Sergio Ferrari
Adital
A escasos
días de una nueva edición del Foro Social Mundial (FSM) que se realizará en Túnez
entre el 24 y el 28 de marzo próximos, el valor de este espacio altermundialista
aparece como un interrogante central. Tan importante como el diagnóstico mismo del
planeta tierra. Ambos temas constituyen la columna vertebral de esta entrevista
con el teólogo brasilero Leonardo Boff, uno de los padres fundadores de la Teología
de la Liberación en los años setenta y principal promotor de la nueva "Teología
ecológica”. Si la modernidad propugna el progreso ilimitado, choca contra el muro
de un planeta con recursos limitados. De allí la necesidad
de integrar indignación, rebeldía y propuestas alternativas, para salvar a la "Madre
Tierra” de una tragedia anunciada, sentencia Boff.
Leonardo Boff es uno de los promotores del debate mundial en torno de la Teología Ecológica. |
"La tierra padece la enfermedad capitalista”
¿Cuál es su análisis sobre la "coyuntura” del planeta Tierra a inicios del
2015?
Leonardo Boff: Una situación compleja
producto
de la crisis social y del modo de producción fundado en la ilimitada explotación
de la naturaleza. El proyecto de la modernidad propugna el progreso ilimitado. Pero
la Tierra, en tanto planeta con recursos limitados, no soporta ese proyecto ilimitado.
La Tierra se tornó insostenible. Hemos tocado sus límites físicos. Ella necesita
un año y medio para reponer lo que le sacamos durante un año. Por otra parte, nos
confrontamos a una crisis mental, es decir, nuestra mente está contaminada por el
antropocentrismo. El ser humano se entiende como el centro de todo y los demás seres
tienen valor, solamente, en la medida en que se adecuan a ser utilizados por el
ser humano. Esta comprensión es muy dañina para el equilibrio de la Tierra, porque
no reconoce el valor intrínseco de cada ser, independientemente del uso humano.
Lo que lleva al irrespeto del otro.
Con consecuencias preocupantes…
LB: Si no se logra modificar este paradigma, podemos
ser condenados a repetir el destino ya conocido de los dinosaurios, que luego de
vivir 133 millones de años sobre la Tierra desaparecieron rápidamente a causa de
una catástrofe ecológica. Hay que producir para dar respuesta a las necesidades
humanas pero respetando los ritmos de la naturaleza y teniendo en cuenta la capacidad
de tolerancia de cada ecosistema para que no sea dañado irreversiblemente. El consumo
debe estar regulado por una sobriedad compartida: podemos ser más con menos.
Para volver a la pregunta sobre las consecuencias de esta
visión. Como
lo explicamos en la introducción de la Carta de la Tierra, estamos delante de un
momento crítico en la historia planetaria, en una época en que la humanidad tiene
que elegir su futuro…La elección de fondo: se promueve una alianza global para cuidar
la Tierra – y para cuidarnos los seres humanos los unos a los otros- o bien corremos
el riesgo de una doble destrucción. La nuestra y la de la diversidad de la vida.
Esta vez no habrá un Arca de Noé. O nos salvamos todos o todos correremos el mismo
y trágico destino.
Propuestas de esperanza
A pesar de esta situación difícil se percibe todo un concierto de respuestas
políticas. Incluidos gobiernos
progresistas, democráticos, en América Latina, que tratan de promover otro tipo
de redistribución de la riqueza. Sin olvidar que en Europa se da un nuevo fenómeno
de fuerzas políticas, como Syriza en Grecia o Podemos en España, con visiones críticas
hacia los paradigmas dominantes…
LB: Dos países latinoamericanos, Bolivia y Ecuador,
están en la punta del nuevo paradigma que consiste en dar centralidad a la vida
y entender todos los seres, incluso los humanos, como interdependientes y por eso
solidarios en el mismo destino. Ellos han inaugurado, por la primera vez en nuestra
historia, el constitucionalismo ecológico. Es decir, han incluido en sus Constituciones
la articulación entre el contrato social y el contrato natural. La Tierra y la naturaleza
son sujetos de derechos. Por eso deben ser respetados. La categoría central de la
cultura andina, el "buen vivir”, implica una relación de inclusión de todos, un
equilibrio con todos los elementos y una relación respetuosa hacia la Tierra, denominada
Pacha Mama o Madre Tierra. Principios incluidos, insisto, en sus constituciones.
Otros países no han desarrollado una conciencia ecológica semejante, aunque hayan
promovido una "ecología social” que ubica a los pobres y maginados como primeros
destinatarios de las políticas públicas del Estado. Es el caso de Brasil, bajo el
gobierno del Partido de los Trabajadores (PT) de Lula y de Dilma Rousseff, que ha
integrado en la ciudadanía y sacado de la miseria extrema a más de 40 millones de
personas, casi la misma cantidad que todos los habitantes de Argentina.
El fundamental
desarrollar la conciencia de que así como están las cosas ya no se puede continuar.
