Entrevista a Luciana Ghiotto, de la Asamblea 'Argentina mejor sin TLC'
M.H.: Estuviste participando de la contra cumbre del G7 en Biarritz.
L.G.:
La Contra-cumbre fue en otra ciudad, en Hendaya, es un poco más al sur
porque Biarritz estaba completamente sitiada. Es una ciudad pequeña,
como si fuera Pinamar o más chica, es una ciudad veraniega para los
franceses y de alto nivel económico. Estuvo sitiada durante los tres
días de la cumbre, así que los comerciantes estaban bastante enojados.
Agosto es un mes de muchísimo calor allá, es verano en el hemisferio
norte, temporada alta y a Macrón se le ocurrió poner Biarritz como sede
para la cumbre del G7. Así que la Cumbre de las alternativas estuvo
situada en la ciudad de Hendaya que también es en el país vasco-francés
pero en el límite con España por lo cual las actividades se hacían tanto
del lado francés como del español, cruzando un puente porque están de
un lado o del otro. Ese fue el contexto en el cual se hizo esta
Contra-cumbre.
Fue una Contra-cumbre bastante franco-española,
ha habido momentos en que el movimiento social europeo estaba más
presente pero hay algunas condicionalidades que hicieron que no hubiera
tantísima gente como en otras ocasiones. Hay que pensar que es verano,
como si la hiciéramos en febrero acá. Había muy poca gente disponible.
Aun así calculan unas 15.000 personas, que es un número bastante
interesante y de hecho ese número había en la movilización del último
día.
Fue una cumbre de alternativas basada en un trabajo local,
con mucha experiencia vasca, muy centrada en el tema de los refugiados,
así que el tema de las migraciones fue bastante fuerte. Ellos están
atrasados con el tema del feminismo, de las luchas feministas. Tuvieron
un encuentro, un foro feminista que intentó recuperar la experiencia del
paro de mujeres, contaban allí que en Europa están recién empezando;
entonces escuchar la experiencia argentina les resulta muy reconfortante
porque ven que hay mucha más organización en el sur y también contar la
experiencia de los ENM y de la lucha que explotó el año pasado por la
Ley de legalización del aborto. Es interesante el diálogo entre Europa y
el sur; uno puede aprender allá y ellos aprenden de nuestra experiencia
acá.
M.H.: Con respecto al G7 ¿qué nos podes comentar?
L.G.:
El G7 estuvo pintado de la guerra comercial y el hartazgo de algunos
líderes europeos con respecto a Donald Trump. Hubo una alianza tácita,
que se vio en las actividades oficiales entre Angela Merkel y Macrón
frente a Donald Trump.
No salió mucho del G7, tuvo más
importancia lo que pasó alrededor. En el marco del G7 Macrón anunció
esta idea de que en el contexto de las quemas del Amazonas él no estaba
dispuesto a apoyar el acuerdo Mercosur-Unión Europea y también tiró esta
idea, que le cayó tan mal a Bolsonaro, de que iban a movilizar un fondo
para la reforestación del Amazonas.
Es cierto que en términos
de lo que es la soberanía estatal se están metiendo en un territorio que
no es del mundo sino territorio soberano brasileño, así que eso cayó
muy mal en las altas esferas nacionalistas en Brasil pero, por otro
lado, generó la simpatía de muchos sectores en Europa que no les cae
para nada bien la política de Bolsonaro.
Estuvo teñida por
todas estas cosas que suelen pasar en estos foros, en los que
últimamente no se resuelve nada y parece más una novela, todo lo
interesante pasa alrededor de la historia principal. Todo esto no está
en las declaraciones finales del G7 aunque, sin embargo, tienen
relevancia para la política global.
M.H.: Hacías
referencia al acuerdo UE-Mercosur, y hoy es el Día de la acción global
contra la OMC y los Acuerdos de libre comercio. Leyendo la declaración
de Vía Campesina (VC), hacen una advertencia bastante interesante y me
gustaría que hagas una reflexión al respecto. Ellos señalan “(…) Que no
nos engañen con esta sarta de amenazas falsas, proferidas por los países
occidentales para abandonar la Organización Mundial del Comercio. Lo
que hemos estado viendo durante la última década es que han pasado al
plan B, varios acuerdos bilaterales y regionales de comercio, aún más
libre y nuevos bloques de comercio unificados”.
