Adital
Una pareja de empresarios anuncia en el diario que
busca una niña de entre 12 y 18 años para "adoptar”. Ella debe residir en su
casa para ayudar a cuidar a un bebé de un año. La historia parece de ficción,
pero no lo es: ocurrió en Belém, Estado de Pará, Brasil, a comienzos de mayo de
este año. "El discurso es siempre el mismo: "es mejor trabajar que robar, yo
trabajé y no me morí, no solemos ver un discurso sobre las consecuencias de ese
trabajo”, afirma Maristela Cizeski, representante de la Pastoral del Niño en el
Consejo Nacional de Derechos del Niño y del Adolescente (Conanda) y
coordinadora de la Comisión de Políticas Públicas.
La situación presentada arriba expresa la realidad en
que todavía viven millones de niños en todo el mundo, obligados por cuestiones
económicas y/o culturales a trabajar por su sustento y el de sus familias.
Según las estimaciones más recientes de la OIT [Organización Internacional del
Trabajo], 168 millones de niños trabajan en todo el mundo, de los cuales 120
millones tienen entre 5 y 14 años. Se estima que cerca de 5 millones de niños
trabajan en condiciones análogas a la esclavitud y la gran mayoría no tiene
acceso a la educación básica. El nuevo Informe mundial sobre el trabajo
infantil 2015: encontrar el camino hacia el trabajo decente para los jóvenes destaca la importancia vital de intervenir rápidamente en el ciclo de
vida contra el trabajo infantil.
El documento, lanzado con miras al Día Mundial del
Combate al Trabajo Infantil, muestra que los jóvenes que tuvieron que soportar
una carga de trabajo cuando eran niños son más propensos a tener que conformarse
con empleos familiares no remunerados o a ocuparse en empleos mal remunerados.
"El informe muestra la necesidad de adoptar un enfoque político coherente, que
aborde el trabajo infantil y la falta de trabajo decente para los jóvenes.
Mantener a los niños en la escuela y ofrecerles una buena educación hasta por lo
menos la edad mínima de admisión en el empleo es determinante para toda su
vida. Es el único modo en que los niños pueden adquirir los conocimientos y las
competencias de base indispensables para continuar su aprendizaje y para su
futura vida profesional”, declara el director general de la OIT, Guy Ryder.
El Premio Nobel de la Paz 2014, el indio Kailash
Satyarthi, considera que para enfrentar este desafío es necesario un cambio de
mentalidad. "Cuando observamos a nuestros hijos, pensamos que nacieron para ser
doctores, ingenieros o profesores, que todo el mundo les pertenece. Pero cuando
vemos lo que ocurre con otros niños, pensamos, pobres ellos que continúan
trabajando, iremos ayudándolos de a poco. Sin embargo, es necesario que veamos a
todos los niños como nuestros niños”.
Basado en una investigación realizada en 12 países, el
informe de la OIT examina las futuras carreras de los ex niños trabajadores y
de los que abandonan la escuela prematuramente. Las principales conclusiones
son:
- La participación prematura en el trabajo infantil está asociada a un nivel de instrucción inferior y, más tarde en su vida, con empleos que no cumplen los criterios mínimos de trabajo decente.
- Los que abandonan la escuela prematuramente tienen menos probabilidades de encontrar un trabajo estable y corren más riesgos de permanecer fuera del mundo del trabajo.
- Una proporción elevada de jóvenes de entre 15 y 17 años realizan trabajos clasificados como peligrosos o como las peores formas de trabajo infantil.
- Los que realizan actividades peligrosas es probable que hayan abandonado la escuela antes de haber alcanzado la edad mínima de admisión en el empleo.
El informe recomienda también intervenir cuanto antes
para sacar a los niños del trabajo infantil y traerlos a la escuela, así como
medidas para facilitar la transición de la escuela a oportunidades de trabajo
decente para los jóvenes. Una atención particular debe darse a los 47,5
millones de jóvenes de entre 15 y 17 años que realizan actividades peligrosas y
a las vulnerabilidades específicas de las niñas y de las jóvenes.
La realidad brasilera
En Brasil, entre abril de 2014 y abril de 2015, fueron
retirados del trabajo infantil 5.688 niños y adolescentes, según datos del
Ministerio de Trabajo y Empleo. Pero este número no llega ni cerca de los más
de 3,2 millones de niños y niñas de 5
a 17 años que trabajan de forma irregular en el país, según
la Encuesta Nacional de Muestra por Domicilio (PNAD 2013, sigla en portugués),
del IBGE [Instituto Brasilero de Geografía y Estadística]. Según los datos de la
PNAD, entre 2012 y 2013, hubo una pequeña reducción del 10,6%. Si la caída
continúa a ese ritmo, difícilmente Brasil conseguirá alcanzar la meta de
erradicar el trabajo infantil hasta 2020.
La actuación de organizaciones sociales y
gubernamentales para la extinción del trabajo infantil hizo que el número de
niños que actuaban en carbonerías, plantaciones, o incluso picando piedras disminuyera
considerablemente. Entretanto, el trabajo infantil doméstico es uno de los más
difíciles de identificar. Para la OIT, se clasifica como una de las peores
formas de trabajo infantil. Casos de niños que, en busca de nuevas
oportunidades, salen de sus casas, van a la "gran ciudad” y acaban sufriendo
violencia, son usuales, pero sin embargo invisibles. "Sabemos que los casos de
maltrato y abuso de niños en el trabajo doméstico son comunes. Además de los
accidentes, tenemos también [que considerar] la explotación”, recuerda
Maristela, de la Pastoral del Niño. Muchos sólo son identificados cuando esos
niños son violentados sexualmente, golpeados o hasta asesinados.
Tal vez uno de los motivos para que las personas todavía
no vean el trabajo infantil doméstico como un problema es la idea errada de que
niños y adolescentes no pueden hacer nada dentro de casa. "Hay una gran
diferencia”, señala Maristela. Según ella, el trabajo infantil doméstico deja
secuelas negativas, mientras que las tareas educativas promueven el
fortalecimiento de vínculos familiares y la formación de las responsabilidades.
"El niño ten que manejar aquello que está de acuerdo con su edad, no puede tener
algo por encima de lo común. Esto se convierte en una educación positiva, que
fortalece vínculos familiares, diferente de la explotación”.
Programación
Para celebrar el Día Mundial del Combate al Trabajo
Infantil, se están organizando cientos
de eventos en cerca de 55 países este 12 de junio. En Ginebra, sede de la
OIT, el Premio Nobel de la Paz Kailash Satyarthi y la primera dama de Panamá,
Lorena Castillo de Varela, participarán de una mesa redonda con delegados que
asisten a la Conferencia Internacional del Trabajo.
En Brasil, el Día Mundial contará con actividades
promovidas por el Foro Nacional de Prevención y Erradicación del Trabajo
Infantil (FNPETI). Para las personas que debaten el problema del trabajo
infantil, esta cuestión es clara: trabajo, solamente a partir de los 16 años, o
como aprendices desde los 14 años. Es lo que determina la Constitución Federal
brasilera
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