Entrevista con Claudio Katz y Eduardo Lucita
Debates en la izquierda frente a las próximas elecciones |
En el tenso
escenario político y social de Argentina se perfila una campaña
electoral muy conflictiva y de gran impacto en toda la región. Hoy en
día, con el gobierno Macri, el país aparece como uno de los bastiones de
la derecha neoliberal, después de 12 años de kirchnerismo en el poder
(2003-2015). Las elecciones que vienen representan un desafío central
para los tres conjuntos que configuran – de manera desigual y no
homogénea - actualmente el espacio político argentino: las derechas y el
“macrismo”, los peronismos y el kirchnerismo, los trotskysmos y los
movimientos anticapitalistas. Sobre el rol de las fuerzas de
izquierda en ese proceso, consultamos a Claudio Katz y Eduardo Lucita,
dos conocidos pensadores y militantes de esa corriente e integrantes del
colectivo Economistas de Izquierda (EDI).
¿Cuál es el significado de las próximas elecciones primarias de agosto y legislativas de octubre?
-CK
: Son comicios en dos turnos. Hasta ahora las internas han sido un
filtro que dirime quiénes quedan en la disputa por el voto útil.
Numerosos analistas coinciden en destacar, que en esa segunda instancia
la elección de la provincia de Buenos Aires podría definir el escenario
de los próximos años y especialmente las presidenciales del 2019. Si
Macri pierde quedaría muy debilitado su proyecto reeleccionista.
-EL
: El contexto económico es muy distinto al imaginado cuando el PRO
llegó al gobierno con Macri. Todos los datos son negativos. El consumo
se ha desplomado, el alza de las tarifas carcome los ingresos, la
inflación es persistente, especialmente en alimentos, crecen el
desempleo y la pobreza mientras la indigencia se profundiza. Por si
fuera poco el país ha retomado una senda de endeudamiento a un ritmo que
asusta, coronado por la reciente emisión de un bono a 100 años. Ahora,
son elecciones de renovación parlamentaria y todos los analistas
coinciden en que cualquiera fuera el resultado la relación de fuerzas en
el parlamento no cambiaría. El gobierno seguiría siendo una minoría
obligada a negociar con las otras fuerzas. La importancia de estas
elecciones solo adquiere significación mirando a las presidenciales del
2019.
-CK: Se trata de un ajuste mayúsculo sin
contrapartida en materia de inversión, creo que el gobierno está
intentando alguna ingeniería electoral para ocultar ese desastre.
¿Una ingeniería electoral de qué tipo? Si puedes desarrollar un poco esta idea…
-CK:
Trata de reforzar la prédica de los medios de comunicación “contra el
populismo¨ y apuntalar la base político-social derechista que se forjó a
partir de los cacerolazos en tiempos del kirchnerismo. Ese sector es
muy propenso al revanchismo y al odio de clase en la tradición del viejo
‘gorilismo’. Despotrican contra Venezuela y Cuba, insultan a los
docentes, exigen represión de los piquetes y prohibición de las huelgas
repitiendo libreto conservador predominante en la televisión. Ese
sustento explica cómo el gobierno se mantiene en carrera a pesar del
desastre económico.
-EL: En mi opinión lo que está
pesando, y tal vez tanto o más que la economía, es la batalla cultural
en la que desde hace años el neoliberalismo viene ganando posiciones.
¿Es tan fuerte ese sostén derechista en la actual sociedad argentina?
-CK:
Es importante aunque limitado, como lo demuestra la fuerza opuesta que
salió a flote en las marchas del 24 de marzo pasado, en la impresionante
irrupción de las mujeres o la gran reacción que suscitó el intento de
liberar genocidas mediante el llamado ‘2 por 1’ [1] .
