José Steinsleger /III y última
La Jornada
Tras docenas de
encuentros de reflexión y debates a lo largo y ancho del país, miles de
judíos políticamente comprometidos “…con las mejores tradiciones
nacionales, populares y democráticas de la República Argentina”, dieron a
conocer en Buenos Aires el
Llamamiento Argentino Judío(LAJ, mayo 2016).
El LAJ se dirige a las personas que se sienten identificadas con
elementos de la tradición y la cultura judía (300 mil ciudadanos) e
interpela a la Delegación de Asociaciones Israelitas (DAIA) y la
Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA),
instituciones manipuladoras que se arrogan su representación política.
El LAJ estima que la DAIA y la AMIA no los representa, pues a más de
haber abandonado sus ideales laboristas, sindicales y de solidaridad
originarios, ambas entidades fueron cooptadas por el neoliberalismo y la
derecha conservadora “…que ven lo judío como algo mercantil, y no como
la tradición de lucha, por ejemplo, de los partisanos durante la Segunda
Guerra Mundial”.
A diferencia de otras épocas, aseguran, la AMIA sólo permite
asociados judíos, en clara transgresión a la ley que impide la
discriminación por género, religión o cultura. Mientras en la DAIA sólo
150 votantes desconocidos y sin peso en la sociedad eligen a 20 personas
que aseguran representar a 300 mil argentinos judíos, habiendo llegado a
negar, públicamente, el especial ensañamiento de los represores de la
dictadura cívico/militar sobre los detenidos/desaparecidos de origen
judío.
La resignificación de lo judío, para adecuarlo funcionalmente a los
intereses de la ultraderecha israelí y estadunidense, llevó a que los
adherentes del LAJ hicieran una elección distinta de los judíos que se
sienten parte de la diáspora, así como de quienes se reivindican
sionistas.
“Somos hijos de la rica tradición laica y militante de la identidad
judía en el siglo XIX en adelante […] somos latinoamericanos, y no
estamos esperando una tierra prometida; ya llegamos a ella […] Israel no
es nuestra nación. Nosotros tenemos nuestra propia patria grande y
existe desde ya dos siglos. Es en Argentina donde tenemos nuestro
arraigo genealógico, y éste se remonta a 120 años.”
Con una concepción
amplia y modernadel judaísmo, el LAJ sostiene que
ser argentino es parte de la patria grande, tal como la soñaron nuestros próceres, tal como la quisieron San Martín, Artigas y Bolívar. Asimismo, observa:
No existe el judaísmo como una unidad monolítica, sino tantos judaísmos como judíos que asumen su condición de tales.
El judaísmo –añade– es más que una religión. “Nadie puede
andar con el ‘judeómetro’, arrogándose la potestad de decir quién es y
quién no es judío […] tampoco podemos sostener criterios anacrónicos
como la herencia por vía materna, o la certeza de tener ascendientes
judíos […] No hay ni puede haber una definición cerrada, unívoca y
definitiva del ser judío […] La diversidad, lejos de ser un signo de
debilidad, es un signo de fortaleza.
“A diferencia de las versiones filofascistas del judaísmo hegemónico y
contemporáneo, nosotros no nos creemos ni necesitamos que nuestra forma
de concebir la identidad judía se defina a partir de la negación del
otro, como lo hace la derecha sionista respecto al judaísmo crítico...
“La derecha sionista hace oídos sordos a las críticas que denuncian
su carácter criminal y terrorista de esta en las prácticas ejecutadas
sobre el pueblo palestino, y las acalla con la acusación espuria de
‘antisemita’ o ‘autoodiante’.”
Sigue:
Somos la continuidad de los inmigrantes fundadores de sindicatos, de anarquistas y socialistas, de radicales, peronistas, comunistas, de todos los luchadores populares y los 30 mil desaparecidos.
Con respecto al
Estado de Israel, el LAJ sostiene que si bien es
una realidad fáctica de hecho, rechaza la pretensión de ser el Estado de todos los judíos del mundo (
Israel es el Estado de los ciudadanos israelíes, y nosotros somos ciudadanos argentinos).
Sin embargo, el LAJ condena los crímenes de lesa humanidad y repudia
el terrorismo de Estado que Israel aplica sistemáticamente contra el
pueblo palestino, en nombre de un supuesto
derecho a existirque en las condiciones actuales ha tornado casi inviable la solución de los dos estados.
De todos modos, el LAJ dice que
es menester denunciar el carácter criminal de lesa humanidad y filogenocida del régimen sionista neoliberal que hoy gobierna Israel, y que opera con total impunidad debido a la expresa complicidad y cobertura política que el gobierno de Estados Unidos le brinda en el Consejo de Seguridad de la ONU.
El Llamamiento Argentino Judío exige suspender la construcción y
ampliación de los asentamientos, el desmantelamiento del Muro de
Separación construido dentro de Cisjordania, fijar límites fronterizos
con base en lo establecido por la ONU en 1967 con Jerusalén como capital
de ambos estados, una solución justa para los refugiados y el uso del
agua, y la liberación de todos los presos políticos palestinos.
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