Mientras crece la tensión en Europa, Atenas y sus acreedores negocian a contrarreloj y se multiplican las protestas en Grecia,
para Dimitri Papadimitriou, economista heleno y presidente de un
prestigioso instituto heterodoxo de Estados Unidos, el FMI está
cometiendo los mismos errores que cometió con Argentina hace 15 años.
“Después del fiasco con Argentina, el FMI había dicho que nunca iba
a repetir lo que hizo con Buenos Aires. Sin embargo, sigue haciendo lo
mismo (…) Al FMI no le pareció suficiente la última propuesta de
Grecia, muchos impuestos y poco recorte del gasto. Sigue reclamando una
política que nunca funcionó”, sentenció el economista.
Desde Nueva York y antes de partir a Atenas, Papadimitriou conversó
vía telefónica con Télam y se animó a pronosticar que “lo más probable
es que no se llegue a un acuerdo esta semana”.
“Incluso si no hay un acuerdo, van a acordar prolongar el programa
(de asistencia financiera), o en otras palabras, van a estar de acuerdo
en que no están de acuerdo y van a seguir negociando tres, seis o nueve
meses más”, concluyó el presidente del Levy Economics Institute de la
universidad Bard College, uno de los principales centros de pensamiento
económico heterodoxo de Estados Unidos.
Desde hace más de cinco meses que el nuevo gobierno de Grecia,
dirigido por el izquierdista Alexis Tsipras, intenta renegociar las
condiciones para destrabar el último tramo del programa de asistencia
financiera, también conocido como rescate, que sus antecesores firmaron
con los tres acreedores de su país: el FMI, la Comisión Europea (CE) y
el Banco Central Europeo (BCE).
Se trata de 7.200 millones de euros que no sólo permitirían a Grecia
cumplir con el vencimiento del FMI de 1.600 millones de euros el
próximo martes, sino también el de 3.500 millones del BCE el próximo 20
de julio.
Grecia y las tres instituciones acreedoras tienen hasta el próximo
martes 30 para sellar un acuerdo y hacerlo aprobar por los Parlamentos
de Atenas y el resto de los países de la eurozona. Si esto no sucede y
los líderes del bloque no proponen otra alternativa, como extender una
vez más las negociaciones, Tsipras se verá obligado a declarar el
default y abandonar el euro.
“El gran problema ahora es que el gobierno griego debe pagar un gran
vencimiento al FMI a fin de mes. Puedo imaginar que si se prolongan las
negociaciones, el BCE proveerá apoyo adicional al gobierno (griego)
para que pueda cumplir”, señaló el economista.
Papadimitriou está convencido de que “a nadie le conviene que se
rompan las negociaciones” y destacó ninguna de las tres instituciones
acreedoras “han mostrado voluntad de hacer un acuerdo, pero tampoco de
echar a Grecia de la zona euro”.
Para Grecia, según explicó, una salida del euro implicaría “sufrir
al menos tres años muy difíciles”, mientras que “los acreedores temen
un eventual efecto dominó”, especialmente entre los países europeos que
aún no lograron salir de sus crisis económicas,como España.
Papadimitriou incluso se animó a pronosticar que si Grecia abandona
el euro, no tardará más de un año en ser seguido por otro país europeo.
El posible escenario que describe el reconocido economista heleno es
que el programa de asistencia financiera se extenderá “durante tres,
seis o nueve meses”, lo que permitirá mantener abiertas las
negociaciones y que el BCE continúe inyectando fondos de emergencia a
Grecia, para que ésta siga cumpliendo con sus compromisos de deuda y su
presupuesto interno.
El problema de este escenario es que en tres, seis o nueve meses
Grecia y sus acreedores se encontrarán otra vez en la misma situación.
“Hace dos años los acreedores dijeron que si Grecia bajaba el
déficit primario, ellos analizarían recortar su deuda exterior. En
2014, Atenas había reducido su déficit, pero aun así (las tres
instituciones) continuaron negándose a reestructurar la deuda”, recordó
el economista.
La deuda total de Grecia es de unos 440.000 millones de euros, una
cifra claramente impagable para un país que el año pasado tuvo un PBI
de unos 250.000 millones de euros. Una parte importante de esta deuda
externa está en manos de Alemania y Francia, las dos potencias
económicas de la eurozona.
Por eso, agregó, ni la canciller alemana, Angela Merkel, ni el
presidente francés, Francois Hollande, quieren incluir una
reestructuración de la deuda griega en un eventual acuerdo.
“De hacerlo, tendrían que lograr que sus Parlamentos en Berlín y
París les aprueben un plan que les hará perder dinero”, sentenció el
especialista.
Papadimitriou intenta no pintar un futuro pesimista para su país;
sin embargo, las pocas opciones que ofrecen los socios europeos a
Grecia, un país sin commodities ni industria más que el turismo, no lo
ayudan.
“La inversión privada no irá a un país que está pasando por lo que
pasa Grecia, y la industria turística no puede sacar al país de la
recesión. Se necesita de un programa de desarrollo en serio que ataque
el problema del desempleo”, sentenció.
En el contexto actual, el único capaz de ofrecer los fondos para un
programa de desarrollo de esa envergadura es el BCE, y no lo hará sin
un acuerdo previo con el resto de los acreedores.
“Creo que Grecia tendrá que tomar una decisión muy pronto, no puede
seguir esperando mucho tiempo más sin apoyo. Hoy, aun si la mayoría de
la gente quiere el euro, apoyan al gobierno en la negociación con sus
acreedores. La salida de la eurozona no es una realidad ahora, pero lo
podría ser muy pronto”, sentenció Papadimitriou.
Telam
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