Bajo la lupa
Alfredo Jalife-Rahme
Encuentro del presidente de Estados Unidos, Donald Trump,
con su homólogo ruso, Vladimir Putin, en la pasada
Cumbre del G20, en Hamburgo
Foto Ap
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Si la estrategia global
tiende a la tripolaridad, un G-3 de EU/Rusia/China que aprobó en forma
tácita el canciller ruso en las recientes
Conferencias Primakov(https://goo.gl/PSpfwZ) –donde fue invitado especial el nonagenario Henry Kissinger quien hoy favorece un G-2 de EU y Rusia contra China, como 45 años antes amparó un G-2 de EU y China contra la ex URSS: cuyo resultado último es
dividir para reinary que prevalezca siempre EU–, es imprescindible conocer la postura de un actor principal como China, tanto a nivel oficial como académico/mediático.
La agencia de noticias china Xinhua expuso que en la cumbre bilateral de Trump y el zar Vlady Putin
discutieron formar una unidad de ciberseguridad, lo cual fue más publicitado por el presidente empresario en sus célebres twitts.
Xinhua coloca en relieve la fuerte oposición en el seno del Partido
Republicano a la creación de una unidad de ciberseguridad con Rusia que
fue fustigada con su usual ferocidad por el senador cubano-estadunidense
Marco Rubio y por el senador Lindsey Graham, gran aliado del pugnaz
senador John McCain cuya fundación es financiada por George Soros
(Léase: la CIA y el complejo militar-industrial (https://goo.gl/2FTtcP) y (https://goo.gl/CrMhdj).
Los tres belicosos senadores insisten en “castigar a Rusia (https://goo.gl/oTdMfR)”. ¡cómo si fuera tan sencillo!
Cui Heng, del Centro de Estudios Rusos de la Universidad Normal del
Este de China, sopesa si el encuentro de Trump y Putin podrá “mejorar
los lazos de EU y Rusia (https://goo.gl/idVMbg)”. Señala que la primera reunión bilateral entre ambos mandatarios llegó
varios meses más tarde a lo esperado, debido a los problemas en Siria y Ucrania.
En realidad el retraso se debió en gran medida a la renuncia del
anterior consejero de Seguridad Nacional Michael Flynn, que sólo duró 24
días, y al tóxico ambiente del russiagate que exhibe la
fractura doméstica, para no decir una guerra civil que no se atreve a
decir su nombre, entre rusófilos y rusófobos.
Según Cui, la reunión
fue meramente simbólicaya que
no pudieron asir (sic) los temas fundamentalesy coincide con The Saker, en el portal ruso The Unz Review, quien sentencia que la cumbre “fue muy cercana a nada (https://goo.gl/RzHDXk)”.¡Uf!
Cui arguye que
existen razones por las que Trump y Putin no pueden tener compromisos ahora. La tasa de apoyo a Trump no crece a pesar de su populismo. Putin se encuentra en una posición más fuerte. La economía rusa ha mostrado señales de mejoría. Rusia ha manejado hábilmente las crisis de Siria y Ucraniay
la elección presidencial rusa se celebra en menos de un año.
Juzga que
no es probable que Putin haga concesiones a EUcuando pese a todo
los dos líderes se admiran a nivel individual y tienen la voluntad para mejorar las relaciones bilaterales. Así que tomando en consideración
los intereses nacionales y el ambiente político no podrán mejorar en forma activa la facilitación de las relaciones. Aquí hay mucha tela de discusión, pero lo que más cuenta es la percepción de un sector de la academia china.
Aduce Cui que
Rusia también está ajustando su política con EUy
Putin con su equipo han planeado encarar una confrontación (¡súper sic!) a largo plazo (sic) con EU. Concluye en forma ominosa que
una vez que las élites en Rusia y EU acepten y adapten la idea de la confrontación, las relaciones bilaterales serán más difíciles para ajustar.