L.G.:
Lo que ellos están planteando tiene un doble análisis, la VC es el
espacio o red global que más ha criticado a la OMC. Hace muy poquito
cumplió los 25 años, así que tiene los mismos años que el NAFTA, el
acuerdo entre México, Canadá y EEUU. Estamos halando de 1994/5 que es
cuando arrancan estos mega tratados. Y en ese año también arranca la
OMC.
La VC tenía una política extremadamente radical frente a
la OMC, mucho más que otras organizaciones dialoguistas o que han
afirmado que los espacios multilaterales son mejores que los
bilaterales. Es decir, el espacio multilateral del comercio es la OMC y
que más allá de las críticas tenemos que preservarlo porque si no vienen
los grandes y nos comen de a uno por separado.
La VC ha tenido
una política muy coherente de decir que la OMC mata campesinos, la OMC
es muestra de la injusticia de la relación campo ciudad a nivel global,
de la falta de soberanía alimentaria e inclusive de seguridad
alimentaria. Ellos han tenido esa política muy fuerte y el 10 de
septiembre es el día en que ellos llevan adelante esta lucha global que
tiene que ver con el aniversario trágico del suicidio de un campesino
surcoreano en 2003 en las barricadas en Cancún, cuando se realizaban las
ministeriales de la OMC en esa ciudad. Este campesino se hace el
harakiri, se suicida con un cuchillo en señal de protesta.
M.H.: Se dedicaba a cultivar arroz en Corea.
L.G.:
Exactamente, los campesinos surcoreanos que son realmente campesinos,
no son pequeños productores con grandes terrenos como vemos en otros
lugares; son campesinos asalariados en el campo que dependen de su
fuerza de trabajo para vivir cada día y lo que ellos quieren demostrar
con este tipo de actos es que la OMC mata campesinos. Es decir, ellos no
pueden reconciliarse con una organización que por más que la quieran
pintar de rosa, siempre va a quedar muy marcada por estas injusticias.
Eso es lo que la VC nos está marcando y es una de las grandes
organizaciones que hay que escuchar, porque ellos nos están recordando
esto hoy, en un contexto de la crisis de la OMC, donde claramente está
por morir la OMC y donde muchos sectores reformistas, progresistas, han
salido a querer salvar el multilateralismo frente a la guerra comercial.
La Vía Campesina nos recuerda que no hay que salvar a la OMC,
en todo caso hay que discutir la creación de otra institución global
multilateral que pueda dar cuenta de otras formas de comercio y de otras
relaciones económicas, eso es lo interesante que nos dice VC de una
manera muy coherente, no tratando de salvar las papas del comercio
global en un contexto de guerra comercial entre China y EEUU. Ellos
dicen que hay que seguir con una crítica a fondo y hay que discutir otro
tipo de organización donde no sean las agendas de las corporaciones las
que estén sobre la mesa sino que sean las de los pueblos.
M.H.: Otro aspecto que me llamó la atención es cuando ellos ubican a los denominados Tratados de comercio como plan B.
L.G.:
Porque cuando entra en crisis el multilateralismo lo que proliferan son
los tratados multilaterales, eso es lo que están viendo. Es discutible
actuar por actuar, pero es cierto que en el caso de la UE en los últimos
5 años ha tenido una agenda bilateral muy fuerte a pesar de que son los
que se presentan como los adalides del multilateralismo, frente al
bilateralismo de EEUU.
La UE ha tenido una agenda súper
agresiva de firma de Tratados de libre comercio en los últimos años, con
países como Japón, Vietnam, Malasia. Avanzan con los países africanos,
avanzan con el Mercosur ahora, intentaron cerrar un acuerdo con el
propio EE UU, hay negociaciones con China dando vueltas. Es decir que
tenemos una agenda súper prolífica de la propia UE.
