IPS
El director general de
la FAO, José Graziano da Silva, urgió hoy a los gobiernos de América
Latina y el Caribe a mantener la lucha contra el hambre en lo más alto
de la agenda política y, a la vez, hacer frente a los alarmantes niveles
de sobrepeso y obesidad con una transformación radical de los sistemas
alimentarios.
“Erradicar el hambre no debe ser la única preocupación
en una región en la que el sobrepeso afecta al 7 por ciento de los niños
menores de cinco años y en la que el 20 por ciento de los adultos en 24
países son obesos”, afirmó Graziano da Silva en la apertura de la XXXV Conferencia Regional para América Latina y el Caribe (LARC).
En
un hecho sin precedentes, la cita, que se realiza entre el 5 y el 8 de
marzo, reúne en esta ciudad jamaiquina a representantes de 33 países de
la región.
“Debemos lograr sistemas alimentarios realmente
sostenibles en los que la producción, comercialización, transporte y
consumo de los alimentos garantice una alimentación realmente
nutritiva”, dijo Graziano da Silva.
Recoró que el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2
urge a erradicar todas las formas de malnutrición. “El consumo de
productos locales frescos que remplacen a los alimentos altamente
procesados también es fundamental”, añadió.
El director general
de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura) destacó que el mundo asiste a una “epidemia global” de
sobrepeso y obesidad que va en aumento tanto en países desarrollados
como en países en vías de desarrollo.
Según los últimos datos de
la FAO, más de 1.900 millones de adultos padecen sobrepeso en el mundo
y, de estos, más de 650 millones son obesos. La situación es
especialmente preocupante en América Latina, donde la obesidad afecta a
96 millones de adultos.
El hambre sigue siendo un problema pero su erradicación es posible
Graziano da Silva recordó que en 2015 América Latina y el Caribe se convirtió en un ejemplo global al ser la primera región del mundo en cumplir las dos metas internacionales de reducción del hambre. Sin embargo, según el Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe 2017, el número total de personas que sufre hambre en la región ha aumentado de 40 a 42,5 millones.
A
pesar de este retroceso, el director general de la FAO se mostró
convencido de que el mismo compromiso político que permitió alcanzar
ambas metas logrará revertir esta tendencia.
Los países, afirmó,
deben seguir apostando por políticas sociales, económicas y productivas
más inclusivas, y por el desarrollo de los sistemas legislativos y de
gobernanza necesarios para promover la seguridad alimentaria. “Esto es
fundamental para alcanzar el compromiso de la CELAC (Comunidad de
Estados Latinoamericanos y Caribeños) para alcanzar el hambre cero en
2025”, añadió.
En ese sentido, el Director General de la FAO
agradeció el exitoso trabajo de los Frentes Parlamentarios contra el
Hambre, establecidos ya en 19 países de la región.
Más protección social y fortalecimiento de la agricultura familiar
En
su discurso, el Graziano da Silva afirmó que la combinación de medidas
de protección social con el fortalecimiento de la agricultura familiar,
que genera desarrollo local y contribuye a la dinamización de los
territorios, es crucial para reducir la pobreza rural y hacer frente a
las distintas formas de malnutrición.
También alentó a los
gobiernos a aprovechar la oportunidad que ofrece el Decenio de la
Agricultura Familiar proclamado por la ONU (2019-2028), que pretende
llamar la atención sobre las personas que producen más del 80 por ciento
de los alimentos del planeta y que, paradójicamente, a menudo son las
más vulnerables al hambre.
Mitigación y adaptación al cambio climático
El
cambio climático está afectando profundamente a los sistemas
agroalimentarios de todo el mundo y, de forma particularmente virulenta,
a los países de la región que recientemente han sufrido desastres
naturales como el terremoto de México o los huracanes que devastaron
enormes territorios en Centroamérica y el Caribe.
Por eso, el
director general de la FAO apremió a los países a promover la adaptación
de la agricultura al clima cambiante, especialmente para proteger a las
comunidades rurales pobres.
En ese sentido, Graziano da Silva
brindó el apoyo de la FAO para diseñar proyectos y movilizar apoyo
financiero a través, entre otros, del Fondo Verde del Clima (FVC).
Al finalizar febrero, el Fondo aprobó la primera propuesta de financiación de la FAO: un proyecto de mitigación y adaptación al cambio climático por valor de 90 millones de dólares EEUU, desarrollado conjuntamente por la FAO y el Gobierno de Paraguay.
Graziano
da Silva también llamó la atención sobre la importancia de preservar la
biodiversidad en la región, hogar de una gran variedad de especies de
plantas y animales importantes para la agricultura, la alimentación y el
turismo.
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