Llama la atención la enorme desesperanza de Cui quien apuesta a que tal
confrontación será crónica (sic). El grave problema aquí es la Espada de Damocles del apocalipsis nuclear.
¿Perturbó a un sector de la academia china el acercamiento de Putin y
Trump que, todo lo contrario a lo que aduce Cui, plantó una plataforma
de cooperación, que quizá comportaría acuerdos secretos?
¿Temen a que Rusia se acerque a EU y arroje a China, como hoy pregona Kissinger, proponente de un G-2
occidentalde la raza blanca?
Hay que recordar que fueron Nixon y Kissinger quienes alejaron a la
China de Mao Zedong y Zhou Enlai de su alianza con la ex URSS.
Cui se clava demasiado en las asíntotas previas al encuentro
bilateral, específicamente en los teatros de Ucrania y Siria, deja de
lado lo sustancial del encuentro y, curiosamente, pasa por alto el
tremendo discurso de Trump en Varsovia, donde arremetió contra Alemania y
Rusia por igual.
Asegura Cui que la reunión entre el presidente de Ucrania Petro Poroshenko y Trump
no sacrificaráa Ucrania. We shall see…
Cui abona que
los bombarderos rusos golpearon al grupo yihadista en Siria con misiles crucero, lo cual tenía como intención
mostrar la dureza de Rusia en la crisis siria. Es muy débil su argumento: acepta que la lucha contra el yihadismo es un
área de cooperación de las más importantes de EU y Rusia, que puede tropezar por el accionar de los bombarderos rusos.
A mi juicio, Rusia y EU se han tragado muchos batracios en el teatro
sirio, lo cual no ha descarrilado su cooperación que viene desde el
anterior secretario de Estado John Kerry y que, pese a todos los
tsunamis, sigue avanzando ahora con una quinta zona de
desescaladaen el sudoccidente de Siria (https://goo.gl/L3Cfsk) que pareciera trazar la ruta de una futura federación en Siria.
Concede Cui demasiada importancia a la
divergencia de Rusia y EU sobre el destino de Bashar al Assad, a quien curiosamente empiezan a digerir a destiempo el galo Emmanuel Macron y la alemana Ángela Merkel en Europa.
Es muy reduccionista, lineal y de reflejo condicionado, la postura de
Cui, a quien no hubiera tomado en cuenta de no ser por su publicación
en el relevante portal chino Global Times, cuando la política exterior del mandarín Xi es más sofisticada y de carácter hipercomplejo no lineal cuando amarró un
relativo G-2en su visita al zar Vlady Putin, previo a su viaje oficial a Alemania y luego en su participación en la cumbre del G-20 en Hamburgo (https://goo.gl/Gq1WHa).
China mantiene óptimas relaciones con Alemania, de carácter
mercantil, y con Gran Bretaña (GB), en materia financiera, y adoptó el
comunicado oficial del G20 en Hamburgo como continuación de la previa
cumbre en Hangzhou de 2016, lo que ha “incrementado la imagen global de
China como poder constructivo (https://goo.gl/qY7iG8)”.
Wang Huiyao, presidente del Centro para China y la Globalización (sic), celebra que la
cumbre del G20 de Hamburgoenfatizó la “unidad incluyente (https://goo.gl/SDKC1o)”, pero admite que
las relaciones entre China, EU y Europa se han vuelto más impredecibles, por lo que la doceava cumbre del G20 fue sin duda (sic) una colisión entre la globalización y la antiglobalización. Wang no toca a Putin ni con el pétalo de una rosa rusa y arguye que
el año 2016 marcó el inicio de la era de la antiglobalización, cuando
GB votó por el Brexity
la elección de Trump estimuló los movimientos populistas (sic) globales.
Para un servidor, la
era de la antiglobalizacióninició en 2008, con la quiebra de Lehman Brothers y cuyas tendencias y prolegómenos detecté desde 2006 en mis dos libros premonitorios (https://goo.gl/CYurvB) y (https://goo.gl/JgRBDj).
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