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martes, 16 de junio de 2015

Las emisiones del fracking


El fenómeno del shale gas no solo pone en riesgo la calidad del agua y los ecosistemas locales, sino que también es una amenaza para el cambio climático. En América Latina varios países están avanzando en la exploración y explotación de estos recursos, particularmente el shale gas, sin considerar estas amenazas.

El mundo asiste a la llamada “Revolución del shale”, un fenómeno global que ha sido posible gracias al desarrollo de tecnologías de explotación de hidrocarburos que permiten acceder a recursos hasta ahora inaccesibles. Esto ha incrementado el volumen de gas y petróleo potencialmente disponibles ampliando considerablemente el horizonte de reservas de combustibles fósiles.

Sin embargo hay un acuerdo generalizado a nivel mundial, acerca de la amenaza que implica para el cambio climático la utilización de estos recursos en forma de combustible. Por otra parte, existe un debate a nivel académico sin resolver aún, en torno a los niveles de emisiones por unidad de energía del ciclo de vida de los hidrocarburos no convencionales.

Los hidrocarburos no convencionales no son intrínsecamente diferentes a los convencionales. La diferencia radica en el tipo de formación geológica en el que se encuentran y las tecnologías que consecuentemente se requieren para su explotación. El declive de los yacimientos convencionales ante la demanda creciente de energía, han alentado el desarrollo de estas nuevas tecnologías.

De acuerdo con el reporte de la Agencia Internacional de la Energía (IEA, 2013) los recursos recuperables de petróleo continúan aumentando en la medida que las tecnologías permiten la explotación de nuevos tipos de crudo, como el petróleo ligero de formaciones compactas o el gas de esquisto, que no eran considerados recuperables hasta hace pocos años. La última estimación de recursos recuperables de petróleo muestra que existen 2,7 billones de barriles de petróleo convencional, 345 mil millones de petróleo ligero de formaciones compactas, 1,8 billones de petróleo extrapesado y 1 billón de barriles de shale oil. En el caso del gas natural los recursos recuperables alcanzan los 950 billones de metros cúbicos, 270 de los cuales son no convencionales.

La agencia ha elaborado un escenario de “Nuevas Políticas” que a diferencia del de “Referencia” (tendencial o Bussiness as Usual) incluye las medidas que los países están considerando implementar para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. En ese escenario de nuevas políticas, la cantidad de petróleo requerido para cubrir la demanda desde ahora hasta el 2035 son 790 mil millones de barriles, menos de un sexto de las reservas recuperables. En el caso del gas natural, la demanda total durante el mismo período es un 10% de las reservas recuperables disponibles.

Por lo tanto puede concluirse que el mundo podría satisfacer sus necesidades energéticas al menos hasta el 2035 sin recurrir a los recursos no convencionales. A pesar de esto, en ese mismo escenario, las emisiones del sector energético crecerán un 20% respecto a las actuales llegando a 36 GtCO2. En ese caso la temperatura media del planeta aumentará 3.6° C respecto a la era pre-industrial superando ampliamente el límite acordado de 2° C. Si las “nuevas” políticas no son introducidas el escenario es más preocupante aún ya que las emisiones globales alcanzarían las 64 GtCO2 y nos conducirían hacia los 7° C de aumento de temperatura.

Las emisiones del shale

Si bien existen diferencias entre las diversas estimaciones, todas ellas muestran que la explotación de recursos no convencionales tanto de petróleo como de gas natural, presentan mayores emisiones de gases de efecto invernadero que los convencionales en el upstream, es decir, en su etapa de explotación. Luego durante su consumo las diferencias dependen de las tecnologías utilizadas, por ejemplo ciclos abiertos o cerrados para la generación de electricidad. En algunos casos las emisiones del shale gas son superiores a las del carbón.

La “revolución del shale” y la explotación de los hidrocarburos no convencionales en general, conducirán a un mayor nivel de emisiones de gases de efecto invernadero. Puede afirmarse también que esas emisiones superarán largamente el límite de los 2° C de aumento de temperatura. Este aumento podrá estar influenciado por las mayores emisiones a lo largo del ciclo de vida de los hidrocarburos no convencionales con respecto a los convencionales. Pero la razón principal que conduce a esta conclusión es el gran volumen de recursos recuperables que se agregan a las reservas explotables. Hay unanimidad en los informes relevados, que buena parte de esos recursos deben permanecer bajo tierra si se quiere limitar el aumento de la temperatura media del planeta a un máximo de 2° C.

El tiempo disponible para la reconversión energética es breve. Las inversiones que se hagan en la presente década condicionarán la matriz energética por varios años, haciendo cada vez más difícil y costosa la reducción de emisiones compatible con un escenario climático seguro. La mayoría de los recursos no convencionales recuperables podrían estar disponibles, luego de varios años de inversiones, cuando ya no sea posible utilizarlos dentro de una trayectoria de emisiones que nos mantenga por debajo de los 2°C


Más allá de los extensos y documentados impactos locales de la producción de hidrocarburos no convencionales, resulta evidente la inconveniencia de continuar expandiendo la frontera de reservas para un mundo que no podrá utilizarlos. Especialmente considerando que las reservas convencionales son suficientes para llegar al menos al 2035 y que más allá de esa fecha el planeta se prepara para una vida sin combustibles fósiles, como lo acaban de anunciar los países del G7.


Gerardo Honty es analista de CLAES (Centro Latino Americano de Ecología Social)
Este artículo presenta las conclusiones del libro “Potenciales emisiones de la explotación de hidrocarburos no convencionales” disponible en http://energiasur.com/emisiones-del-fracking
http://www.alainet.org/es/articulo/170412  

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