-EL:
El gobierno también se apoya en el colaboracionismo de la burocracia
sindical. Aunque todos los días se registra alguna nueva movilización,
predomina un significativo repliegue en comparación a las
multitudinarias movilizaciones de marzo. Los jerarcas de la CGT están
repitiendo la misma entrega que hicieron los ‘gordos’ [2] en la
época de Menem. Ya no participan en el fraude de las privatizaciones,
sino que se contentan con la tajada obtenida con el manejo de las obras
sociales y el flujo de dinero que perciben aquellos sindicatos que
firman convenios colectivos. Han impuesto una desmovilización total por
temor a los desbordes. Quedaron especialmente preocupados y temerosos
por las críticas en la calle a sus capitulaciones y, especialmente,
porque en la última gran movilización a que llamó la CGT, que convocó a
cientos de miles de trabajadores, les tomaron el palco y tuvieron que
abandonarlo a las corridas, en forma más que vergonzosa.
-¿Cómo influye en este marco el renovado protagonismo de la expresidenta Cristina Kirchner?
-EL:
Hay una vertiginosa reconstitución de ese liderazgo que desconcierta al
establishment. Suponían que estaba fuera de juego y que la conducción
del peronismo se dirimiría entre los sectores más confiables.
-CK:
Su reaparición perturba a las élites que están perdiendo la certeza en
la restauración conservadora. Si Cristina gana la provincia de Buenos
Aires, los grupos dominantes empezarán a buscar un sustituto de Macri.
Algunos comunicadores piensan que el año pasado se perdió la oportunidad
para asegurar un prolongado gobierno del PRO mediante una limpieza
judicial fulminante del kirchnerismo. Otros estiman que se cometió el
error inverso al potenciar la confrontación con CFK. Los banqueros, por
las dudas, mantienen una baja calificación de los bonos argentinos a la
espera del desenlace electoral. Ya hay paralelos con el escenario
político de Brasil. No en la comparación con Temer que pende de un hilo,
sino en las dudas del establishment frente un retorno del gobierno
anterior. Allí no saben si proscribir, asimilar o confrontar con Lula y
aquí exhiben las mismas dudas frente a Cristina.
Pero en cualquiera de estas opciones políticas parecen aprestarse a profundizar el ajuste y la austeridad: ¿qué opinan?
-EL:
De eso no cabe duda. El gobierno está subiendo la apuesta para
asegurarse el respaldo de los grandes capitalistas. Por eso aplica
medidas duras cuando ya se está largando la campaña electoral. Siguen
los ‘tarifasos’, quitan pensiones a los discapacitados, toleran los
despidos y propician abiertamente la flexibilidad laboral. Para después
de octubre tienen planteado reducir el déficit fiscal bajando el gasto
público. Conviene tener en cuenta para ver por dónde pueden venir los
recortes, que el 56% del gasto público es social y otro 17% es gasto en
salarios públicos y AUH [3] . Tienen planteada las reformas
previsional, laboral y tributaria, que uno puede intuir cuál será su
orientación. Los sectores más lúcidos del neoliberalismo sostienen que
esto solo puede hacerse con consenso político, algún tipo de acuerdo con
sectores de la oposición y con los gobernadores. No en vano hace unos
días estuvo por aquí el español Ramón Tamames, uno de los ideólogos del
Pacto de la Moncloa (1977)…
-CK: Yo creo que además
tantean un giro represivo y jugarán la carta del miedo retomando el
fantasma del 2001. Buscan la polarización electoral, anunciando que una
derrota del PRO conduce al desgobierno y al colapso de la economía.
-¿En los sectores populares, Cristina es vista como una alternativa frente a semejante agresión neoliberal?
-EL:
Cristina concluyó su mandato con una buena imagen en esa franja. Perdió
las elecciones preservando un gran predicamento. No se retiró como
Alfonsín, Isabel o Menem, sino como Perón o Cámpora. Por esa razón es la
primera vez que un liderazgo se mantiene en el peronismo, a pesar de
resultados adversos en los comicios.
-CK: Pienso que con el “Frente Ciudadano” [4]
, el kirchnerismo vuelve a intentar la transversalidad y cierto
distanciamiento del aparato justicialista. Es la tónica que ha impuesto a
las candidaturas. Al mismo tiempo, adopta un programa de mayor
confrontación verbal con el ajuste que incluye frenar el alza de
tarifas, declarar la emergencia alimentaria y sanitaria, volver a los
precios cuidados y sobre todo revisar la deuda. No olvidemos que el
kirchnerismo mantuvo serios conflictos con el establishment en varios
terrenos, como las retenciones o la ley de medios.
