Sergio E. González Gálvez *
Un nuevo conflicto de grandes
dimensiones se cierne sobre la paz mundial en el contexto del
enfrentamiento en Medio Oriente entre Estados Unidos, Arabia Saudita e
Israel contra Irán y sus fuerzas irregulares, pero bien organizadas, en
Yemen, con los hutíes; con Hamás, en Palestina; con Hezbolá, en Líbano, y
otros grupos localizados en Siria e Irak, después del asesinato del
general Qasem Soleimani, comandante de la denomidada fuerza Al Qods de
los Guardianes de la Revolución de Irán en algún lugar de Irak, donde
fue atacado desde el aire en su vehículo con un dron conocido como MQ-9
Reaper, el cual puede disparar misiles aire-tierra a gran distancia.
Este hecho, como afirma acerca de Irán un analista del International
Crisis Group, no sólo implica la muerte de Soleimani, militar del máximo
rango, sino posiblemente la muerte del acuerdo nuclear negociado en
2015 entre naciones europeas, Rusia y Estados Unidos con ese país y de
cualquier posible negociación diplomática futura entre Teherán y
Washington para reducir la tensión entre ambos.
Pero lo que ahora preocupa más es la indiferencia de la mayoría de
los miembros de la comunidad de países que integran la Organización de
las Naciones Unidas (ONU) para actuar de forma inmediata, sea exhortando
a los contendientes a proceder con cordura o mediante propuestas en el
Consejo de Seguridad de la ONU y, si ese órgano se paraliza por el veto
de uno de sus miembros permanentes, la Asamblea General, utilizando el
precedente de la resolución Unión pro Paz de 1950, invocando el artículo
11 de la Carta de las Naciones Unidas, que autoriza a ese órgano a
formular recomendaciones al Consejo de Seguridad y las partes en el
conflicto, a fin de evitar el agravamiento del mismo.
Y si a lo anterior añadimos lo debatible de algunos de los argumentos
utilizados por los contendientes para tratar de justificar sus
acciones, destacando entre otros la referencia a la inminencia de una
agresiónpara actuar en contra de cualquier amenaza que surja antes de que ésta se materialice, nos obliga a puntualizar que quienes sostienen que la cuestión no es quién ha cruzado la frontera o atacado, sino quién ha preparado una acción bélica, no han tomado en cuenta que en la actualidad la preparación de un ataque puede confundirse con una carrera armamentista en la que, por cierto, están involucrados un buen número de países sin control alguno.
A la luz de lo anterior, debemos enfatizar la necesidad de mantener
la plena vigencia de lo que afirma el artículo 51 de la Carta de las
Naciones Unidas, que prohíbe la amenaza o el uso de la fuerza, salvo en
caso de que ocurra un ataque armado, artículo de la carta que en la
versión francesa utiliza, para no dejar duda alguna, la expresión
agresión armada.
* Embajador emérito de México. Escribe a título personal
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