El debate popular del proyecto
de nueva Constitución de la República de Cuba se realiza desde el 13 de
agosto, natalicio de Fidel, y se prolongará hasta el 15 de noviembre.
La discusión se desarrolla en barrios, centros de trabajo,
organizaciones campesinas, escuelas de los distintos niveles,
estudiantes de educación media a superior, centros de investigación y
unidades militares y de orden interior. Las propuestas son recogidas y
tabuladas para su posterior consideración en la comisión especial
encargada de su redacción en la Asamblea Nacional del Poder Popular
(ANPP), a la cabeza de la cual se encuentran Raúl Castro, y el
presidente Joaquín Díaz-Canel. El proyecto consta de preámbulo, 224
artículos (87 más que la actual Constitución) divididos en 11 títulos,
24 capítulos y 16 secciones.
El debate ha sido exhaustivo. No pocas intervenciones han defendido
que se mantenga explícitamente el objetivo de llegar al comunismo, no
obstante que el liderazgo de la revolución, muy claramente el presidente
Díaz-Canel, han explicado que no se renuncia a este ideal y que
omitirlo es una cuestión de carácter práctico, relacionada con el marco
histórico y geopolítico realmente existente. Otras muchas han insistido
en que la nueva Constitución establezca la obligatoriedad del trabajo
pues consideran incongruente que alguien disfrute de los derechos y
conquistas de la revolución sin que realice ningún aporte a la sociedad.
De la misma manera, aunque muchos expresan preocupación por las
desigualdades que pueden crear la propiedad privada y la acumulación de
capital, en general consideran necesaria su existencia, siempre que
ambas sean reguladas por el Estado.
Muchas propuestas buscan el reforzamiento de ese control. Pero no han
sido óbice para que exista un consenso en cuanto al derecho de los
ciudadanos cubanos a invertir en el desarrollo económico y social del
país con las salvedades ya mencionadas. La definición del matrimonio
como la unión
de dos personasencuentra detractores.
El proyecto plantea una importante restructuración del Estado y de la
distribución de las funciones de gobierno, asunto de interés en muchas
asambleas. Se ha opinado en algunos casos que sea modificada la edad
límite de 60 años para asumir la presidencia de la república y que en
cambio se formule que esta función puede ser acometida mientras la
persona idónea goce de las aptitudes físicas y mentales para hacerlo.
También han sido objeto de debate las denominaciones de gobernador e
intendente para los jefes de gobierno de la provincia y el municipio
pues muchos opinan que el primero está ligado a la politiquería anterior
al triunfo de la revolución y el segundo no se corresponde con la
tradición cubana. Más sustantivo, se ha propuesto que el jefe del
gobierno en la provincia sea electo directamente por sus conciudadanos y
no designado por la ANPP, como prevé el proyecto.
En lo que no he visto objeciones es en la supresión de las Asambleas
Provinciales del Poder Popular. Esta parte del proyecto concibe que el
gobierno provincial quedaría como una instancia de coordinación del
trabajo de los municipios y entre los municipios y el gobierno central.
Al municipio se trasladarían importantes competencias de gobierno que
tenía la provincia y se le asignarían otras requeridas por el nuevo
modelo económico. Al parecer, entre los ciudadanos es muy extendido el
razonamiento de lo mucho que ello puede contribuir a un gran
reforzamiento de la autonomía del municipio, un objetivo fundamental que
se busca. La importancia de este cambio radica en que el municipio es
el nivel de gobierno y actividad partidista donde se impulsan
decisivamente la democracia participativa, fecundas iniciativas
trasformadoras y los programas de desarrollo económico y social de la
nación.
También se ha propuesto por algunos estudiantes de preuniversitario
la supresión o adecuación del servicio militar para quienes acceden a la
universidad para evitar la desvinculación temporal de los estudios. En
mi modesta opinión, no creo posible la supresión, aunque tal vez sí una
adecuación. Cuba está situada en las fauces del monstruo imperialista,
hoy más agresivo que nunca, y empeñado en subvertir su sistema político y
social de construcción socialista. Omitir el cumplimiento del servicio
militar sería, además, contradictorio con la jerarquía máxima que
concede el preámbulo a la defensa de la patria.
Aunque hay quien ha dicho que el preámbulo recuerda un tratado de
historia y debe reducirse, otros han propuesto añadir la lucha
clandestina contra la dictadura de Batista y sus mártires, una mención a
las ideas y el ejemplo del Che y la histórica definición de revolución
hecha por Fidel, sólo evocada en el proyecto. El debate en Cuba. En la
ONU Díaz-Canel denuncia las hirientes desigualdades, las guerras y
peligros a que la filosofía del despojo ha arrojado a la humanidad.
Twitter: @aguerraguerra
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