Magister
en Sociología y Doctorando en Ciencias Sociales de la Universidad de
Buenos Aires-UBA. Miembro del Grupo de Pensamiento Crítico Colombiano
del Instituto de Estudios de América latina y el Caribe, IEALC-UBA.
El pasado 7 de septiembre se
cumplió un mes de gobierno del presidente Duque y, aunque es muy pronto
para hacer un balance exhaustivo sobre el perfil que tendrá su gestión
en los próximos cuatro años, ya se pusieron en evidencia algunas de las
características de su liderazgo y de las líneas políticas. En la campaña
electoral Iván Duque no logró derribar su imagen de novato y en estos
treinta días, rápidamente, ha consolidado un perfil ecléctico, a medias
entre el pragmatismo de Santos y el ultra-conservadurismo de Uribe.
Con un 37% de imagen positiva, 16% menos
que hace un mes, sostiene una política ecléctica que le ha valido
ataques del santismo, en especial de Cambio Radical y del Partido
Liberal, y críticas del propio núcleo duro del uribismo. Expresa una
continuidad en materia económica, en las relaciones internacionales y en
la política de seguridad y defensa. Ésta, además, con algunos giros
hacia el conservadurismo con la penalización de la dosis personal de
droga y el regreso de la doctrina punitiva contra el campesinado
cultivador de hoja de coca. Respecto al acuerdo de paz del Estado con
las FARC, parece haberse decantado por el deterioro en la implementación
iniciada en el Gobierno de Santos y dejar que las dificultades recaigan
sobre la ex guerrilla, además de endurecer las líneas de negociación
con el ELN.
Coalición de Gobierno: uribistas, conservadores y evangelistas
El primer desafío encarado por Duque fue
construir acuerdos de gobernabilidad con las bancadas parlamentarias.
De acuerdo al Estatuto de la Oposición[1],
las bancadas de los partidos con representación parlamentaria pueden
declararse como parte del Gobierno, de oposición o independientes.
- El partido Centro Democrático (uribismo), el partido Conservador, el partido de la U (el partido de Santos), el partido evangelista MIRA y el partido evangelista Colombia Libre Justa se definieron como de Gobierno, sumando 53 de 108 senadores, y 83 de 172 representantes a la Cámara.
- Cambio Radical y el Partido Liberal se definieron independientes, sumando 30 senadores y 65 representantes a la Cámara.
- El Partido Verde, Polo Democrático, Decentes, la FARC, Mais, Alianza Social Indígena, se declararon de oposición, sumando 24 senadores y 24 representantes a la Cámara.
Lo anterior significa que el Gobierno de
Duque no tendrá mayoría en ninguna de las dos Cámaras, y que se verá
obligado a negociar todos los proyectos de ley con las bancadas
declaradas como independientes y/o con las de oposición. El escenario
probable es que Cambio Radical, liderado por Germán Vargas Lleras,
apueste al rápido desgaste del Gobierno Duque. El Partido Liberal
también pretende hacer valer su bancada y, de forma tácita, está
exigiendo al Gobierno una negociación directa sacando del medio al
presidente de esa colectividad, el ex presidente César Gaviria.
Con las propias bancadas declaradas como
parte del Gobierno, también tendrá que negociar, en especial con el
Partido de la U del ex presidente Santos, pues figuras importantes de
ese partido no están de acuerdo con ser parte del Gobierno; 16 senadores
y representantes a la Cámara se opusieron a dicha decisión tomada por
una mayoría de 25 parlamentarios[i].
Algunos de los destacados congresistas de ese partido, se enemistaron
duramente con el uribismo, durante el gobierno de Santos, por la dura
oposición y los ataques personales en contra del ex mandatario.
Sin mayorías, Duque le apuesta a emitir
decretos en temas generales de gobierno, aunque tendrá que pasar por el
trámite del Congreso asuntos clave para la gestión como, por ejemplo,
los presupuestos generales de la nación, la reforma tributaria, las
decisiones en materia del Acuerdo de Paz, entre otros. En definitiva, un
Gobierno que parecía aprisionado por el dogmatismo de Uribe y atacado
por la férrea oposición de Petro estará aprisionado, también, por los
partidos que pertenecieron a la coalición de Gobierno de Santos, que
tendrán la última palabra en la agenda legislativa.