Hay que cambiar. Las desigualdades son escandalosas, especialmente en Estados Unidos
de Norteamérica, en donde el 1% de población posee lo mismo que el otro 99%. Las
democracias son de baja intensidad y pocos se sienten representados en el Parlamento
y por los Gobiernos. La emergencia de los Occupies en USA; de los Indignados en
España - ahora trasformados en el movimiento político Podemos- y la victoria de
Syriza en Grecia son las primeras señales de que otra democracia es posible y otra
forma de relaciones económicas entre los países son urgentes. Para que no se imponga la visión perversa y dominante de
los capitales especulativos, cuyo objetivo cruel es acumular sin medida a costa
de la miseria de la gran mayoría de la población de un país.
"La globalización, rumbo excluyente e inhumano”
El Foro Social Mundial de Porto Alegre, Brasil, en 2003 inauguró la convocatoria "por otro mundo posible". |
Muchos de esos nuevos actores políticos latinoamericanos y europeos tienen
raíces en una visión anti-globalización/ indignación muy cercana a la promovida
desde el 2001 por el Foro Social Mundial…
LB: La insatisfacción generalizada por el sistema
vigente tiene sus raíces en la "victoria” del capitalismo sobre el "socialismo”
real con la derrota de la URSS. Como consecuencia, tanto bajo Ronald Reagan como
Margaret Thatcher ganó un impulso antes nunca visto la lógica del capital y su cultura
de la exaltación del individuo, de la propiedad privada, de la riqueza, de la competición
desenfrenada y del Estado mínimo.
La política fue difamada como antro de corrupción, y el
Estado como ineficiente. Esta
estrategia de difamación buscaba entregar todo a las grandes corporaciones privadas
que iban a organizar el mundo a nivel global. Los valores, que el socialismo había
desarrollado, como el internacionalismo, la solidaridad entre los pueblos, la centralidad
de lo social sobre lo individual, fueron desmoralizados y abandonados. Se impuso
el concepto de "la ganancia es buena”. La globalización hegemonizada por esta visión,
prometía tiempos de paz, de seguridad para todos y de bienestar colectivo. Nada
de esto ocurrió porque esto no está en la agenda del capital cuya lógica es crecer
de forma ilimitada y deslegitimar todo lo que impide esta tendencia. Al predominar
este rumbo, altamente excluyente e inhumano, empezó a dominar la frustración y la
depresión personal y colectiva. Lentamente las personas se fueron dando cuenta de
la perversidad del genio capitalista que no se preocupa por el ser humano sino solamente
en su capacidad de producción y de consumo. Para él no importa nada que no sea la
acumulación privada aun cuando produzca pobreza social y devastación de la naturaleza.
Dentro de esta lógica se destruyeron las condiciones para
realizar las promesas de paz, seguridad y bienestar colectivo. Por el contrario: se
fue perjudicando la sociedad con la destrucción lenta pero intencionada del Estado
social. La frustración y la decepción más o menos colectivas han dado origen a la
resignación o bien a la protesta y la rebeldía. Esa rebeldía que está predominando creó una caja de resonancia con los Foros
Sociales Mundiales cuyo lema subraya: "Otro mundo es posible, otro mundo es necesario”.
"El Foro, un lugar de esperanza”
¿Vuelvo a la pregunta anterior…En ese marco casi apocalíptico, cual es el
papel del Foro Social Mundial?
LB: Representa lo inverso del sistema globalizado. Ya no se trata
de resignación, sino de la acción contraria y de una muestra de la insatisfacción
de gran parte de la humanidad ante el curso actual del mundo. Así no puede continuar.
Tenemos que proyectar nuevos sueños y utopías y articular alternativas viables si queremos sobrevivir como
civilización y como especie. El sistema y la cultura del capital son homicidas,
"biocidas”, "ecocidas” y genocidas. Dejado a su libre curso este sistema hegemónico
puede llevar la humanidad entera al abismo. El Foro Social Mundial interpreta la
actual situación no como una tragedia anunciada sino como una crisis generalizada
de nuestro modo de vivir, de tratar la Tierra y de relacionarnos con los demás humanos.
Esta crisis purifica y nos hace madurar. Por eso el Foro es un lugar de esperanza
que permite hacer crecer el sentimiento de pertinencia. Los alter-mundialistas no
están solo soñando, sino que indican que por todas partes del mundo se está reaccionando
y ensayando nuevas formas de vivir, de producir, de distribuir y de consumir. Los
que participan en el FSM no van tanto para escuchar charlas de celebridades mundiales,
sino para intercambiar experiencias y ver como las cosas pueden ser hechas de otra
forma distinta a la manera perversa impuesta por el capitalismo. Por más dificultades
que pueda haber, los foros tienen este alto significado de resistencia, de proposición
de alternativas y de esperanza. Al borde del abismo
vamos a crear alas y volar rumbo a un nuevo mundo diferente, en el cual será menos
difícil vivir humanamente y más fácil amarnos los unos a los otros.
Recreando el concepto de solidaridad humana e internacional….
LB: La solidaridad pertenece a la esencia del ser
humano. Y estoy convencido que solamente la solidaridad mundial acompañada por la
compasión y por la percepción de que todos tenemos un destino común, como hermanos
y hermanas que somos, nos pueden salvar. La vida vale más que el lucro y el amor
más que la codicia. La solidaridad más que el individualismo.
*Sergio Ferrari, colaboración de prensa de E-CHANGER/COMUNDO,
organización suiza de cooperación solidaria, que participa activamente en el FSM
desde su creación en 2001 en Porto Alegre
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