Aún
seguimos teniendo la mala costumbre de buscar referentes teóricos off
shore (fuera de costa), término petrolero, para autoexplicarnos las
causas y consecuencias de nuestros traumas que vivimos actualmente.
Afanosamente recurrimos, para revisar nuestros procesos históricos y sus
interpretaciones en el presente, a autores, que si bien es cierto
escriben con buena prosa, muy poco tienen que ver sus generalidades con
las realidades nuestras. En ese sentido queremos traer referencias a dos
venezolanos, Domingo Alberto Rangel y al Profesor Miguel T. Salas,
sobre el fracaso del modelo petrolero que ha gobernado a Venezuela
durante un siglo...es hora de cambiar el modelo o definitivamente morir.
Modelo parasitario
Domingo
Alberto Rangel (1923-2012), entrevistado antes de su muerte en Las
Verdades de Miguel (numero 437), fue un revolucionario convencido. Eso
es indudable. DAR, como le llamábamos en la década de los 70 en la
universidad Central de Venezuela, acompañó al comandante Chávez, al lado
de Pedro Duno y Núñez Tenorio. Domingo Alberto ha sido, junto Pérez
Alfonso, Salvador de La Plaza y Rodolfo Quintero, uno de los más grandes
analistas criollos de la crisis estructural venezolana a partir de la
aparición de la tentación del diablo: el petróleo, que generó la
hipertrofia del modelo social venezolano hasta nuestros días. Aquí
extraemos algunos aspectos del análisis de Domingo Alberto de hace unas
décadas atrás denominado “Una economía parasitaria” (1967):
"A
partir del boom petrolero entre nosotros ha surgido una red de comercio
y un aparato de servicios sin que tengamos una base industrial de
sustentación. El comercio ha florecido, como las parasitarias, sobre una
roca de hipertrofia petrolera. La burocracia y otros servicios
emergieron y se expandieron sin conexión ninguna con el proceso de las
fuerzas productivas internas. Sobre una agricultura de escombros y una
industria enclenque, el sector terciario de nuestra economía montó su
imperio, divorciado así del drama íntimo de una Venezuela frustrada”.
Comparación Bolivia y Venezuela
Ese
análisis de Domingo Alberto, de 1967, proyectó la dura realidad que
estamos viviendo ahora. Si no logramos un aparato productivo fuerte y no
superamos nuestra agricultura raquítica, reducida a agricultura de
puerto, seguiremos padeciendo una gran debilidad que en efecto se ha
convertido en una guerra económica como no la viven los países más
pobres de América Latina y, dentro de ellos, el más pobre de los países
progresistas como Bolivia, el cual ha logrado resolver el tema del
desabastecimiento y la soberanía alimentaria. Hoy Bolivia exporta la
quinua, un cereal rico en proteína que hoy es la delicia en Europa y
USA, generando un ingreso de cerca de 200 millones de dólares cada año.
Nosotros, lamentablemente, seguimos exportando escasamente petróleo.
Hay una parálisis en el tiempo. Antes del petróleo, exportábamos cacao,
café y otros rubros agrícolas, y hoy tenemos que importar casi el 90
por ciento de los alimentos que consumimos, y eso es resultado de un
manejo no adecuado, desde la cuarta hasta la quinta, un modelo petrolero
del que nos confiamos, que si bien es cierto nos permitió resolver la
deuda social acumulada en el tiempo, pero no resolvió la sostenibilidad
económica. Esa mala aplicación del modelo, por otra parte, generó
parasitismo, conformismo, paternalismo y disminuyó enormemente la
vocación del trabajo.
Si aumentan los precios del petróleo, ¿repetiremos el modelo?
Por
otro lado el profesor Miguel Tinker Salas nos acaba de enviar su libro
titulado “Una herencia que perdura…petróleo, cultura y sociedad en
Venezuela”. Salas expresa: “La polarización de clases, política y
hasta racial que ha surgido desde la elección del presidente Chávez
puede remontarse, en parte a visiones muy diferentes de la nación y de
la sociedad que surgieron a partir de una larga y amplia experiencia con
la industria petrolera….La industria petrolera continúa siendo el
componente central de la economía venezolana y ha sido el factor
decisivo en la evolución de sus estructuras sociales desde principio del
siglo XX”. El profesor Salas, titular de la Universidad de historia y
estudios latinoamericanos de Pomona College, en California (USA), nacido
en Caripito, empalma con los estudios sobre los efectos del petróleo
analizados por Rangel a partir de la llegada al poder de Hugo Chávez.
Ante
la situación que vivimos, creo que existen una tendencia a seguir
esperando el aumento vertiginoso de los precios del petróleo para
repetir el modelo viciado rentista, otros, muy pocos, aspiramos revertir
el modelo y comenzar a construir una Venezuela sostenible. Es necesario
superar las venas abiertas de América Latina que ya está de cateterismo
y reducida a un panfleto. Como dijo el viejo Domingo Alberto Rangel en
su libro Fin de Fiesta (1982) “La situación del país será mañana
infinitamente más comprometida en el momento en que venzan los alegres
créditos que hoy contraemos. Porque entonces no dispondremos de recursos
para afrontar esos vencimientos que inflaron la corrupción y la
ligereza”.
http://www.alainet.org/es/articulo/170382
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