Todos somos seres políticos en tanto afectamos directamente nuestro entorno de diversas maneras, pero eso es muy diferente al ejercicio de la política partidaria, por medio de la cual se decide representar a un partido político con nombre y apellido. Cuando hablamos de despolitizar el Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala (CANG), hablamos en el segundo sentido:
hay que sacarlo de la órbita de los intereses de los partidos políticos. Esto, porque la pérdida de autonomía de espacios como el CANG no solo perjudica al gremio mismo, sino a la nación en su conjunto.
Es importante que toda la sociedad tenga los ojos puestos en las elecciones que se efectuarán mañana, viernes 4 de febrero, en ese Colegio. No en balde se celebran en la misma fecha que evoca el terremoto que vivimos hace 35 años. Elegir nuevas autoridades en el CANG tendrá claras repercusiones en la dinámica del país. En términos inmediatos, entre las personas de la planilla que salga electa, una representará luego al Colegio ante la Corte de Constitucionalidad (CC). Y es allí, en la CC, donde se dirimirá, de cara a las próximas elecciones y de manera colegiada, si es legal o no que unas señoras y un señor, que quieren competir por la Presidencia, participen en la contienda.
Esto es solo un ejemplo de la importancia que tienen estas elecciones y del papel del CANG como defensor de un estado de Derecho. Tiene también fuerte injerencia en elecciones de magistrados a la CSJ e integrantes de la Corte de Apelaciones, así en las elecciones de Fiscal General y magistrados de la CC. Quitarle algunas partes del pastel a sectores corporativos que se han adueñado de estos espacios y sacar de la zona del confort a tanto abogado, no es cosa fácil. Hay en el CANG un statu quo que ha de ser cambiado y ya es hora que se convierta en un referente en temas de importancia nacional. En el juego de pesos y contrapesos del poder se está decidiendo si el CANG recobra o no lo que quiero nombrar hoy como “decencia”.
Por otra parte, no se puede pensar en las elecciones del CANG como el único fin, sino en elecciones que fortalezcan movimientos de largo plazo que tiendan a hacer cambios de fondo en Guatemala. Me llama la atención que la campaña actual para posicionar a las diferentes planillas del CANG se asemeja tremendamente a la campaña electoral que lanza cualquier partido político en tiempo de elecciones. Cifras van y vienen sobre los costos de estas campañas, pero ¿quién las paga?, ¿cómo financian ciertas planillas este desmedido proselitismo?, ¿será que los mismos que financian a los partidos financian al CANG?.
Antes decía frecuentemente que no sabía quién le había hecho más daño a Guatemala, si los militares o los abogados. En esta coyuntura, la pregunta vuelve a estar presente. Porque de que hay honrosos casos de abogados excepcionales y honestos, los hay, pero tenemos que reconocer que es un gremio fuertemente cuestionado. Lo ético parece ser menú de restaurante para muchos de estos hombres y mujeres “de la ley”. Por ello, es importante poner los ojos en una planilla independiente, íntegra y multirrepresentativa, desmarcada de intereses político-partidarios o de cualquier otra índole, que piense primero en el bien común. Tarea titánica, pero no imposible en Guatemala. Podemos decir que las instituciones ya no nos representan ni reflejan nuestros intereses, pero si el camino que tenemos hoy es el fortalecimiento de una instancia como el CANG para que Guatemala vaya cambiando poco a poco, nos toca asumir la responsabilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario