Luego del
decreto ejecutivoimperial que señala a la República Bolivariana de Venezuela como
amenaza extraordinaria e inusual a la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos, me dije:
esta película ya la vimos. Y en curiosa sincronía, me puse a ver una de espías: El recluta (The recruit, Roger Donaldson, 2003).
A ciertas alturas de la vida, la calidad de un actor pesa más que
una trama histórica mil veces contada. En nuestro caso, la de Al Pacino
en el rol de un veterano agente de la CIA cuando dicta la primera
lección a un grupo de jóvenes interesados en ingresar a la benemérita
institución: “En este oficio –les dice– nada es lo que parece”.
¿Y en el de Obama? ¿No que andaba pintándose las uñas para su
intervención en la séptima Cumbre de las Américas? (Panamá, 10-11
abril)? Con toda seguridad, alguien le dijo: “Es ahora, míster president. Kirchner
y Chávez murieron, Dilma y Cristina están jaqueadas, a Evo y Correa los
ajustaremos después, y las izquierdas ‘peligrosas’ no son lo que
parecen”.
Subestimación en la que, paradójicamente (y por enésima ocasión),
coinciden izquierdas solipsistas y derechas golpistas. ¡Qué arrogante
desdén por los pueblos que vienen rescatando al Estado del saqueo
neoliberal! ¿Será que el presidente de Ecuador, Rafael Correa, no fue
bien entendido al decir que en lugar de una
época de cambiosvivimos un
cambio de época?
A inicios de los noventa, el neoliberalismo consiguió vulgarizar una expresión que todos los tontos hicieron suya:
Es la economía, estúpido. Pero luego, con Chávez, vieron que no. Que siempre fue la política, y que la revolución bolivariana había llegado para decodificar las nuevas claves de la época: democracia y derechos humanos (que desde la memoria desenmascaraba las hipocresías del dogma liberal), libertad de expresión para disputar la palabra a los medios que la envilecían, movimientos sociales que reconvertían al Estado en agente activo y central de políticas incluyentes.
A diferencia de otras épocas, no parece que el imperio revertirá
fácilmente los pasos dados en asuntos de cooperación económica y
entendimiento político: Alba y Petrocaribe (2004); Unasur (2008); Celac
(2012), así como la creciente gravitación en las economías
subregionales del llamado grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China,
Sudáfrica). Lo que sí parece es que Obama no leyó Las venas abiertas de América Latina, libro que Hugo Chávez le regaló en la quinta cumbre de Trinidad Tobago (2009). En todo caso, no hay problema.
Entrevistado por un periódico español poco creíble, el autor de Las venas... confesó que no volvería a leerlo: “Caería desmayado… Para mí, esa prosa de la izquierda tradicional es aburridísima” ( El País, 5/5/14). Pues bien. Para mí, Las venas…
continúa siendo un buen texto para sensibilizar a un joven
políticamente despierto. Porque la tristeza que a millones de chicos
causa la alienación de sus mayores se ha convertido en un flagelo más
preocupante que el cambio climático, el narcotráfico, la depredación
ambiental o las amenazas de una guerra nuclear.
Ojo… no sólo entre chicos de familias humildes y burguesas, sino
también en hogares donde el papá, acomodando el sillón principal
en el sentido de la Historia, dice a sus hijos con gravedad:
Marx os ama. Pero si de Él reniegan, malditos seáis por siempre. ¡Híjole!… ¿No es como para suicidarse?
Como era de esperarse, las derechas celebraron la torpeza de Obama,
y la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) cumplió con lo suyo: no
al injerencismo. Mas, ¿cuál será el clima en la cumbre, con Venezuela
agredida y Cuba alistándose para asistir al aquelarre por primera vez,
mientras en La Habana dialoga con el Departamento de Estado para
normalizar relaciones?
A no sorprendernos si, en el recambio de una satanización por otra,
Obama anuncia el fin del bloqueo económico a la isla, quitándola de la
nómina de
países terroristas. En tal caso, algunos gobernantes brindarán una ovación, otros susurrarán
un día histórico, y en actas quedará que
el reclutano pidió perdón por maltratarlos a todos con su agresión a un país hermano.
En tanto,
por abajo, los nuevos vientos del sur siguen barriendo con las izquierdas y derechas sin votos, y el chovinismo de las unas y otras. Con la fatuidad narcisista del intelectual omnisciente, y las
declaraciones finalesque se formatean antes de empezar el
gran debate. Y, por sobre todo, las
prospectivasescatológicas del
sistema-mundo-capitalista, que parecen redactadas por los futurólogos de la internacional rosacruz (ala revolucionaria).
En ese contexto, la existencia de Unasur sintoniza con el proceso de
emancipación subregional, reconociendo su punto de partida en la
revolución bolivariana (1999), y el ejemplo de Cuba en más de medio
siglo de heroica resistencia antiimperialista.
El pueblo bolivariano de Venezuela vencerá. Pero vencerá porque
junto con él avanzan las juventudes políticas que construyen democracia
con poder real, y estados incluyentes. Comandante: ¿me equivoco, o nada
es lo que parece?
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