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martes, 5 de agosto de 2014

Latinoamérica y su laberinto económico


Notas

En medio del debate desatado por las negociaciones con los fondos buitres, el programa internacional de Radionauta FM, L’Ombelico del Mondo, dialogó con el economista Pedro Páez Pérez, superintendente de Control del Poder del Mercado de Ecuador, y principal pensador de la Nueva Estructura Financiera Latinoamericana.
El debate en torno al pago a los fondos buitre en Argentina ha generado una gran cantidad de opiniones en torno al marco de las finanzas a nivel global en el que se da ese hecho. La cesión de soberanía jurídica y la inclusión subordinada de los países latinoamericanos al mercado global, consagrados en la letra chica de este tipo de transacciones, son hoy -junto con la legitimidad de las deudas externas- el principal foco de discusión para quienes proponen alternativas al actual sistema económico. Y en este contexto es que reflotan viejas propuestas.
A partir de la asunción del presidente ecuatoriano Rafael Correa en 2007, en ese país se empezó a trabajar con un equipo de economistas que lograron cambiar profundamente la estructura económica de ese país. Pedro Páez Pérez, era en ese momento director de la Comisión Técnica Presidencial del Ecuador para la Nueva Arquitectura Financiera. Hoy es uno de los más lúcidos economistas del continente y uno de los ideadores de la propuesta que intenta revertir el modo de entender la economía también a nivel de América Latina.
“La pertinencia de la propuesta ecuatoriana se ve a todas luces ahora”, explicó en diálogo con L’Ombelico del Mondo, programa internacional de Radionauta FM. “Creo que es indispensable poner todas las fuerzas para abrir ese debate. Los economistas, inclusive los heterodoxos, tenemos la responsabilidad de aportar con soluciones concretas a los problemas de nuestros pueblos y sobre todo defender los procesos democráticos y sociales que se están dando en contra de las agendas de desestabilización que combinan elementos financieros macro económicos y políticos para provocar la ruptura de los avances en las conquistas sociales que se están logrando”, dijo.
Por otra parte, refiriéndose a la actualidad agregó que “si se ven con cuidado los acontecimientos de los últimos dos o tres meses, puede leerse con mucha claridad la trascendencia estratégica que tiene la constitución inmediata de los tres pilares que hemos venido defendiendo”. Allí enumeró algunas de ellas como: un banco de desarrollo “de nuevo tipo”, que incluya la utilización de monedas nacionales; una red financiera con un fondo de estabilización “alternativo al FMI y al sistema global de reservas de la liquidez de la transaccionalidad que tiene el dolar”; y finalmente la disputa del concepto mismo de moneda, “sobre la base del fortalecimiento de los intercambios basados en el trabajo de la gente, a través de los sistemas de compensación de pagos como el Sistema Unitario de Compensación”.
Para el economista el “ejemplo” que están dando los BRICS, “muestra clarísimamente que este tipo de cosas son la respuesta adecuada para poder defendernos, y ni siquiera de los Estados nación de los países imperiales, sino de de lo que está llevando al abismo a esos propios países y sus élites. Esa es la descomposición de la política global en la que el sistema se ha embarcado”.
Sin embargo Páez Péres, que hoy se desempeña como superintendente de Control del Poder del Mercado del Ecuador, admite que algunos de los pasos ya se han concretado. “No solamente se ha avanzado de manera muy lenta, sino que lo poco que se ha avanzado corre el riesgo de ser secuestrado y desnaturalizado para convertir por ejemplo al Banco del Sur en una réplica caricaturezca del Banco Interamericano de Desarrollo”, puntualizó al respecto.
“Si se obliga al Banco del Sur a funcionar con dólares el músculo financiero va a ser insignificante pero además va a apretar las mismas tuercas del mismo sistema que está llamado a criticar. Lo mismo pasó con el Banco de los BRICS”, explicó. La iniciativa original inspirada en los fundamentos teóricos discutidos en torno a la nueva arquitectura financiera latinoamericana, lanzados en el comunicado de los BRICS de marzo de 2012, “planteaba un gran banco de desarrollo con un capital social de 250.000 millones de dólares contribuidos por igual en monedas nacionales”.
