“Todavía
existe una mentalidad colonial de invasión y dominación que provoca
enfrentamiento”, lamentó. Sí confió en que los dos continentes se
conviertan en regiones “sin invasores ni invadidos, sin dominados ni
dominadores”.
Evo Morales
El Consejo Conjunto
sobre Comercio e Inversión acordado entre Estados Unidos (EEUU) y
Paraguay es para fortalecer los planes del imperialismo norteamericano
en la región, lo que significa que no está fuera del contexto
internacional, como el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones
entre la Unión Europea (UE) y EEUU que van avanzando con mucha
discreción y sin ninguna transparencia democrática entre la dos
potencias en crisis. Con este plan pretenden crear la mayor zona de
libre comercio del planeta, con cerca de 800 millones de consumidores,
y que representará casi la mitad del Producto Interior Bruto (PIB)
mundial y un tercio del comercio global, en su búsqueda por detener a
China y al BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).
El
canciller de Paraguay, Eladio Loizaga, y la subsecretaria de Estado de
los EEUU para Gestión y Recursos, Heather Higginbottom, firmaron un
memorando de entendimiento en materia de derechos de propiedad
intelectual “para mejorar la protección de los derechos de autor y las
marcas registradas en Paraguay y fortalecer la aplicación de normas”.
Igualmente acordaron “continuar las visitas de alto nivel entre los dos
países para fortalecer las relaciones bilaterales” y seguir con la
“cooperación en el combate al narcotráfico, el crimen trasnacional, el
lavado de dinero y el terrorismo”. Estados Unidos y Paraguay se
comprometieron asimismo a mantener este año una reunión del Consejo
Conjunto sobre Comercio e Inversión para “aumentar y revitalizar” la
cooperación en esa materia.
Estos acuerdos, sin duda, siguen el
mismo libreto de la Doctrina de Seguridad Nacional de la llamada Guerra
Fría, el lobby neoliberal del gobierno de Paraguay es la única ficha de
los EEUU como país integrante del MERCOSUR (Mercado Común del Sur) para
empujar los planes en los ámbitos comerciales y militares en las
negociaciones del Tratado de Libre Comercio con la UE. Actualmente, los
países del Mercosur (excepto Venezuela) negocian con la UE un acuerdo
que incluye un tratado de libre comercio, aunque esas negociaciones
están estancadas precisamente por falta de consenso en el ámbito
comercial. En la última Cumbre, Evo Morales criticó duramente y dejó
clara su posición en defensa de la Región Nuestra Americana y Caribeña:
“Preferimos ampliar nuestro mercado regional solos [antes] que ser
cómplices de una política inhumana que hace daño a las mayorías y
beneficia a las minorías”, señalo el presidente de Bolivia en esa
oportunidad.
Los defensores del mal llamado “libre mercado”
desean eliminar aranceles y abrir sus respectivos mercados a la
inversión, los servicios y la contratación pública; en el caso del
Paraguay, se tienen todas las posibilidades con la Ley de Alianza
Público-Privado (APP), pero sobre todo intentan homogeneizar los
estándares, las normas y los requisitos para comercializar bienes y
servicios protegiendo a los llamado inversionistas, de ahí que resulta
una prioridad para los EEUU un acuerdo y asesoramiento con relación a
la Propiedad Intelectual, abrir las puertas a demandas multimillonarias
de empresas privadas en tribunales internacionales de arbitraje, todos
ellos al servicio de las grandes corporaciones multinacionales contra
los Estados por querer estos proteger el interés público, es decir: la
educación, salud, agua, electricidad, comunicación, toda la
biodiversidad, están comprometidas para formar parte de la apertura de
mercado.
Las concreciones de estos acuerdos bilaterales del
Imperio con países con características de estados coloniales, alimentan
los planes y la estrategia de reacomodo global en crisis. En el caso de
Paraguay, con el “Nuevo Rumbo” del gobierno de Horacio Cartes, mientras
se van estructurando estrategias imperialistas de esta naturaleza, es
ingenuo pensar en un golpe de Estado, sea uno duro, suave, militar o
parlamentario. Todas estas prácticas son pensadas y planificadas desde
la Embajada de los EEUU y solo es posible y latente en el continente
cuando surgen gobiernos soberanos que apuestan por la integración de
los pueblos y empujan un comercio de solidaridad y no de
competitividad, priorizando lo social, lo ambiental y lo humano.
Sigamos pariendo en la calle la conciencia política del pueblo
organizado que con su ejemplo y dignidad de patria enfrentan la vieja
práctica política del caudillo, del correligionario, del grupito y
siembran confianza y fuerza moral, patriótica para la re-fundación
democrática de un nuevo Paraguay.
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