Investig'Action
En este año 2018, el pueblo de Brasil está experimentando jornadas
intensas: protestas en defensa de los derechos de los jubilados, contra
la instalación de toques de queda militares en los barrios populares,
pero también la gira de una caravana muy especial, a favor de un
candidato que las encuestas colocan como probable ganador.
Problema : a fines de enero, un tribunal lo sentenció a 12 años de prisión por “corrupción pasiva y lavado de dinero” en unas obras de su apartamento. Su defensa y muchos expertos legales creen, por el contrario, que la “falta de pruebas” contra Lula demuestra dos cosas: la mala fe de sus acusadores, que serían “juez y parte”; y sus propios intereses como clase dominante.
El papel providencial de esos jueces supermediatizados como Sergio Moro se explicaría por una vocación extraordinaria y un compromiso particular en la lucha contra la corrupción. Al mismo tiempo, el azar también explicaría que Brasil se hubiese convirtido en uno de los aliados más cercanos del Departamento de Justicia de Estados Unidos en la lucha contra ese flagelo, a través de una serie de acuerdos y conversaciones “casi a diario” [1].
Sabemos lo que la “cooperación internacional” de Estados Unidos ha traído en el pasado de Latinoamérica. La injerencia en la vida política brasileña ¿sería parte de un nuevo plan para restaurar su dominación, iniciada por la doctrina Monroe en el siglo diecinueve? [2].
Sin voluntad de rendirse, convencido de que “no hay posibilidad fuera de la lucha”, Lula y su caravana viajan por el país para ir al encuentro de la gente que lo apoya más que nunca, mientras transmite el mensaje : “Eleição sem Lula é fraude”. Asi, Lula hace valer su popularidad para denunciar una “barbárie judicial” en su contra y anunciar que está listo para “convertirse en prisionero político”. Efectivamente, los partidarios de esta verdadera guerra multifacética, que explota la justicia con fines políticos, quizas han olvidado los orígenes humildes de la nueva generación de líderes que transformó a América Latina en apenas una década.
Para saber cómo hemos llegado hasta aquí, debemos recordar el contexto que precedió a la destitución de Dilma Roussef, quien sucedió a Lula a la cabeza de Brasil. A raíz del caso Lava Jato, los medios inventaron una falta legal y luego reemplazaron la presidencia de Dilma por la del golpista Temer. En aquel entonces, los manifestantes incluso llegaron a pedir una intervención extranjera “Intervençao ja!”, para terminar con el reinado del PT.
A medida que se acerquen las elecciones presidenciales del próximo octubre, la sociedad brasileña será llamada a tomar el control de su destino. El cobarde asesinato político de Marielle Franco por ser mujer, afrodescendiente y líder social no impedirá que miles de hombres y mujeres de las clases populares sueñen con un Brasil con menos desigualdad social. Junto a las masas, Lula es uno de los adalides de esta lucha histórica.
Notas
[1] https://www.justice.gov/opa/speech/trevor-n-mcfadden-subsecret-rio-geral-de-justi-adjunto-interino-fala-na-7a-c-pula-brasil
[2] “Lula es la joya de la corona del Plan Atlanta”, consultable en español en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=237375. Artículo publicado originalmente en: https://www.cartacapital.com.br/politica/lula-e-a-joia-da-coroa-do-plano-atlanta.
Fuente: https://www.investigaction.net/es/lula-de-regreso/
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