Sin embargo “cuando los tecnócratas secuestraron la decisión presidencial de los líderes legítima y democráticamente electos, como puede pasar en América Latina, transformaron ese capital en dólares, lo cual volvía imposible el asunto”. Para Brasil “no hubiera ningún problema en emitir 50.000 millones de dólares en reales brasileños, que no se van a gastar en su territorio por lo tanto no van a generar ningún tipo presión inflacionaria o presupuestaria, sino que van a proporcionar los medios para que desde otros países se activen flujos de comercio e inversión que profundicen la cooperación sur sur y las posibilidades de otro tipo de relaciones económicas mucho más justas”.
Y el paralelo con el Banco del Sur resulta obvio. “El Banco del Sur no va a poder cumplir su cometido, va a convertirse en otra frustración para los pueblos si es que no involucra la participación y movilización de recursos nacionales en su moneda, la recuperación del despliegue de sistemas soberanos de crédito de todos los países, y esté complementado por la integración comercial y productiva con la posibilidad a largo plazo de repagar esos créditos sobre la base del intercambio comercial basado en el mecanismo de compensación de pagos como el SUCRE que existe entre los países del ALBA”.
Esto equivale a la integración de los tres pilares planteados por los economistas de la nueva arquitectura financiera latinoamericana. Paéz Pérez hizo especial hincapié en la necsidad de ampliar el funcionamiento del Sistema Único de Compensación Reciproca (SUCRE). “El funcionamiento del SUCRE durante estos tres o cuatro años ha dado muestras de robustez a pesar de la campaña de desprestigio y sabotaje que se ha dado en todas partes. Las condiciones para que eso se expanda a toda América Latina para proteger flujos de comercio, fomentar otras lineas de comercio y provocar condiciones de sostenibilidad en la dotación de créditos de monedas nacionales en la condición de repago de esas deudas en el mediano y largo plazo, abren las puertas para dar viabilidad a un proceso de profundización de la integración productiva, comercial y social, inmediata del continente que se puede articular de manera absolutamente armoniosa”.
Esto también puede generar “las condiciones para renegociar nuestra relación conflictiva con los grandes capitales. Y desde el ángulo de la Patria Grande latinoamericana ir apalancando otras condiciones que permitan proteger la paz y la prosperidad en contra de esa agenda especuladora”.
El economista advirtió no obstante que las ventanas para generar este profundo cambio se están cerrando y es necesaria una acción sobre posibilidades que son inmediatas. “El problema es que la oportunidad para el continente puede cerrarse muy rápidamente por el grado de desesperación que tienen esas élites en el norte”.
Para Paéz Pérez es “muy probable” que el caso de los fondos buitre “esté ligado no sólo a una agenda de desestabilización en América Latina sino que esté marcado en una guerra financiera que contrapone a distintas facciones de esas élites y también en el marco de una geopolítica en disputa en el declive de la hegemonía norteamericana y el ascenso de un capital productivo monopólico relocalizado hacia los los BRICS, el sur, América Latina, con proyecciones políticas que van más allá de lo que ellos quisieran”.
En ese sentido resaltó que “es indispensable crear una presión social sobre la base de la decencia, reconociendo la urgencia de la coyuntura. Reconociendo el riesgo de que el territorio latinoamericano se convierta en otro escenario de las disputas geopolíticas internacionales. Reconociendo el riesgo inmediato de la ruptura de los procesos democráticos que se han venido construyendo en el continente y no me refiero sólo a los gobiernos progresistas”.
“Ese riesgo”, subrayó, “puede trastornar de manera muy rápida las expectativas y horizontes que asumimos como dados hasta ahorita. Hoy tenemos la posibilidad de una guerra financiera entre las facciones suicidas del poder en las altas cumbres. Que se suban las tasas de interés marca la fragilidad de la situación macroeconómica y financiera del continente. Hay una necesidad inmediata de hacer realidad lo que ya fue decisión política”.


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