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martes, 28 de diciembre de 2010

La Santa Sede protege la polémica figura de Pío XII


Contra el Establishment

Evita el Vaticano enredarse con el tema del holocausto

De la Redacción
Periódico La Jornada
Martes 28 de diciembre de 2010, p. 3

El Vaticano se desistió en 2009 de participar como observador en una organización denominada Grupo de Trabajo Internacional para la Educación, la Memoria y la Investigación sobre el Holocausto porque, según la embajada de Estados Unidos, a la Iglesia católica le preocupa la presión que esa agrupación pudiera ejercer sobre la Santa Sede para que abra los archivos del pontificado de Pío XII, quien dejó pasar sin denuncia los asesinatos masivos en campos de concentración de la Alemania nazi.

El embajador Miguel Díaz informó en octubre de 2009 que inesperadamente el Vaticano dio marcha atrás respecto de un acuerdo previo y por escrito para convertirse en un observador del grupo de trabajo formado, entre otros, por los académicos Steve Katz, de Estados Unidos, y Dina Porat, de Israel, según un cable difundido en el sitio de Wikileaks.

Algunos historiadores del Holocausto han visto a Pío XII como una figura controversial, porque evitó hacer denuncias públicas sobre las matanzas de la Segunda Guerra Mundial en 1941 y 1942, cuando fue notificado de esos hechos.

La apertura de los archivos del Vaticano podría arrojar alguna luz sobre la postura que asumió Pío XII, pero parte del problema, de acuerdo con el memorando estadunidense, es que un equipo de seis a ocho archivistas trabajan actualmente en la revisión de 16 millones de documentos del papado en cuestión, por lo que se espera que el material esté disponible en 2014.

Un tema de interés común para Estados Unidos y el Vaticano es el relativo a los asuntos del Medio Oriente, a pesar de que el Papa no pretende involucrarse en el proceso de paz de esa región, según otro cable diplomático enviado en julio de 2001 desde la embajada ante la Santa Sede, a la que el consejero Joseph Merante describió como el poder supranacional, cuando la diplomacia estadunidense preparaba una visita del entonces presidente George W. Bush a Roma.

En el documento confidencial, el diplomático sugiere al Departamento de Estado que la política exterior de la Santa Sede se construye a partir de principios religiosos y preocupaciones humanitarias, así como intereses propios, dirigidos a la protección de los católicos en todo el mundo, su influencia y su vasta riqueza.

Como ejemplo de la defensa de intereses propios, Merante señaló que “el apoyo del Vaticano a Saddam Hussein (entonces presidente iraquí) resulta de su deseo de proteger a 600 mil católicos de Irak del fundamentalismo islámico; su rechazo a criticar públicamente al episcopado nacionalista croata en Bosnia (de población musulmana) se basa en parte de la fuerte defensa de la fe por parte de la Iglesia (católica) croata, durante la guerra fría” (1947-1990).

Benedicto XVI y el Islam

Cuando Joseph Ratzinger, de 78 años, fue elegido por el colegio cardenalicio el 19 de abril de 2009, la conclusión del encargado de negocios de la embajada en ese momento, Brent Hardt, un diplomático de carrera, fue que el alemán se enfocaría más en fortalecer la Iglesia desde dentro, que en promover su papel externamente. El diplomático describió a Benedicto XVI como una figura de transición que subrayará su labor en Europa porque no está dispuesto a ceder su continente-hogar a las fuerzas seculares o del Islam.

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