Seis meses después de asumir el
cargo entre promesas de construir un muro fronterizo pagado por
México, salir del TLCAN, deportar millones de indocumentados (80 por
ciento mexicanos) y declarar ilegales las ciudades santuarios,
es tiempo de volver a evaluar el avance del presidente Trump y de la
mayoría republicana en el Congreso en ejecutar esta agenda xenófoba,
racista y proteccionista.
Es importante hacer notar que al llegar a los 100 días muchos
analistas, legisladores y líderes de organizaciones mantenían un
cauteloso optimismo (pero no este autor), porque:
1. Trump parecía equivocarse en algunos de estos temas (por ejemplo, dejar en paz a los dreamers).
2. La resistencia de los movimientos de masas y partidistas parecía
capaz de derrotar al menos parcialmente a los republicanos (por ejemplo,
la negativa de fondos iniciales para el muro fronterizo, y las demandas
legales para frenar las acciones contra las ciudades santuarios), y
3. La preocupación de Trump con otros asuntos y la incompetencia de
su gobierno habían evitado ataques significativos contra los inmigrantes
(por ejemplo, la fuerza de deportación, aunque recibió fondos, no se
había integrado; la negociación del TLCAN por Trump permanecía
inactiva).
Sin embargo, este
cauteloso optimismoha sido frustrado para cualquiera cuya mente funcione. Poco a poco ha surgido una doctrina trumpiana, cuyo principal arquitecto es probablemente Steve Bannon –el
nacionalista estadunidenseque es el principal consejero del presidente–, que reducida a su esencia es:
en la duda, adhiérete a tu más radical promesa de campaña. Aunque es mala noticia para latinos e inmigrantes, la lógica de Trump/Bannon está orientada a mantener a las bases extremistas de Trump movilizadas para las elecciones legislativas de 2018. Y parece estar funcionando. He aquí la evidencia:
• Aunque no recibió fondos en el presupuesto de este año, el muro
fronterizo tiene una asignación de mil 500 millones de dólares para el
año fiscal 2018 y la extremista Junta Libertaria Republicana se propone
paralizar el gobierno más adelante en el año con tal de obtener
asignación presupuestaria completa. Trump ha dicho estar de acuerdo. Los
informes más recientes señalan que la obra comenzará en terrenos
públicos del oeste de Texas, aunque reportes anteriores situaban el
inicio en San Diego, El Paso, el valle del río Bravo o Nogales, Arizona.
Además, legisladores republicanos han presentado iniciativas para
sufragar la construcción imponiendo un gravamen de 2 por ciento a las
remesas hacia México, aplicando otro de 20 por ciento al comercio
transfronterizo, y desviando fondos que ahora se canalizan a las
ciudades santuarios;
• La ley SB4 de Texas, la llamada
ley enséñame tus papeles, que declara ilegales las ciudades santuarios, ha dado un fuerte impulso a la derecha trumpiana. El Congreso legisla para recortar fondos federales futuros a esas ciudades, aunque los asuntos presupuestarios actuales serán resueltos en tribunales;
• Las detenciones de personas indocumentadas se han elevado 30 por
ciento respecto de los niveles de 2016, y la fuerza de deportación de
Trump cobra forma a medida que miles de millones de dólares pasan del
papel a la realidad. Se dice que Trump se prepara a hacer más ágiles las
normas de deportación por medio de órdenes ejecutivas. Además, la
Cámara de Representantes ya aprobó dos iniciativas trumpianas
antimigrantes que probablemente pasarán sin problemas en el Senado y
serán promulgadas por el presidente, las cuales criminalizarán ciertos
tipos de inmigración y a quienes los usen.
• Diez estados controlados por republicanos han demandado al programa DACA (legalización temporal de dreamers).
El secretario de Seguridad Interior John Kelly ya advirtió a la Junta
Hispánica del Congreso que la DACA será probablemente revocada en
tribunales como lo fue la DAPA (programa de legalización temporal de
padres con hijos ciudadanos estadunidenses). ¿Se imaginan al procurador
trumpiano Jeff Sessions defendiendo la DACA?
• Las negociaciones del TLCAN empezarán pronto, y los reportes
señalan que habrá pocos acuerdos a corto plazo, lo cual conducirá a un
escenario en el que no habrá ningún resultado que mostrar en 2018. Mi
apuesta es que Trump abrogará el tratado y que ese escenario precipitará
a México en la depresión.
En conclusión, los ataques de Trump a los migrantes siguen aquí.
Aunque retrasados por una variedad de razones a principios de su periodo
presidencial, su gobierno y sus aliados federales y estatales apuntan
su fuego político directamente a los latinos y los inmigrantes en
general.
En resumen: no tenemos más opción que intensificar nuestra
resistencia profundizando nuestra unidad, congregando a nuestros
aliados, y empleando estrategias y tácticas adicionales e innovadoras.
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*Antonio Gonzalez es presidente del Instituto William C. Velasquez,
organización nacional de políticas e investigación enfocada en los
latinos, con oficinas en Los Ángeles, California, y San Antonio, Texas.
Fundado en 1985, el instituto sirve a una red de 50 mil líderes latinos
con estrategias de política y estudios de caso en las áreas de derechos
electorales, adaptación al cambio climático, reforma de política
antidrogas, relaciones EU-América Latina y reforma migratoria.
Traducción: Jorge Anaya
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