José Antonio Rojas Nieto
Es tremenda la realidad del comportamiento de la participación de los ingresos de los trabajadores en Estados Unidos, con tendencia a disminuir su participación en el Ingreso Nacional. ¿Qué ha sucedido con los famosos profits (ganancias)? En la contabilidad oficial, las ganancias de las empresas corporativas (básicamente sociedades de capital con accionistas) y no corporativas se registran como parte fundamental de los componentes del ingreso nacional.
A Perogrullo le gusta decir que el Ingreso Nacional coincide prácticamente con el Producto Nacional. Y que –desde cierto punto de vista– resulta de la agregación de los diversos ingresos de trabajadores y patronos, corporativos y no corporativos, públicos y privados. En el caso de los ingresos de patronos hay que considerar tanto lo que perciben por el consumo de sus equipos e instalaciones, como por la revaluación anual de estos. Asimismo, lo que pagan de impuestos, para diferenciar los diversos indicadores de los beneficios empresariales.
Un indicador general es el de los llamados excedentes netos de operación. Muestra la evolución del ingreso anual de las empresas privadas y gubernamentales una vez descontados algunos cargos explícitos o implícitos. En el año 2017 este indicador –del orden de 4 mil billones de dólares (billones estadunidenses, o sea miles de millones) representó la cuarta parte del Ingreso Nacional Total.
Por cierto, si a este indicador sumamos lo que se recibió por el consumo de capital fijo (instalaciones, equipos utilizados, simplificando un poco las cosas) obtenemos el llamado excedente bruto de operación.
En ese año 2017, de 25 por ciento de participación de ese excedente neto de operación en el Ingreso Nacional, los sueldos y salarios representaron 43 por ciento. Hay que notar que desde 1959 –año en que se ofrecen los primeros datos oficiales de este excedente neto de operación– este indicador de los beneficios empresariales ha tenido un comportamiento altamente volátil.
Entre 1959 y 1970 su participación en el Ingreso Nacional se derrumbó en poco más de cuatro puntos porcentuales. De 25 por ciento a poco más de 20 por ciento. Y así permaneció su participación prácticamente hasta inicios de los años noventa que empezó a recuperarse. Siempre, por cierto, en el marco de una volatilidad significativa. Del orden de dos a cuatro puntos porcentuales. Lo cierto es que en promedio, nuevamente se alcanzó una participación del orden del 25 por ciento. Luego del retroceso económico de 2008 y 2009.
Hoy, nuevamente, equivale a la cuarta parte del Ingreso Nacional. Los ingresos por sueldos y salarios –por el contrario y como lo comenté en otro momento– han experimentado un descenso prácticamente constante. Han perdido cerca de ocho puntos porcentuales en el Ingreso Nacional. Eso es terrible.
Ahora bien, acerquémonos un poco al indicador más específico de los beneficios de las empresas privadas, corporativas y no corporativas, financieras y no financieras. Incluso ya sin el pago de impuestos (Profits after tax with inventory valuation and capital consumption adjustments, por su denominación en inglés). Asciende desde el inicio de los años 90; ha llegado al orden de 7 por ciento del Ingreso Nacional. Impresionante si recordamos que en las décadas de los 70 y 80 su nivel medio de participación era del orden de 4 por ciento. Y antes de estas dos décadas difíciles era del orden del 5 o 6 por ciento.
Sí, hoy es del orden del siete por ciento. Impresionante asunto, pero notemos algo más. La recuperación general puede impedirnos ver un comportamiento sectorial absolutamente diferente. Si nos concentramos sólo en las empresas corporativas (casi 70 por ciento del valor agregado total). Y dentro de ellas diferenciamos las no financieras (casi 60 por ciento de ese valor agregado total) y las financieras (poco menos de 10 por ciento del valor agregado total) podremos notar claramente que las ganancias de las corporaciones no financieras ha perdido peso en las ganancias del universo de las empresas corporativas.
En cambio, las ganancias de las corporaciones financieras han ganado un peso impresionante, representaban 6 por ciento del total de empresas corporativas a finales de los 40 e inicios de los 50. Hoy –admírese usted– rondan 30 por ciento. Sí, efectivamente, la pérdida de la participación de los salarios en el Ingreso Nacional se ha acompañado por una mayor participación de los beneficios empresariales en el Ingreso Nacional, pero dentro de éstos, la recuperación histórica de la participación de los beneficios de las empresas corporativas ha sido mayor respecto a las no corporativas, y dentro de las corporativas ha sido impresionantemente superior el caso de las empresas corporativas financieras. Sí, los campeones de la rentabilidad han sido, precisamente las empresas financieras, las aseguradoras y las de bienes raíces. En síntesis, las más propensas al rentismo y a la especulación. Ya profundizaremos un poco más en esto. Sin duda.
NB. Hace 80 años se expropió nuestro petróleo. Nunca olvidemos los objetivos esenciales de esa expropiación petrolera. Menos aún frente al desastre que vive hoy nuestra querida industria. Nunca.
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