Pese a los discursos a favor del multilingüismo, los idiomas mayas siguen siendo desplazados por el español, señala Demetrio Cojtí, ex viceministro de Educación y experto en educación bilingüe, quien analiza la riqueza de los idiomas al celebrarse hoy el Día Internacional de las Lenguas Maternas.
¿Cuál es el contexto actual de los idiomas indígenas?
El informe de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo del 2005 hace un análisis sobre el desplazamiento progresivo de estos idiomas. Incluso en comunidades fuertes como la kaqchikel, la k’iche’ o la mam, un tercio de la población ya no habla el idioma, un tercio es bilingüe y otro tercio es monolingüe. Si las grandes están en esta situación, imagínese cómo están las pequeñas: tres o cuatro están al borde de la extinción.
¿Cuáles son las amenazas?
Hay varios niveles. El primero es la familia, qué idiomas hablan los padres con sus hijos; un segundo espacio es la escuela, qué idioma se enseña y qué idioma se usa. Un tercer espacio son los medios de comunicación. En los acuerdos de paz se estableció la necesidad de que los pueblos indígenas tengan acceso a los medios para difundir su cultura; eso no se pudo dar por la privatización. Para recibir una frecuencia compites con dinero, y ahí las comunidades se quedan al margen.
¿Qué apoyo estatal reciben estos idiomas?
Desde la firma de los acuerdos de paz hay cierta legislación, como la Ley de Idiomas Nacionales o Ley de la Educación Bilingüe. Se han creado instituciones como la Academia de Lenguas Mayas o la Comisión Presidencial contra la Discriminación y el Racismo; llegaron a funcionar en años inmediatos a 1996, pero ya no lo hacen, viven más de cooperación que de fondos del Estado. Los acuerdos enfatizaron aspectos culturales, pero dejaron de lado derechos políticos: territorialidad, autogobierno. Todo lo ejecuta el estado central, que no está controlado por indígenas.
¿Considera que se cumple la Ley de Idiomas?
Según la legislación: Justicia, Salud, Educación y Seguridad deberían ofrecer sus servicios en el idioma propio de la comunidad lingüística, pero eso no se está cumpliendo.
¿Qué obstáculos impiden implementar estos cambios?
Ha faltado modificar los sistemas de contratación de personal. Si en Quiché tienen que ser ki’che’ hablantes, por qué no se establece esto. En educación siguen docentes castellano hablantes, lo que impide avanzar. Lo mismo sucede con la Iglesia Católica, tiene sacerdotes indígenas ubicados en regiones lingüísticas diferentes, igual hacen con la Policía, con jueces; esto muestra de que no hay una política de Estado.
¿Cuál es la situación de la educación bilingüe?
Ha tenido avances parciales, como en la contratación de maestros. Hay cerca de 13 mil maestros bilingües, pero hay 120 mil maestros castellano hablantes y el 55 por ciento de la población es indígena. Lo que dice la ley es que la primera lengua de aprendizaje debe ser la materna, la segunda una lengua nacional y la tercera una extranjera. Vimos más interés en colegios privados que en públicos por enseñar idiomas indígenas en algunas regiones, mas ello demanda también material educativo.
¿Qué relación tiene el uso de la lengua con la autoestima de los pueblos indígenas?
Si miras que tu lengua no se usa en los espacios públicos, en los que se toman decisiones, lo tomas como una señal de que tu idioma vale poco o nada.
¿Qué función tienen los movimientos indígenas?
Cuando negocian con actores más fuertes como el Estado, los partidos políticos no llevan las de ganar. Hay alguna deficiencia en asumir responsabilidades en lo que pueden. Hay que preguntarse cuántas familias indígenas usan en casa el idioma propio, ahí se ve que el español está desplazando las lenguas.
¿Cuál es el futuro?
A menos que los mismos mayas, la clase política y todos los actores interesados tomen acuerdos y asuman responsabilidades, el futuro de las lenguas mayas, con temor lo digo, es que están en riesgo de desaparecer.
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