-EL:
Pero Cristina igualmente omite que muchos legisladores llegaron al
Congreso en sus listas y después votaron las leyes del macrismo. Además
en la provincia de Santa Cruz gobiernan implementando el mismo ajuste
que, a escala nacional, le objetan a Macri.
LUCES Y SOMBRAS
-¿Cómo caracteriza la izquierda este nuevo escenario?
-CK:
La reaparición de Cristina es vista con dos miradas opuestas. Algunos
piensan que resurge con un liderazgo insoslayable para derrotar a Macri.
Otros, en cambio, consideran que retorna con posturas más
conciliatorias hacia el poder real. Me parece que las dos visiones son
equivocadas.
-EL: Coincido. La primera postura repite a
la disolución en el kirchnerismo que ya transitó una amplia franja del
progresismo. Se subordinaron al verticalismo que impone CFK, aceptando
la represión de Berni, la designación de Milani o el pago de las deudas
fraudulentas a Repsol, el CIADI [5] o el Club de Paris. La
segunda postura comete el error opuesto. No registra los virajes del
kirchnerismo y sus conflictos con los poderosos.
-CK:
En estos momentos, el mensaje de Cristina es de protesta e indignación
social. No repite la estética ‘marketinera’ del PRO, ni la
despolitización republicana. Hay que registrar la enorme distancia que
la separa de Macri y entender que la grieta no es solo una simple
construcción artificial de los medios, hay que incorporar también la
comparación de la situación social en el 2015 y la actual.
-Ustedes han votado en las últimas elecciones al Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) ¿Mantienen esa decisión?
-EL:
El FIT ha consolidado una fisonomía de izquierda muy presente en el
espacio político, le ha dado identidad de alcance nacional, presenta
listas en 22 de las 24 provincias y en 100 distritos de la decisiva
Prov. de Buenos Aires. Es una novedad y un mérito innegable. A lo largo
de varios años, mantiene un lugar en las legislaturas, los medios y la
calle con emblemas anticapitalistas explícitos. Con esa identidad emite
un mensaje de politización socialista al alcance de toda la población.
-CK:
Yo añadiría que afianzó un segmento militante numeroso con gran
presencia en la lucha. Es un canal de organización de sectores
combativos en todo el universo sindical. Pero el principal argumento
para un voto a la izquierda es más sencillo: sus legisladores siempre
estarán ubicados en la primera fila contra el ajuste y los conflictos
sociales. En cambio dentro del espacio kirchnerista siempre hay lugar
para las deserciones que vimos en los últimos años. Partiendo de estos
reconocimientos, tengo muchas objeciones al FIT.
-¿Cuáles?
-CK:
Con el paso del tiempo, han afianzado un encierro que genera un
infranqueable techo al despegue cualitativo de la izquierda. Se negaron a
aceptar el ingreso de fuerzas tan afines como son el Movimiento
Socialista de los Trabajadores ( MST -Nueva Izquierda) y el Movimiento al Socialismo (Nuevo MAS
) , que se vieron empujadas a formar otro frente para competir por el
mismo voto. No existe ningún argumento político, menos aún ideológico,
que justifique esa marginación. Son tres fuerzas trotskistas que
rechazan a otros partidos del mismo signo...La única explicación de ese
dislate es un cálculo de aparato. Apuestan a que sus rivales no logren
sortear las PASO y terminen votándolos. La misma disputa por cargos -sin
ningún basamento político- dominó toda la negociación dentro del FIT,
para evitar la interna. No hubo discusión de ideas. El frente se ha
cerrado a otras tradiciones de la izquierda y, por eso, no aprovecha la
posibilidad de elecciones internas para incorporar nuevas fuerzas.
