Vázquez pide “más inversión” a empresarios norteamericanos
Lo
esperaba en la puerta del hotel como a un viejo amigo. Susan Segal, la
presidenta del Consejo de las Américas (un influyente foro de contactos
político-económico estadounidense), saludó al presidente con un beso y
enseguida lo llevó hasta el salón donde aguardaban empresarios locales
y extranjeros. En el camino, conversaron muy por arriba; la charla más
importante tuvo lugar a puertas cerradas, luego de los discursos y
aplausos inaugurales. Durante la hora y cuarto en la que se mantuvo
reunido a solas con los inversionistas, Vázquez respondió casi una
decena de preguntas sobre posibilidades de inversión en el país. Mostró
números de todo tipo, reafirmó las “seguridades jurídicas” y las
“inmejorables oportunidades de negocios” que ofrece el país, y dedicó
indisimulables gestos de acercamiento a Estados Unidos. El emporio de
hombres de negocios nucleados en el consejo siguió con atención al
presidente. Antes, durante su discurso inicial, Vázquez recordó la
firma del TIFA (Acuerdo Marco sobre Comercio e Inversiones) en enero de
2007 entre Estados Unidos y Uruguay, y el tratado de promoción y
protección recíproca de inversiones de 2006. Además, se congratuló por
la aprobación parlamentaria del acuerdo aduanero con Estados Unidos.
El influyente Consejo de las Américas es un foro con aires de think
tank fundado 41 años atrás por el banquero David Rockefeller como forma
de sostener emprendimientos académicos y artísticos. Sin embargo, en
los hechos ha servido como un lugar para favorecer los negocios en la
región, agrupando a algunos de los principales empresarios neoyorquinos
y también de otras partes. Entre quienes figuran como sus principales
contribuyentes -con 50.000 dólares o más-, además del propio
Rockefeller, están el Citigroup y el JP Morgan, y figuran magnates como
el venezolano Gustavo Cisneros.
Vázquez ha hecho buena
relación con este foro. De hecho, el presidente recordó que ésta fue la
tercera vez que participaba en un encuentro. La primera fue en 2006, en
pleno debate acerca de la posibilidad de suscribir un Tratado de Libre
Comercio (TLC) con Estados Unidos. Aquella conferencia quedó grabada a
fuego en la memoria del primer gobierno del Frente Amplio (FA) por la
metáfora ferroviaria empleada en referencia al TLC: “Algunas veces el
tren pasa sólo una vez”. Esta vez, Vázquez hizo pedidos concretos. El
más importante fue cuando dijo que el crecimiento del país está atado a
la inversión extranjera, y pidió: “Necesitamos más inversión”.
Si hace nueve años el presidente insistía en las “deficiencias del
Mercosur”, ayer Vázquez volvió a tomar distancia de las visiones más
ortodoxas de la integración. “La diversificación de posibilidades de
inserción internacional para un pequeño país como el nuestro no es un
capricho, es algo tan necesario como el aire que respiramos
habitualmente”, dijo. “Una pequeña acotación”, anunció. Y machacó:
“Somos Mercosur por identidad y convicción, pero no concebimos al
Mercosur como una jaula, sino como una plataforma de lanzamiento”.
Desde el atril en el que habló, en uno de los salones del hotel
Radisson, el presidente lanzó, en tono pausado, varias definiciones
concretas. Habló de “reforzar la institucionalidad ya existente en el
relacionamiento bilateral” con Estados Unidos, reclamó mejorar las
“preferencias” en cuero y madera (que significan 19% de las
exportaciones uruguayas a ese país) y mostró voluntad de “seguir
avanzando” en el comercio de servicios globales y tecnologías de la
información. También remarcó el deseo de su gobierno de avanzar en la
negociación para un acuerdo en seguridad social: “Queremos avanzar en
la negociación para un acuerdo en seguridad social que beneficia a
ciudadanos de ambos países que han generado derechos jubilatorios en el
otro”.
Sin embargo, el acuerdo está cerrado desde comienzos de
mayo. Según explicaron fuentes del gobierno a la diaria, la segunda y
última ronda de conversaciones entre representantes de la
Administración de Seguridad Social de Estados Unidos y autoridades
uruguayas del Banco de Previsión Social (BPS) hacia un acuerdo en
seguridad social tuvo lugar en la primera quincena de mayo. El acuerdo,
cuya concreción celebra la Embajada de Estados Unidos en su sitio web,
permitirá cumplir con dos objetivos. El primero, eliminar el pago de
aportes en el caso de trabajadores que están obligados a pagar
impuestos en ambos países con el mismo ingreso. El segundo, cortar con
los vacíos legales en cuanto a la protección de beneficios para los
trabajadores que han dividido su vida entre Estados Unidos y Uruguay.
Según reconoció a la diaria el presidente del BPS, Heber Galli, “se
llegó a un acuerdo, se firmaron los documentos, y ahora el tema está a
estudio del Departamento de Estado y el Poder Ejecutivo”. Tras un
análisis jurídico, el acuerdo debe pasar por el Parlamento uruguayo y
el Congreso de Estados Unidos; si en 90 días no recibe objeciones,
quedará aprobado. Actualmente, se estima que hay una colonia de 50.000
uruguayos en Estados Unidos, y que 5.000 estadounidenses están
radicados en Uruguay.
Si en su discurso inaugural Vázquez no
habló del TISA (Acuerdo de Liberalización del Comercio de Servicios),
en privado el presidente fue consultado por la posición uruguaya al
respecto. “Lo estamos analizando”, fue la respuesta del presidente.
Similar versión dio el canciller Rodolfo Nin Novoa: “Nadie puede
negarse a discutir lo que en el mundo está pasando”. De tarde, el
ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, presentó los números de
la economía en una exposición por medio de la cual mostró a Uruguay
como un lugar apetecible para hacer negocios. Ya de mañana, la CEO del
Council, Susan Segal, había repartido elogios para el país -“Las reglas
son muy claras”- y para el propio Vázquez: “¡Tengo tantos recuerdos de
usted en su primer mandato!”. Además de los empresarios, en la mesa
cuadrangular la seguían con atención el encargado de Negocios de
Estados Unidos en Uruguay, Bradley Freden, y el presidente de la Cámara
de Comercio Uruguay-Estados Unidos, Álvaro Scarpelli, de la consultora
KPMG Uruguay. Entre quienes se acomodaron en el salón comedor del
Radisson hubo representantes de IBM, Microsoft, Barrick Gold, Citibank,
Cargill, Toyota, Wal-Mart. Sobre ellos, dijo Seagal: “Son
inversionistas, ven la oportunidad de trabajar en Uruguay”.
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