Amauri Chamorro*
El 2 de septiembre en Bogotá,
Colombia, el FARC (Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común) clausuró
su congreso nacional en conmemoración al primer año de su existencia
como partido y no más como una guerrilla. Pese a las nuevas formas de
lucha, los temas como la reforma agraria y la justicia social siguen
vigentes hasta la etapa de posconflicto en que se encuentran. Los
primeros y casi únicos, indicadores positivos de la paz se reflejan en
la disminución de los números de violencia. De 15 mil asesinatos en
2012, pasaron a 12 mil en 2016. A pesar de ser una reducción
significativa , analizada en un contexto más amplio, es absolutamente
insuficiente.
Según la ONU, 55 por ciento de los 8 mil guerrilleros que
participaron de la dejación de armas han desertado de las zonas de
desmovilización por la falta de cumplimiento del ex presidente Juan
Manuel Santos.
El Acuerdo de Paz va mucho más allá de la entrega armas por parte de
la guerrilla. Hay una cruda realidad que persiste en la violencia
política, que el Estado y la sociedad no han decido enfrentar. Un
ejemplo es que en ese mismo día histórico de clausura del congreso del
FARC, se contabilizaba un triste récord de 31 líderes sociales
de izquierda asesinados en el país, correspondiente a las tres semanas
de Iván Duque en la presidencia. Si con Santos el camino de la paz era
un desastre, con Duque la tendencia es que empeoré.
El hecho de que el Estado colombiano no haya cumplido con ninguno de
los puntos del acuerdo , lleva a creer que existe una maniobra política
para forzar que se inicie una masiva vuelta de los ex combatientes a las
montañas. Eso sería una excusa para las fuerzas conservadoras de
Colombia, que actualmente viven el fortalecimiento en las urnas de una
nueva izquierda pacífica y democrática en el país. Los votos de 8
millones de ciudadanos por Gustavo Petro para la presidencia y los casi
12 millones de la Consulta Anticorrupción prendieron las alarmas
uribistas para frenar a la izquierda a como dé lugar.
En abril, cuando detuvieron al diputado del FARC Jesús Santrich, las
encuestas presidenciales colocaban a Gustavo Petro como líder en la
corrida presidencial. Iván Duque, en ese entonces, figuraba en tercer
lugar quedando fuera de la segunda vuelta. La amenaza de detención del
diputado del mismo partido, Iván Márquez, se da durante la Consulta
Anticorrupción realizada en agosto del 2018. Es evidente que los dueños
de Colombia continuarán violando todas las leyes. Si dos de los más
altos miembros del partido, parlamentarios, negociadores y signatarios
del Acuerdo de Paz no han tenido sus derechos respetados, ¿que dirá un
combatiente raso de alguna vereda del casco rural? Se mantiene el terror
en el país y la agenda de la izquierda detenida por el secular
genocidio de sus militantes.
En el congreso del FARC se notaba el resultado de los atropellos
legales, incumplimientos y los asesinatos a sus líderes sociales. Es
notable el esfuerzo de la militancia de no romper las filas de la paz y
darle la espalda al acuerdo. Las condiciones del teatro de operaciones
políticas es algo muy distante al militar. La vulneración en que se
encuentran los ex combatientes y miembros del partido es grave ¿Cómo
darle sentido a la paz cuando tu ex enemigo te está matando?
Nadie quiere ser soldado, si es que se puede disputar en las tarimas.
Al mismo tiempo que intentan sobrevivir al genocidio deben
desarrollarse como un partido, aprender de los errores, de la disputa
comunicacional, aprender a ganar elecciones y pagar su deuda histórica
con el país dentro del marco del Acuerdo de Paz. En menos de un año
tuvieron que dejar las armas, disputar una presidencia, dialogar con la
sociedad civil conservadora y dar entrevistas. No han podido madurar
como gremio político. La velocidad de los hechos, las redes sociales y
las fake news son peligrosas y golpean el estado de ánimo de sus cuadros muy preparados intelectualmente.
El desafió político de la izquierda, y principalmente del partido
FARC, es colosal. En Colombia, las élites económicas han utilizado la
violencia, sistemáticamente, para liquidar a sus oponentes políticos de
origen popular. Así las condiciones, intentar vencer en las urnas será
más fácil para la izquierda colombiana, que llegar viva a la victoria.
*Comunicologo
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