-EL:
Este sectarismo, que me apresuro a aclarar no es solo propiedad del
FIT, también está en otras fuerzas de izquierda, tiene dos fuentes. Por
un lado, la lógica de autoconstrucción partidaria, lo que Gramsci
llamaba el “patriotismo de partido” que termina en disputa de aparatos.
Por el otro, en general este tipo de partidos abrevan en las
concepciones de “clase contra clase” que limita la política de alianzas y
que, incluso, lleva a confundir frentes electorales con alianzas
estratégicas. Puede que estas concepciones estén también en la base de
su incomprensión de la complejidad de los procesos latinoamericanos.
- A propósito entiendo que también disienten con el FIT en la actitud frente a Venezuela.
-CK:
Si. Es otra área de discordia, aunque ellos han evitado
pronunciamientos conjuntos sobre el tema. Ninguno de los tres partidos
denuncia categóricamente la existencia de un golpe de la derecha y el
imperialismo. Al igual que los medios se limitan a describir una
situación caótica sin señalar a los culpables. Incluso equiparan las
responsabilidades del gobierno con la oposición, como si la CIA y Maduro
fueran equivalentes.
-EL: Yo considero que lo más
grave es la actitud de una las fuerzas del FIT que directamente ha hecho
campaña, aquí en el país, por la caída del gobierno Maduro. Yo creo que
nunca hay que escatimar las críticas, ni ocultarlas, la “verdad es
siempre revolucionaria” nos enseñó Trotsky, pero no hay que confundirse
en que campo están la reacción y el imperialismo. Repiten el
alineamiento con la derecha que ya vimos aquí durante el conflicto del
kirchnerismo con la Sociedad Rural.
-De lo que exponen parecería deducirse para la izquierda un escenario de oportunidades y complejas encrucijadas...
-CK:
Sí, es así. Las posibilidades derivan de la enorme capacidad de
resistencia popular, de la acumulación de experiencias y de la gran
militancia que existe en el país. Los problemas radican en la dificultad
para interpretar los cambios que se avecinan superando el sectarismo.
Es un desafío de todos y con resultados muy abiertos.
-EL:
La situación es compleja y contradictoria pero encierra una oportunidad
para las fuerzas anticapitalistas. Es una nueva oportunidad para
señalar que las trabas para resolver los problemas que el capital causa
en nuestra sociedad, y que ninguna fracción burguesa en el gobierno ha
resuelto, se encuentra en el propio régimen del capital. De cara al 2019
coincido con Claudio que es una tarea de todos vencer el sectarismo. En
estas elecciones, el FIT ha llegado a un acuerdo electoral con una
corriente de inspiración guevarista, ‘Poder Popular’, que pondrá
candidatos en sus listas. Es un avance, pequeño y experimental, pero
avance al fin. Yo mantengo la esperanza, tal vez por aquello del
“optimismo de la voluntad” que en algún momento la presión social
obligue a que el FIT, o el frente de que se trate, se transforme en una
canal en el que converjan las distintas tradiciones de la izquierda
anticapitalista.
[1]
Fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que declaró
admisible la aplicación de la Ley conocida como “2×1” (duplica los años
detenidos como procesados) a los condenados por delitos de lesa
humanidad a los efecto de su liberación
[2] ‘Gordos’ es
una denominación popular con la cual se identifica a los jerarcas
sindicales de los grandes sindicatos que apoyaron (y apoyan) las medidas
antiobreras y las privatizaciones y muchos se convirtieron en
empresarios.
[3] Asignación Universal por Hijo (AUH).
[4]
El Frente Ciudadano es la nueva estrategia que presentara CFK para
aglutinar a sectores peronistas-kirchneristas con los provenientes de la
centroizquierda. En estas elecciones se presenta como Unidad Ciudadana
(UC), de alguna manera sigue la orientación de las formulaciones del
filósofo argentino Ernesto Laclau en relación a la disolución de las
clases sociales en un espacio ciudadano.
[5] CIADI es
un organismo dependiente del Banco Mundial que arbitra las diferencias
por préstamos u operaciones comerciales entre el Estado y las empresas.
Equipara a empresas privadas con Estados soberanos y por lo general
lauda a favor de las primeras.
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