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miércoles, 26 de julio de 2017

El laberinto de los judíos argentinos



José Steinsleger /III y última
La Jornada 
Tras docenas de encuentros de reflexión y debates a lo largo y ancho del país, miles de judíos políticamente comprometidos “…con las mejores tradiciones nacionales, populares y democráticas de la República Argentina”, dieron a conocer en Buenos Aires el Llamamiento Argentino Judío (LAJ, mayo 2016).
El LAJ se dirige a las personas que se sienten identificadas con elementos de la tradición y la cultura judía (300 mil ciudadanos) e interpela a la Delegación de Asociaciones Israelitas (DAIA) y la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), instituciones manipuladoras que se arrogan su representación política.
El LAJ estima que la DAIA y la AMIA no los representa, pues a más de haber abandonado sus ideales laboristas, sindicales y de solidaridad originarios, ambas entidades fueron cooptadas por el neoliberalismo y la derecha conservadora “…que ven lo judío como algo mercantil, y no como la tradición de lucha, por ejemplo, de los partisanos durante la Segunda Guerra Mundial”.
A diferencia de otras épocas, aseguran, la AMIA sólo permite asociados judíos, en clara transgresión a la ley que impide la discriminación por género, religión o cultura. Mientras en la DAIA sólo 150 votantes desconocidos y sin peso en la sociedad eligen a 20 personas que aseguran representar a 300 mil argentinos judíos, habiendo llegado a negar, públicamente, el especial ensañamiento de los represores de la dictadura cívico/militar sobre los detenidos/desaparecidos de origen judío.
La resignificación de lo judío, para adecuarlo funcionalmente a los intereses de la ultraderecha israelí y estadunidense, llevó a que los adherentes del LAJ hicieran una elección distinta de los judíos que se sienten parte de la diáspora, así como de quienes se reivindican sionistas.
“Somos hijos de la rica tradición laica y militante de la identidad judía en el siglo XIX en adelante […] somos latinoamericanos, y no estamos esperando una tierra prometida; ya llegamos a ella […] Israel no es nuestra nación. Nosotros tenemos nuestra propia patria grande y existe desde ya dos siglos. Es en Argentina donde tenemos nuestro arraigo genealógico, y éste se remonta a 120 años.”
Con una concepción amplia y moderna del judaísmo, el LAJ sostiene que ser argentino es parte de la patria grande, tal como la soñaron nuestros próceres, tal como la quisieron San Martín, Artigas y Bolívar. Asimismo, observa: No existe el judaísmo como una unidad monolítica, sino tantos judaísmos como judíos que asumen su condición de tales.
El judaísmo –añade– es más que una religión. “Nadie puede andar con el ‘judeómetro’, arrogándose la potestad de decir quién es y quién no es judío […] tampoco podemos sostener criterios anacrónicos como la herencia por vía materna, o la certeza de tener ascendientes judíos […] No hay ni puede haber una definición cerrada, unívoca y definitiva del ser judío […] La diversidad, lejos de ser un signo de debilidad, es un signo de fortaleza.
“A diferencia de las versiones filofascistas del judaísmo hegemónico y contemporáneo, nosotros no nos creemos ni necesitamos que nuestra forma de concebir la identidad judía se defina a partir de la negación del otro, como lo hace la derecha sionista respecto al judaísmo crítico...
“La derecha sionista hace oídos sordos a las críticas que denuncian su carácter criminal y terrorista de esta en las prácticas ejecutadas sobre el pueblo palestino, y las acalla con la acusación espuria de ‘antisemita’ o ‘autoodiante’.”
Sigue: Somos la continuidad de los inmigrantes fundadores de sindicatos, de anarquistas y socialistas, de radicales, peronistas, comunistas, de todos los luchadores populares y los 30 mil desaparecidos.
Con respecto al Estado de Israel, el LAJ sostiene que si bien es una realidad fáctica de hecho, rechaza la pretensión de ser el Estado de todos los judíos del mundo (Israel es el Estado de los ciudadanos israelíes, y nosotros somos ciudadanos argentinos).
Sin embargo, el LAJ condena los crímenes de lesa humanidad y repudia el terrorismo de Estado que Israel aplica sistemáticamente contra el pueblo palestino, en nombre de un supuesto derecho a existir que en las condiciones actuales ha tornado casi inviable la solución de los dos estados.
De todos modos, el LAJ dice que es menester denunciar el carácter criminal de lesa humanidad y filogenocida del régimen sionista neoliberal que hoy gobierna Israel, y que opera con total impunidad debido a la expresa complicidad y cobertura política que el gobierno de Estados Unidos le brinda en el Consejo de Seguridad de la ONU.
El Llamamiento Argentino Judío exige suspender la construcción y ampliación de los asentamientos, el desmantelamiento del Muro de Separación construido dentro de Cisjordania, fijar límites fronterizos con base en lo establecido por la ONU en 1967 con Jerusalén como capital de ambos estados, una solución justa para los refugiados y el uso del agua, y la liberación de todos los presos políticos palestinos.

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