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lunes, 16 de marzo de 2015

La filtración como vocación: MéxicoLeaks



WikiLeaks, Chelsea Manning (quien dio información clasificada a WikiLeaks), Edward Snowden (filtrador de documentos secretos de la Agencia de Seguridad Nacional) y MéxicoLeaks son una nueva generación que considera la filtración de información una forma de actividad política y periodística. Se les llama denunciantes o Whistleblowers porque buscan la transparencia y la participación en el poder por medio del control o difusión de información confidencial.
Parte de la crítica en contra de los denunciantes se interesa en descubrir la relación de sus motivos y las consecuencias de su acción, con el fin “ético” de conseguir desenmascararlos como hipócritas o coronarlos como héroes, pero ¿esto para qué?
Gracias a Max Weber tenemos un modelo que relaciona la orientación de un tipo específico de acción con sus fines. Pero incluso él rehúye en el plano ético-político a pronunciarse por un análisis que trate de definir “el buen actuar en la política”, pues:
Ninguna ética en el mundo puede rehuir el hecho de que en muchos casos el logro de fines «buenos» requiere el uso de medios moralmente dudosos, o al menos peligrosos, así como la probabilidad de derivaciones moralmente malas. Ninguna ética en el mundo puede tampoco determinar cuándo y en qué medida el fin «justifica» moralmente los medios y las derivaciones moralmente peligrosas. [2]
En resumen, para entender a los denunciantes no necesitamos verificar si sus motivos se ajustan a su acción, sino, entenderlos como sujetos políticos que actúan con arreglos a fines. Y que en el mejor de los casos tratan de que el mundo sea menos estúpido o demasiado abyecto para lo que ellos aspiran, frase que también le debemos a Weber.
Desde un análisis de su acción los Whistleblowers son sujet@s meticulosos que logran imponerse a ambientes de extrema seguridad, además, buscan las formas efectivas de difundir su información. Ellos emplean el Internet porque, por un lado, confían en la capacidad que tiene para propagar información y, por otro, lo consideran un espacio con plena libertad. [3] Su acto en resumen es un complejo proceso de concientización en el que, los denunciantes, sopesan de forma minuciosa las repercusiones del antes y después de su actuar. Y gracias a este nivel de perfeccionamiento, como plateó alguna vez Alma Guillermo Prieto “nos permiten conocer realidades a las que antes no teníamos acceso”. [4]
En las acciones de los denunciantes van implícitos sus deseos de cambiar o influir en la jerarquía del poder, por eso se ajustan perfectamente a la tipología del político profesional que propone Weber. Para Peter Ludlow articulista del NYT, los denunciantes en realidad constituye una generación, la cual llama W: “gente joven que se opone a la injustica, la corrupción y a los secretos de un sistema que centra su interés en el control por parte del estado hacia la sociedad”. [5]
Para Weber el periodismo es un medio clave de la actividad política profesional aunque pensaba que no era uno de los mejores caminos para seguir un tipo de política responsable, porque, el periodismo era irresponsable. En la actualidad, los medios de comunicación siguen siendo parte esencial de la práctica política aunque la opinión que se tienen de ellos es diferente a la de principios del siglo veinte, ahora los medios tienen una tremenda credibilidad. Y esta es la razón por la cual tienen el poder de decidir qué no es y qué sí es una filtración.
Antes de WikiLeaks la filtración tenía una historia diferente, pues los protagonistas del fenómeno eran sujetos como Daniel Ellsberg (uno de los más famosos Whistleblowers de EEUU) que arriesgaron su vida para hacer llegar información valiosa al público. [6] Pero, ahora el Internet permite reducir riesgos y quizás hacer menos consciente la vocación política del filtrador. No obstante, el problema no es la filtración, ni los filtradores, sino, su información. 

Referencias bibliográficas
Caderón, Verónica. “El pasado es otro país”, El País, 2011, http://elpais.com/diario/2011/03/12/babelia/1299892348_850215.html (Fecha de consulta: 14/03/2015).
Greenwald, Glenn. Snowden: sin un lugar donde esconderse, Madrid: S.A. Ediciones B, 2014.
Ludlow, Peter. “The Banality of Systemic Evil”, NYT Blog, 2013, http://opinionator.blogs.nytimes.com/2013/09/15/the-banality-of-systemic-evil/?_php=true&_type=blogs&_php=true&_type=blogs&_r=1& (fecha de consulta: 14/03/2015).
Uriostegui Carlos, G. Isabel, El Fenómeno informativo WikiLeaks, Tesis de Maestría (Maestría en Comunicación). UNAM, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, El Autor, México, 2014, 132 pp.
Weber, Max. La política como profesión, Madrid: Tácticas políticas.2007.

Notas:
[2] Weber, Max, La política como profesión, (Madrid: Tácticas políticas, 2007), p.137
[3] Greenwald, Glenn. Snowden: sin un lugar donde esconderse, (Madrid: S.A. Ediciones B, 2014) p. 64
[4] Caderón, Verónica. “El pasado es otro país”, El País, 2011, http://elpais.com/diario/2011/03/12/babelia/1299892348_850215.html (Fecha de consulta: 14/03/2015).
[5] Ludlow, Peter. “The Banality of Systemic Evil”, NYT Blog, 2013, http://opinionator.blogs.nytimes.com/2013/09/15/the-banality-of-systemic-evil/?_php=true&_type=blogs&_php=true&_type=blogs&_r=1& (fecha de consulta: 14/03/2015).
[6] Uriostegui, Isabel, El Fenómeno informativo WikiLeaks, (México: UNAM, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, 2014), p. 161.

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