Por otro lado, China avanza con su iniciativa del Belt and Road Initiative,
esta Ruta de la Seda del siglo XXI que también es una movida bilateral,
porque China es el grande que negocia con los países chiquitos, con
mucha menor capacidad económica. Es una cuestión bastante compleja,
incluso ese plan B que son los tratados de libre comercio, no son algo
positivo porque se impone el más grande, pero tampoco eso supone volver
al plan A que era la OMC porque tenemos todas estas críticas desde su
inicio.
Hay que hacer un buen diagnóstico, me parece que está
llamando la atención de esto la VC, y ser coherentes con las propuestas
alternativas que se hacen ante ese escenario.
M.H.: ¿Cómo ves el futuro del acuerdo Mercosur UE a partir de
estas críticas del Presidente Macrón? Porque hacia fines de julio,
Clarín entrevistó a Cecilia Malmström, la Comisaria europea de comercio,
y le preguntan precisamente si “los agricultores europeos son los
perdedores en este acuerdo” y ella responde: “Claro que no, son grandes
ganadores en vinos, quesos, bebidas espirituosas, comida procesada, no
son en absoluto perdedores.” Y al mismo tiempo sostiene: “El acuerdo
entre el Mercosur y la UE ya está hecho, no se renegocia”.
¿Cómo entender entonces la posición y la postura crítica de Macrón?
L.G.:
Ambas posiciones están expresando las tensiones que hay dentro de la UE
respecto de esta unión con el Mercosur. Por algo es el acuerdo que más
años ha llevado a nivel global de negociaciones, fueron 20 años sin
ningún acuerdo. Si pensamos acuerdos mega regionales como el Tratado
Transpacífico que aun cuando se retira EEUU, entre que se negocia y se
firma pasaron 5 años, piensen que 20 años es muchísimo tiempo. Parecía
que nunca se iba a llegar a un acuerdo, pero tiene que ver con esas
tensiones dentro de la UE porque, efectivamente, siempre con un tratado
de libre comercio hay sectores que ganan y otros que pierden. Los que
ganan, ganan muchísimo.
Ese es el tema, lo que están viendo en
la UE es que hay sectores que van a ganar muchísimo, de manera
inconmensurable, por ejemplo, los automotrices; y algunos sectores más
pequeños en términos de agricultura de los países del sur como España,
Italia, Grecia, con el acuerdo, al menos lo que hemos visto que ya está
publicado, han logrado traer al sur aceite de oliva a arancel cero.
Imagínense si compiten de igual a igual un aceite español con uno
mendocino. El consumidor en la góndola ante un precio similar
probablemente elija el español por una cuestión de marketing y costaría
un trabajo muy grande de instalación de marcas de los del sur.
O
sea que hay sectores que van a ganar y otros que van a perder mucho,
por ejemplo, en la propia España, los productores de cítricos están
viendo que van a entrar los famosos limones argentinos con cero arancel a
la UE. Entonces esa tensión está de un lado y del otro.
El
tema de los incendios en el Amazonas a Macrón, a Irlanda y Polonia les
vino como anillo al dedo, porque fueron como una excusa externa para
decir que están en contra del acuerdo. Cuando en realidad, cuando
anuncian el acuerdo el 28 de junio que era un viernes, Macrón estaba
llegando al G20 en Japon, él vuelve el lunes a Francia y cuando le
preguntan por las negociaciones dice que tienen que revisar todo el
acuerdo. Ahí se choca con las palabras de Cecilia Malmström, que dice
que el acuerdo está cerrado.
