"Ser
de izquierdas en EE.UU. ha sido una cuestión profundamente traumática
durante los últimos cincuenta años. El macartismo y la Guerra Fría
lograron imponer un esquema cultural por el cual el capitalismo es
equivalente a la democracia y ambos son partes integrales del
"americanismo". La crítica sistémica, por limitada que ésta sea, es
tratada como una amenaza a la identidad cultural del norteamericano. El
resultado neto es que Estados Unidos es el único país del mundo
industrial occidental donde la izquierda, desde 1950, ha sido débil y
profundamente marginal. Para la gran mayoría de la población "la
izquierda" son los liberales del tipo Edward Kennedy (algo inconcebible
en el resto del mundo); y no perciben una diferencia entre leninistas,
trotskistas, socialdemócratas, anarquistas o maoístas" (Pablo A. Pozzi y Fabio G. Nigra, "La decadencia de EE.UU.")
Comenzaremos
por afirmar que el sistema de partidos norteamericano no abarca la
totalidad de la población. Entre un 25 y un 30% de la misma no se
encuentra empadronada, y en este sentido demuestran que se hallan fuera
del consenso impuesto por la clase dominante. Esta masa de marginados
se compone principalmente de los pobres y de las minorías raciales y
étnicas. El sistema polítco, en Norteamérica, no existe para servir a
los intereses del conjunto de la población, ni responde a los mismos.
Dada su no participación y su imposibilidad para influenciar cambios en
los partidos mayoritarios, los intereses de los marginados deben
expresarse en forma inorgánica al sistema, es decir, de forma
tangencial al mismo. El autodenominado "país de las oportunidades" es,
en realidad, uno de los países más excluyentes y cerrado en sí mismo,
para cuestiones políticas, así como el que vende la idea de la política
como un mero espectáculo, habida cuenta de las consabidas prácticas
celebradas durante las campañas electorales. Pero siguiendo a los
autores citados más arriba, en su referida obra, vamos a comprobar
hasta qué punto la izquierda norteamericana es residual, prácticamente
inexistente, y relegada de su influencia en los asuntos públicos.
Hay
mucho de verdad en la percepción popular de que ambos partidos
mayoritarios de la escena norteamericana son, en realidad, la misma
cosa. Forman quizá la esencia del bipartidismo exportada a otros países
occidentales, que han visto en dicha fórmula la mejor manera de hacer
pervivir a toda costa el explotador sistema capitalista. En el fondo,
con ligeros matices, ambos suscriben la misma ideología. Ambos tienen
una interpretación similar de lo que son (para ellos) los valores
democráticos: lo sagrado de la propiedad privada, una economía de libre
empresa, la importancia del mercado, de la sociedad de consumo, la
libertad individual, y un gobierno limitado en su capacidad y en sus
funciones. Más aún, desde la década de 1930 y hasta 1980, ambos
partidos han apoyado el desarrollo de un "estado de bienestar social".
Por último, ambos partidos han coincidido, en líneas generales, en
cuanto a las características de la política exterior norteamericana: la
Guerra Fría, el anticomunismo, la intervención extranjera, y la carrera
armamentista.
En el caso de Estados Unidos, el liberalismo
decimonónico se divide en dos tendencias durante el siglo XX. Los
"conservadores" enfatizan la parte de "libertad económica" de la famosa
ecuación liberal de Adam Smith, y por lo tanto, tienden a ser
antiestatistas (abogan por el minimalismo del Estado) y pro grandes
corporaciones (abogan por el inmenso poderío de las grandes empresas
transnacionales, que además, para ellos, son fieles divulgadoras en el
mundo de los valores de la sociedad norteamericana). Los "liberales",
en cambio, enfatizan el aspecto de la "libertad cívica", y por ende son
más pro estatistas como forma de balancear el poder de las grandes
corporaciones. Y hasta la actualidad, ambas tendencias existen en los
dos grandes partidos mayoritarios. Por supuesto, ambos partidos no son
absolutamente idénticos (como aquí no lo son PP y PSOE, sus homólogos
españoles), existiendo ligeros matices diferenciales entre ellos. Por
ejemplo, los republicanos son "conservadores" en cuanto a política
interna, mientras los demócratas son más "liberales". También, la base
social de ambos partidos es levemente distinta.
Si bien ambos
encuentran apoyo en todas las clases sociales de Estados Unidos, los
demócratas reciben una proporción mayor del apoyo de la clase obrera,
los judíos, los católicos y los negros; mientras que los republicanos
encuentran la mayoría de sus seguidores entre los protestantes de las
zonas rurales, de las pequeñas ciudades y de los suburbios, entre los
empresarios y los profesionales. Los republicanos son el mejor espejo
de las aspiraciones de la Corporate Class (lo que aquí solemos llamar
clase media, o media-alta), así como también recoge las tendencias de
los ultra-conservadores, mediante el movimiento Tea Party. Y puesto que
el objetivo de ambos partidos es preservar el sistema, y sólo en
segundo lugar elegir a sus candidatos, es evidente que los programas
partidarios tienden a ser ambiguos y con tendencia hacia el
centro-derecha. Bajo esta situación los dos partidos políticos
mayoritarios no producen, en realidad, alternativas diferenciadas, sino
alternancias en el poder, bajo un sistema preservado para pervivir
indefinidamente, y que según ellos, se identifica con los valores de su
sociedad. Y al no ofrecer propuestas realmente alternativas para el
país, su objetivo se limita a generar y mantener el consenso necesario
para la política y los objetivos de la clase dominante.
Lo más notable
es que muchos analistas aceptan y difunden la visión de Estados Unidos
como una sociedad pluralista. Y esta situación, al igual que en muchos
países de Europa, asienta y legitima un sistema bipartidista, que
limita claramente las opciones políticas y que socava gravemente la
democracia. En efecto, Democracia y Derechos Humanos, dos grandes
eslóganes por los que Estados Unidos afirma luchar en el mundo, poseen
grandes deficiencias en el sistema político y en la sociedad
estadounidense.
En la segunda entrega, y última de esta serie,
analizaremos un poco más profundamente cuál es la configuración
histórica para la "ausencia" de esta izquierda norteamericana. (http://rafaelsilva.over-blog. es/)
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