Continuidad y cambio en las relaciones internacionales
Iván Duque decidió salir a buscar a sus
dos principales socios en el exterior, EE.UU. y España, para definir el
rumbo de sus relaciones internacionales. Las intensas visitas antes de
su posesión y las recientes visitas del secretario de Defensa y jefe del
Pentágono, James Mattis[ii],
y del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, reflejan un
camino de fortalecimiento de esas dos relaciones bilaterales como
centrales en su política exterior. A su vez, refuerzan la idea de
eclecticismo en su Gobierno, que trata de congraciarse con la
socialdemocracia europea y con el Gobierno de Donald Trump en
simultáneo.
En la continuidad de la agenda con
EE.UU., Duque ha decidido volver a implementar la política punitiva en
la lucha contra los cultivadores de hoja de coca, con la persecución
judicial y la fumigación con glifosato –que se viene implementando desde
la Presidencia de César Gaviria, a comienzos de los años 90–. Retoma
una política que no ha significado ni la reducción de las hectáreas de
hoja de coca cultivadas, ni la solución al problema de la economía
transnacional del narcotráfico.
El otro asunto, utilizado como
herramienta de consenso interno y de iniciativa externa relacionada con
la política de EE.UU. es el activo papel del canciller Carlos Holmes
Trujillo y del propio Duque en relación con el Gobierno de la República
Bolivariana de Venezuela. Con su accionar, siguen promoviendo una
campaña mediática que describe una crisis humanitaria con la migración
venezolana, generando un ambiente de intervención y de aumento de las
sanciones económicas en contra del país bolivariano. Duque, con ello,
refuerza su figura uribista y, a la vez, da continuidad a la posición de
Santos en contra de Venezuela, iniciada a partir de la firma del
Acuerdo de Paz con las FARC, luego del papel facilitador que cumplió el
Gobierno del país vecino.
Agenda política con la imagen en caída libre
En el primer mes de gobierno, Duque ha
reafirmado su perfil ecléctico, con una repercusión negativa sobre su
imagen pública. Según la encuestadora Yanhass, que realiza una medición
semanal, se produjo un descenso vertiginoso de la imagen positiva de
Duque, que sólo llega al 37%, 16 puntos menos que la registrada en la
segunda vuelta (53%) en las pasadas elecciones-. A su vez, la
desaprobación del gobernante ha crecido y se ubica en 41%[iii].
A la pregunta de por qué la ciudadanía
desaprueba a Duque, el 27,1% destaca como motivación la propuesta de
reforma tributaria, el 11,5% dice que no ha cumplido con lo prometido,
el 8,7% señala no estar de acuerdo con el Gobierno, y el 5,7% lo ve como
incompetente. Quienes lo ven de forma positiva lo hacen por conceptos
más generales: el 13,9% dice que lo ve bien porque está trabajando
fuertemente por dar un giro al país, el 12,5% dice que está comenzando,
por lo que es preciso darle tiempo, y el 10,5% dice que le gusta el
Gobierno[iv].
La reforma tributaria y el ministro de
Hacienda, Alberto Carrasquilla, están en el ojo del huracán. Los
sectores de trabajadores y la empobrecida clase media temen que con la
reforma tributaria se disminuya más su poder adquisitivo. Ello es porque
la columna vertebral del proyecto es eliminar impuestos a los grandes
empresarios y cargar de impuestos a la canasta familiar y a los salarios
mayores a los 650 USD (1,900.000 COP). Esta situación se ve agravada
por las denuncias de la oposición en el Congreso y de periodistas de
investigación, sobre un detrimento patrimonial del Estado por la emisión
de unos “bonos del agua”. Por dicha emisión 117 municipios terminaron
con deudas astronómicas que favorecieron a capitales de empresas en
Panamá, señaladas en las pesquisas de los Panamá Papers[v] y que originaron una citación al ministro Carrasquilla para dar explicaciones en el Congreso.
Como medidas de contención a esta bajada
en las encuestas –y con las salidas en falso de sus ministros–, el
presidente anunció la promulgación de un borrador de decreto que permite
a la policía incautar y multar a los ciudadanos que tengan en su poder
una dosis personal de marihuana. Una definición contraria a la efectuada
por la Corte Constitucional, que en 1994 superó este debate y aprobó la
dosis personal, basándose en un concepto de salud pública, y atendiendo
a los argumentos estadísticos sobre la ineficacia de la prohibición.
