Por: Marco Teruggi
Les huele a final. Donald Trump amenazó públicamente con sanciones
económicas si el gobierno de Venezuela avanza en las elecciones de la Asamblea Nacional
(ANC) el 30 de julio. El secretario de la Organización de Estados
Americanos, Luis Almagro, fue en persona al Senado de los Estados Unidos
a exponer sobre la crisis en Venezuela.
Han instalado el resultado sin prueba alguna -quemaron las urnas antes
del recuento- de los 7 millones 676 mil 894 votos que habrían conseguido
en el plebiscito del domingo. Los medios internacionales los inflan, defienden, legitiman en cada uno de sus actos. Sienten que ya, que están a punto.
Entonces avanzan, es su “hora cero”. Las líneas son cinco.
En política, la instalación del gobierno paralelo. Este viernes la
Asamblea Nacional juramentará a sus magistrados para el Tribunal Supremo
de Justicia, y la Mesa de Unidad Democrática anunció que elegirán al
presidente del “gobierno de unidad” a través de elecciones primarias. Ya
presentaron los puntos de su nuevo gobierno.
En la violencia, se trata de la combinación de las diferentes formas y la aparición de nuevas. Ya conocidas: incendiar personas
-el miércoles fueron dos-, cortar por completo el acceso a zonas
opositoras, realizar incursiones en zonas populares con grupos de
choques, asediar instituciones públicas, hospitales, canales de
televisión -como Venezolana de Televisión-, lanzar morteros,
molotov, disparos con armas de fuego sobre fuerzas de seguridad del
Estado y cuarteles, amenazar y asesinar chavistas, atacar los sistemas
de distribución de alimentos. Nuevas, al menos de manera pública: ataque
con armas largas, como fusiles R15 a plena luz del día en varios
lugares. Se vienen, se prevé, un aumento de ataques de tipo militar. Los
focos se multiplican en el país: Valencia, Barquisimeto, San Cristóbal,
Caracas, Miranda, Mérida.
En lo internacional, los Estados Unidos han asumido la responsabilidad de la ofensiva de manera pública.
Sus gobiernos aliados y subordinados amplifican y sostienen su
posición. El mensaje ha sido claro: van a avanzar con sanciones
económicas. Una hipótesis es que desconozcan oficialmente al gobierno
una vez instalada la ANC, y pasen a reconocer al gobierno paralelo de la
derecha como autoridad en Venezuela. ¿En qué se materializaría ese
apoyo? Posiblemente en lo económico, militar, y diplomático.
En lo comunicacional el despliegue es total. No
solamente la matriz legitima toda la violencia desplegada, la presenta
como justa, épica y necesaria, sino que ya se desconoce directamente la existencia del chavismo. El domingo fue una muestra clara de eso: no existió mediáticamente el simulacro electoral realizado por el gobierno de cara a las elecciones del 30 de julio. Simplemente no apareció, en particular a nivel internacional. Solo tuvo lugar un plebiscito ilegal, evidentemente manipulado.
En lo económico el objetivo es apretar más la asfixia.
El anuncio de Donald Trump lo indicó de manera nítida, así como también
los intentos de bloquear las líneas de importación de comida destinada a
los Comités Locales de Abastecimiento y Producción. La presión
económica internacional y la participación de la Federación de Cámaras y
Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela -la gran burguesía-,
junto con acciones violentas -quema de depósitos y camiones-, son los
tres principales hilos del asedio a la economía que golpea sobre los
sectores más humildes.
No dejar punto de escape. Esa es la estrategia para lograr el punto de quiebre.
***
La ecuación sigue, aún en este contexto, sin darles los números. Se
han sumado a sus filas algunos chavistas, como el diplomático Isaías
Medina, el día jueves. Pasan a reforzar la no tan larga lista de los que
se dieron vuelta: los principales son Luisa Ortega Díaz
y Miguel Rodríguez Torres -este último acusado de agente infiltrado
desde hace años-. Cuentan además con el apoyo de sectores dentro del
Cuerpo de Investigación Científicas, Penales y Criminalísticas, que
trabajan para arrestar a sectores organizados del chavismo.
Esos actores son ahora parte del bloque histórico de la derecha,
conformado por los partidos políticos de la Mesa de la Unidad
Democrática y por fuera de ella, de la cúpula eclesial -que bendice a
los grupos de choque en plena misa-, la gran burguesía, la oligarquía,
las fuerzas paramilitares desplegadas en el territorios, los grupos de
delincuentes al servicio de la violencia callejera, la base social
histórica clasista -que aplaude cada vez que incendian a alguien- y el
entramado internacional que engloba desde el Departamento de Estado
norteamericano hasta la Exxon Mobil.
No tienen, luego de más de tres meses de iniciado el ciclo
insurreccional, el apoyo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana ni los
sectores populares. Esto último no significa que no haya
descontento en los barrios populares, que allí existan opositores que
quieren que se vaya el gobierno, cansancio por la falta de respuestas a
la situación económica que desmejora, gente que votó en el plebiscito el
domingo. Lo que no se ha dado es una movilización de esos sectores en
los llamados de las derechas. La composición de clase de las protestas
es la misma, y la cantidad de participantes no ha aumentado: por la
evidente violencia, su dirigencia elitista, la inexistencia de un
proyecto que no sea salir de la “dictadura” como sea.
Por eso dependen del frente internacional. En ese
marco debe entenderse el apoyo frontal de los Estados Unidos, el cerco
internacional. El gobierno paralelo será legitimado desde el exterior,
ya que en el plano nacional no tendrá fuerza suficiente para tener
acciones reales: ¿qué harán una vez nombrados por la Asamblea Nacional
los nuevos magistrados del Tribunal Supremo de Justicia? En este momento
solo pueden lograr el objetivo de sacar al gobierno a través de una
intervención directa, de forma camuflada o más visible.
***
Así como el gobierno ha perdido base de apoyo en sectores populares
-en particular por la situación económica- también es cierto que su
fuerza todavía es muy importante. Se evidenció el pasado domingo:
algunos sectores del chavismo se vieron sorprendidos por la cantidad de votantes que acudió al simulacro. Están las fotos y videos para quienes duden. La derecha por su parte lo negó, aunque tomó nota: el chavismo está en pie,
consciente del momento y lugar histórico que ocupa, de la necesidad de
resolver el conflicto por las vías democráticas y participativas.
No se trata de hacer triunfalismo ni de pensar que lo sucedido el
domingo es inamovible. El objetivo inmediato para el chavismo es llegar
al 30, legitimar la Asamblea Nacional Constituyente
con un alto porcentaje de participación -lo contrario agravaría el
escenario-, evitar que se abran escenarios de destrozos masivos en las
ciudades, ataques militares opositores, que la sociedad caiga en el
enfrentamiento buscado por parte de la derecha. Se trata de un escenario
complejo, donde es necesario inteligencia, unidad y organización del
chavismo.
La derecha huele el final, los números no dan. El
conflicto, por las variables, parece de carácter prolongado. La
revolución no enfrenta a la dirigencia venezolana, enfrenta al
imperialismo norteamericano.
(Tomado del blog Hasta el Nocau)
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