Jorge Durand
Tardó en llegar, pero la supuesta conexión mexicana con el terrorismo internacional ya se hizo presente al más alto nivel.
Esa posibilidad siempre estuvo planteada desde los sucesos de
septiembre 11 de 2001 y el ataque a las torres gemelas. Y se manifestó
con la preocupación cada vez más obsesiva por parte de Estados Unidos
por controlar, vigilar y militarizar la frontera sur.
No hay evidencias empíricas que la sustenten, pero se plantea la
amenaza, ya no como un asunto latente, sino como un problema urgente a
resolver.
Paradójicamente en la frontera norte de Estados Unidos con Canadá, sí
contamos con evidencias empíricas de dos atentados terroristas.
El primero data de las celebraciones del milenio cuando fue detenido
en la frontera del estado de Washington con Canadá, un argelino con un
coche lleno de explosivos y una reservación en uno de los principales
hoteles de la ciudad.
En otro incidente (julio 2017) un ciudadano con pasaporte canadiense
atacó, después de pasar la frontera en Flint Michigan, a un policía
infligiéndole heridas graves con un cuchillo y al grito de
Alá es grande. El suceso fue considerado como un acto terrorista.
Sin embargo, toda la preocupación se centra en la frontera mexicana y ya han empezado a propalarse
hechos alternativoso falsas verdades.
La primera corresponde, como debe ser, al twitero en jefe Donald
Trump, quien allá por el 17 de abril de 2015 empezó a sembrar la cizaña
al retwitear un artículo del Washington Times cuyo título era Islamic State operating in Mexico just 8 Miles from the U.S. border.
Y el texto de Trump dice: “ISIS is operating a training camp 8 miles
opustside our Southern border washingtontimes.com/news/2015/apr/… We
need a Wall. Deduct cost from Mexico”.
Quizá esta sea la primera vez que Trump planteó la idea del muro y de
que México debía pagarlo y relacionarla con un ataque terrorista. Esto
fue antes de entrar en campaña y de calificar a los mexicanos como
violadores y criminales.
Ahora varios funcionarios estadunidenses del más alto nivel profundizan en el tema.
El secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, dijo en el Congreso
que la relación entre organizaciones criminales y terroristas
es real y a través de la frontera los terroristas tienen la capacidad de introducir materiales, personas y bombas sucias en Estados Unidos.
Con base en esta información, Michael McCaul, representante
republicano de Texas, le preguntó al respecto al secretario de Estado,
Rex Tillerson, quien confirmó esta versión. Y añadió:
vemos claramente las conexiones de estas actividades (suministro de drogas a través de nuestras fronteras) con organizaciones terroristas, incluidos ISIS. Y para concluir afirmó que trabajan con México al respecto y que “van a ver un enfoque muy diferente en la forma en la que atacamos a los cárteles”. A lo que el congresista McCaul comentó:
Esperamos esto hace tiempo.
Ahora nos toca preguntarle al respecto al señor Osorio Chong, de qué
se trata el asunto y a qué arreglos o convenios han llegado ambas
partes.
Con estas declaraciones no podemos sino concluir que ahora la
frontera mexicana y los migrantes forman parte del entramado terrorista
que amenaza a Estados Unidos.
Se trata de un proceso paciente de construcción discursiva de las
posibles amenazas que enfrenta Estados Unidos. Y ya deben tener
preparada la respuesta para el momento en que algún loco cruce la
frontera sur de Estados Unidos con un cuchillo al grito de
Alá es grande.
Los que en la frontera canadiense no pasa de ser un incidente, en la
frontera mexicana se podría convertir en en el pretexto perfecto para
una nueva intervención.
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