Cultivos de soya transgénica
Los
invasores de las tierras que pertenecían al Paraguay, bajo el gobierno
del Gral. Bernardino Caballero y en el contexto del saqueo de las arcas
del estado por parte de la oligarquía criolla, remataron 2.718.750 has.
de tierras a favor de La Industrial Paraguaya S.A. (LIPSA), empresa que
cuenta entre sus socios fundadores al propio Gral. Caballero, “padre de
la patria agrarista”, y regalaron unas 600.000 has. al Gral. Patricio
Escobar como una especie de trueque de guerra para intentar sepultar en
el olvido la carnicería de la guerra de la Triple Alianza en la que los
aliados nos robaron todo menos la dignidad como nación.
Los
invasores de las tierras que pertenecían al Paraguay posteriormente
adjudicaron de manera ilegal durante la dictadura de Stroessner unas 8
millones de hectáreas de las mejores tierras. Las mismas fueron
destinadas para la reforma agraria, pero sus beneficiarios fueron
militares, policías, políticos, contrabandistas, narcotraficantes y
empresarios vinculados al régimen y, por supuesto, amigos del Brasil. En
los diarios paulistas de la época se ofrecían “las mejores tierras del
departamento de Alto Paraná conocidas por su productividad y
fertilidad”. Hasta hoy día estos invasores siguen teniendo dichas
tierras en sus manos. La mayoría de dichos personeros del régimen
stronista están hoy en el gobierno, en el partido de gobierno o son los
que apoyan de manera feroz al régimen actual.
Los
invasores de las tierras que pertenecían al Paraguay tienen una
historia de traiciones y entregas que es bastante conocida. Pero su más
clara demostración fue el acta secreta que fue firmada por el gobierno
de Mario Abdo Benítez en la que abiertamente entregaba parte de nuestra
soberanía de Itaipú al Brasil. Un acta que desnuda la frialdad con la
que los clanes familiares que se apoderaron del país realizan negociados
para beneficio privado a costa de nuestra soberanía. El gobierno de
Abdo Benítez, en un mismo acto, no sólo entregó soberanía sino que, a la
vez, retrocedió en la historia política y diplomática para borrar con
el codo lo que otros gobiernos, como el de Fernando Lugo, habían
avanzado en materia de negociaciones con Brasil. Es decir, lo que
ocurrió ahí fue una “doble entrega” de soberanía.
Los
invasores de las tierras que pertenecían al Paraguay firmaron un cheque
en blanco para las multinacionales como la MONSANTO y su séquito de
empresas de agronegocios que, a sus anchas, hacen virtualmente lo que se
les antoja en nuestro país, con sus semillas genéticamente modificadas
que aplastan las semillas nativas y condenan nuestra cultura alimentaria
basada en alimentos de la agricultura campesina, envenenando
comunidades y personas derramando millones de litros de glifosato,
veneno prohibido en casi todo el planeta, infectando cursos hídricos y
echando bosques bajo una de las modalidades más violentas del
extractivismo que el mundo conoce: la plantación de soja transgénica.
Los
invasores de las tierras que pertenecían al Paraguay les entregaron
todo a las multinacionales del agronegocio y a los que hoy se erigen
como los varones del negocio inmobiliario. Todo. Les entregaron las
mejores tierras, los recursos naturales, medios de comunicación,
soberanía alimentaria, universidades, ministerios y secretarías,
parlamento, ejecutivo y poder judicial, todo, absolutamente todo para
que puedan hacer negocios con las tierras que, antes, nos pertenecían a
los paraguayos y las paraguayas.
Por
eso, cuando nos dicen que hay que desalojar a los invasores, una gran
duda debería movernos la cabeza. ¿Quiénes son los verdaderos invasores?
¿Aquellos que reclaman tierras con títulos fraudulentos, tierras
malhabidas que fueron entregadas por regímenes entreguistas desde
Stroessner hasta Abdo Benítez? ¿Tierras invadidas hoy por el agronegocio
y su violenta cruzada “civilizatoria”?
Porque
si hablamos de invasores, si hablamos de los clanes familiares que
vendieron y entregaron nuestras tierras como si la patria fuera un
quiosco o una partida de truco, si hablamos de los sucesivos gobiernos
que traicionaron nuestro proyecto de independencia bajo el falso ropaje
del nacionalismo, si estamos hablando de los mismos personajes nefastos
de nuestra historia, de los mismos grupos de empresarios que saquearon
al estado y entregaron sin remordimientos nuestra soberanía para
llenarse los bolsillos, entonces rotundamente debemos levantar nuestra
vos y repetirlo una y mil veces: ¡Desalojemos a los invasores!
https://www.alainet.org/es/articulo/202408
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