En la agenda de paz, Duque mantiene su
oposición a algunos puntos del Acuerdo, pero no tiene las herramientas
jurídicas para revertirlo, ni las mayorías en el Congreso para tramitar
cambios sustantivos. Se ha definido por mantener la inoperancia en la
implementación, como continuidad de la política de Santos, y a generar
más dificultades al interior de la FARC. En la ex guerrilla una parte
importante de sus miembros está reclamando a su dirigencia por los
incumplimientos: asesinatos que ya llegan a 70 y la inestabilidad
jurídica que supone los ataques permanentes del fiscal general de la
Nación y del Gobierno a la Justicia Especial para la Paz.
En relación con el proceso del ELN,
Duque ha endurecido las exigencias para mantenerse en la mesa de
negociación, dejando a las muestras de buena voluntad de la guerrilla la
posibilidad de continuidad. Este escenario se venía dando ya desde el
Gobierno de Santos, acentuado por la presión conservadora de su
coalición. Los diálogos se pueden volver inviables si el tiempo pasa y
no se retoma una agenda permanente y con horizontes realizables, mucho
más en un contexto de sistematicidad de asesinatos de líderes sociales y
ex guerrilleros que enlutan al país y generan un ambiente de zozobra
para la oposición.
Apuntes concluyentes
A un mes de la asunción del cargo, el
presidente Duque sufre un rápido agotamiento de la popularidad y apoyo
heredados de su padrino político, Álvaro Uribe, quien hoy vive sus horas
más bajas ante el avance del proceso judicial que lo señala de realizar
presiones indebidas a testigos.
El presidente ha tratado de hacer un
equilibrio entre su posicionamiento ante los sectores más conservadores
de la sociedad -donde trata de mostrarse como un líder de “mano dura”- y
su flexibilidad ante temas de debate público traídos a colación por
figuras del progresismo –y que son mal vistos a la interna de su propio
partido–. Este es el caso de su participación en la Consulta
Anticorrupción, sobre la que el mismo Uribe señaló: “No voto la consulta
engañosa y he cuidado con transparencia y austeridad los recursos del
Estado a lo largo de mi carrera pública”, reacio a participar en el
proyecto impulsado por una de sus más álgidas críticas, la ex senadora
del Partido Verde, Claudia López.
El nombramiento del ex procurador
Alejandro Ordóñez para ser embajador ante la OEA, fue otra de las
decisiones del mandatario que le suman más rechazo y que generan mayores
contradicciones: la lucha contra la corrupción que quería reflejar
Duque quedó desenmascarada con la elección de un ex funcionario corrupto
para representar a Colombia ante el organismo internacional. El Consejo
de Estado anuló la reelección de Ordoñez como Procurador General por
utilizar nepotismo para ganar el apoyo de la Corte Suprema. Además, es
un acérrimo enemigo público del sistema interamericano de justicia que
lidera la OEA, que han fallado en contra del Estado colombiano por
crímenes contra líderes sociales y políticos de oposición[vi].
Como un acróbata, Duque continúa
haciendo equilibrios para mantener a todas las fuerzas políticas de su
parte, pero las definiciones que más afectan a la sociedad están todavía
por venir. La discusión del salario mínimo, la reforma tributaria y el
ajuste fiscal, con implicaciones en programas como “Ser Pilo Paga” –para
financiar las carreras universitarias de jóvenes de escasos recursos–
son los próximos temas a discutir y que, seguramente, mellarán su frágil
liderazgo y dificultarán más la débil gobernabilidad del recién electo
presidente de Colombia.
[1] Un instrumento legal que funciona por primera vez para garantizar el ejercicio de la oposición.
[i] https://www.semana.com/nacion/articulo/partido-de-la-u-se-podria-liquidar-tras-declararse-aliado-del-gobierno-de-ivan-duque/582074
[ii] http://www.celag.org/gira-de-mattis-el-perro-guardian-hemisferio/
[iii] https://www.elespectador.com/noticias/politica/por-que-los-colombianos-desaprueban-la-gestion-de-ivan-duque-segun-yanhass-articulo-811577
[iv] Ibídem.
[v] https://www.elpais.com.co/colombia/solo-preste-una-asesoria-carrasquilla-sobre-escandalo-por-bonos-de-agua.html
[vi] https://www.elespectador.com/opinion/el-peligro-de-ordonez-en-la-oea-para-toda-la-region-columna-808993
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