Ya en 1985, recibió en Teherán al
coronel Robert McFarlane (uno de los actores del escándalo Irán-contra),
enviado por Ronald Reagan. El militar entregó a las autoridades
islámicas una Biblia, un pastel en forma de llave (como símbolo del
deseo de apertura), una propuesta de venta de equipamiento militar y de
una relación estratégica, en un intento de evitar un acercamiento entre
Moscú y el Gobierno islámico. La RI
ya había cooperado con Reagan en 1980
saboteando la reelección del presidente demócrata Jimmy Carter, al no
liberar los rehenes de la embajada de EEUU antes de las elecciones.
Pero,
las autoridades de la RI no tienen la paciencia de Job, si no pueden
exportar el petróleo y así mantener la paz social en Irán, impedirán que
los árabes vendan el suyo y lo harán sin camuflarse. Sería la batalla
final: “¡Que mueran conmigo los filisteos!”.
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