En realidad no está cerrado. Lo
que ellos anunciaron fue que se cerraban los puntos más problemáticos
pero hace 3 días nos enteramos que sacaron ya lo que sería el capítulo
final de propiedad intelectual. Eso deja en claro que sigue sobre la
mesa y hasta que no se cierre todo el paquete no se puede afirmar que el
acuerdo está listo y recién ahí tiene que ser firmado y luego pasar por
el proceso de ratificación. Así que quedan varios pasos que son muy
políticos, se sigue negociando, está abierto y va a depender mucho
también de este escenario extra que son los incendios en el Amazonas, la
postura de Bolsonaro con respecto a los acuerdos climáticos de París y
ver qué pasa hacia fin de año en la COP 25 que va a ser en Chile, que es
el espacio donde se discuten los avances en términos del Acuerdo de
París. Hay mucho abierto como para decir que hay cosas que están
cerradas.
La OMC está al borde de la muerte
M.H.: ¿Qué se puede esperar de la próxima reunión ministerial de la OMC en Kazajistán?
L.G.:
Nada. La OMC está al borde de la muerte. No están pudiendo respetar los
dos años entre una ministerial y otra. Esta va a ser a dos años y
medio, están tratando de llegar a diciembre con vida, su director
general Roberto Acevedo lo dijo con gran claridad.
M.H.: Sobre todo la burocracia de la OMC.
L.G.:
Ni siquiera están pudiendo hacer que la burocracia funcione, eso es lo
más notorio. El tema del bloqueo a la OMC desde que Trump estaba en
campaña, por haber aceptado el ingreso de China como país mediano,
cuando él dice que China es gigante desde 2001 y que tenía que entrar
con condiciones de economía de mercado desde el principio, no como una
economía con ciertas salvaguardas.
Lo que ahora hace Trump es
no nombrar a los árbitros en el órgano de solución de diferencias de la
OMC. Estos son los jueces de la OMC. Lo único que viene funcionando de
la OMC en estos últimos años era este órgano y Trump lo bloqueó. Por eso
esa burocracia de la OMC no está funcionando. Y era lo único que
funcionaba porque ya desde 2003 la OMC no ha avanzado en grandes
acuerdos como había a fines de los 90.
El escenario es muy
diferente ahora y por eso están en período de supervivencia, en ver si
sobrevive a esta guerra comercial, donde parecía que en agosto había una
nueva tregua y a los 3 días Trump vuelve a subir los aranceles. Así que
está todavía muy abierto el proceso. Y la OMC no tiene nada para decir
ahí.
M.H.: No termina de cerrarse y lo más probable es que no se cierre, salvo que haya cambios en el gobierno norteamericano.
L.G.:
Me parece importante mencionar la postura del Mercosur en el tema del
tratado UE-Mercosur. Creo que hay que estar muy atentos a lo que viene
en el próximo proceso en Argentina porque si se fijan en la postura del
candidato Alberto Fernández es bastante ambigua con respecto al acuerdo.
Es importante estar alertas sobre todo algunas organizaciones
que en un primer momento estaban contentas con que él dijera
abiertamente que le parecía que había que revisar el acuerdo porque no
es simétrico, sino que es un acuerdo que genera muchas desigualdades y
ahora en España fue mucho más cauto, empieza a utilizar un lenguaje
pragmático.
Entonces, hay que estar muy atentos desde las
organizaciones sociales en la Argentina porque habrá que salir muy
fuerte a presionar para que no se concrete.
M.H.: Precisamente España empujó mucho por este acuerdo.
L.G.:
España fue uno de los que siempre impulsó el acuerdo, además tiene a
los inversores extranjeros que más invierten en Argentina, así que
tienen mayor cantidad de inversiones ya en Argentina, los ejemplos de
Telefónica, el Santander y el BBVA son sólo para arrancar.
M.H.: Alberto Fernández en España tuvo el trato de un Jefe de Estado.
L.G.:
Totalmente. Por eso esa cena que trascendió que tuvo con Pedro Sánchez,
pasa a ser un momento político muy relevante que hay que leer en este
momento de pragmatismo frente a la alta posibilidad de que gane las
elecciones, entonces en ese contexto tendrá que tomar la decisión de qué
hacer con este acuerdo. Hay que ver quién será su Canciller y qué
política se toma. Claramente la “real politik” está ganando ahí y las
organizaciones sociales tenemos que salir fuertemente a decir que
estamos en contra de este acuerdo.
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