Nos encaminamos a un apartheid ambiental
En varios países de Europa enfrentan histórica ola de calor
Berlín. Cientos de millones de personas alrededor del mundo sufren de hambre, desplazamiento, enfermedad y muerte a causa del cambio climático, se señala en un informe presentado ayer en el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas por su ponente especial sobre la extrema pobreza, Philip Alston.
▲ Las fuentes de los Jardines del Trocadero, en los alrededores de la
torre Eiffel, son utilizadas por franceses y turistas para refrescarse
ante la ola de calor que afecta a varios países.
El experto independiente en pobreza extrema y derechos humanos advirtió que el mundo va camino del “apartheid
climático”, en el que los ricos compran su vía de escape de los peores
efectos del calentamiento global, mientras los pobres son los más
perjudicados.
Alston, un jurista australiano, mencionó a los neoyorquinos
vulnerables que quedaron atrapados sin electricidad ni atención
sanitaria cuando el huracán Sandy azotó la ciudad en 2012, mientras que
la sede de Goldman Sachs estaba protegida por decenas de miles de sacos de arena y contaba con electricidad de su generador.
Confiar exclusivamente en el sector privado para protegerse de las
condiciones meteorológicas extremas y de la subida del nivel del mar
casi garantizaría violaciones masivas de los derechos humanos, con los ricos atendidos y los más pobres abandonados, escribió.
Incluso en el mejor de los casos, cientos de millones se enfrentarán a la inseguridad alimentaria, la migración forzada, las enfermedades y la muerte. Precisó que la economía mundial necesita un
giro fundamentaly distanciarse de los combustibles fósiles, a los que responsabiliza de gran parte de las emisiones de efecto invernadero provocados por el hombre.
Su informe critica a los gobiernos por hacer poco más que enviar funcionarios a conferencias para hacer
discursos, a pesar de que los científicos y los activistas del clima han estado dando la voz de alarma desde la década de 1970.
Por lo pronto, el mercurio seguía subiendo ayer en Europa,
especialmente en el oeste del continente, con temperaturas inéditas para
un mes de junio que podrían intensificarse en los próximos días.
En Francia, donde la ola de calor proveniente del desierto del Sahara
se instaló desde inicios de semana, las autoridades emitieron una
alerta naranja en 65 departamentos del país y pidieron a los residentes
tomar precauciones.
El país sigue traumatizado por la ola de calor de agosto de 2003, a
la que se le atribuye la muerte de 15 mil personas, principalmente
ancianos, los más vulnerables al calor.
En París, que como todas las grandes ciudades se convierten durante
episodios caniculares en burbujas de calor debido al cemento, a las
actividades humanas y a la falta de árboles, los residentes tomaban por
asalto las piscinas municipales de la ciudad.
El termómetro marcaba ayer por la tarde en la capital francesa 32 °C.
Según el organismo nacional de previsión meteorológica, Météo France,
esta racha de calor no tiene precedente, para un mes de junio, desde
1947 por su intensidad.
Los expertos prevén que el termómetro siga subiendo hoy, hasta
superar los 40 °C en varias localidades del este y del centro de
Francia, como Besanzón, Clermont-Ferrand o Lyon, y se extenderá hasta
finales de semana, al menos en el sureste del país.
En España, esta ola de calor durará al menos hasta el primero de
julio. Las temperaturas podrían alcanzar el viernes 45 °C en Gerona y 44
°C el fin de semana en Zaragoza, ambas en el noreste del país.
“El infierno is coming”, tuiteó la meteoróloga Silvia
Laplana, del canal público RTVE, junto a un mapa prácticamente teñido de
rojo por las zonas de calor intenso.
En Alemania, donde los meteorólogos han advertido que se podría
romper un récord de 38.5 °C para un mes de junio, las autoridades
impusieron restricciones de velocidad en algunos tramos de las
autopistas hasta nuevo aviso, debido al riesgo de que el asfalto
caliente se rompa por las temperaturas inusualmente altas.
Stefan Rahmstorf, investigador del Potsdam Institute for Climate Impact Research, señaló que
este aumento de los extremos de calor se está produciendo como la ciencia había previsto, como resultado directo de un calentamiento inducido por los gases de efecto invernadero de la combustión de carbón, petróleo y gas, añade.
Foto Afp
Ap, Afp y Reuters
Periódico La Jornada
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