La niña salvadoreña y su padre que murieron ahogados en
el río Bravo, en la frontera entre México y Estados Unidos, son sólo una
pequeña muestra de
los asesinados del sistema, coincidieron especialistas en temas migratorios.
Coincidieron en que estos decesos son resultado de la política
de criminalización de la migraciónemprendida de manera conjunta entre México y Estados Unidos.
Datos de la Organización Internacional para las Migraciones, muestran
que en 2018 ocurrieron 376 muertes de migrantes en la frontera entre
México y Estados Unidos; en 2017 fueron 412, y un año antes, 398.
Mariana Zaragoza, coordinadora del Programa de Asuntos Migratorios de
la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, recordó que esta
tragedia y la imagen captada por La Jornada son una equivalencia de la
desgracia del Mediterráneo, en septiembre de 2015, cuando la fotografía de los cuerpos sin vida de dos pequeños sirios de tres y cinco años de edad que yacían en una playa de Turquía dio la vuelta al mundo.
Para la investigadora, la noticia de la muerte de la niña y su padre,
originarios de El Salvador y cuya intención era llegar a Estados
Unidos, es una muestra de que el recrudecimiento de las políticas
migratorias
lo único que hace es llevar a las personas al límite. Y esos límites son la muerte también. No hay ninguna forma de protección para los indocumentados, y eso también es asesinar.
Fernando Ríos, secretario ejecutivo de la Red Nacional de Organismos
Civiles de Derechos Humanos Todos los Derechos para Todas y Todos,
indicó que la muerte de la niña y el hombre
es el resultado de la criminalización de migrantes. Es el rostro vivo del sufrimiento de tantos de ellos. Y es una situación muy delicada para México.
Con la restructuración de la estrategia migratoria del gobierno
federal –más enfocada a la contención y detención de personas en
contexto de movilidad–,
ahora los migrantes, sobre todo centroamericanos, se verán orillados a buscar nuevos caminos, que serán más peligrosos y apartados, se expondrán al crimen organizado, a los traficantes de personas, a las pandillas y a otros riesgos.
Ana Saiz, directora de la organización Sin Fronteras, lamentó que la imagen de ayer sea una de las primeras
crudas expresionesde la aplicación de la nueva política, que
pone en una situación de riesgo inminente y de desesperación a miles de personas que buscan asilo en Estados Unidos.
Emir Olivares Alonso
Periódico La Jornada
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