Este
jueves 19 de marzo se darán huelgas y acciones públicas de los
trabajadores petroleros, los educadores y empleados de la salud,
liderados por la Central Unitaria de Trabajadores, para expresar su
repudio contra el Plan Nacional de Desarrollo del gobierno de Santos,
el cual es un conjunto de medidas y políticas de contenido neoliberal,
en los términos de la OCDE, las cuales refuerzan y profundizan el
modelo socio económico vigente en la sociedad colombiana. A pesar de
que el neoliberalismo ha muerto, en Colombia sigue muy vivo y vigente
porque es una herramienta de la elite plutocrática que controla el
Estado para ampliar sus privilegios y fortunas.
El Plan Nacional de Desarrollo asume al pie de la letra las ‘recomendaciones’ de la OCDE que concretara políticas tan dañinas, como una reforma tributaria y la pensional. Ese Plan de Desarrollo será aprobado la próxima semana por la mayoría oficialista del santismo que se robó la reciente bonanza petrolera, con una gran cantidad de normas lesivas para la mayoría de la población.
Adicionalmente, la presencia popular multitudinaria de los trabajadores y las masas es una reacción contra la crisis económica y fiscal originada con el desplome de los precios internacionales del petróleo, que ha tenido efectos devastadores en la economía y los ingresos fiscales del gobierno. Santos pretende descargar la crisis en los salarios e ingresos de los trabajadores. El señor Santos, en vez de ampliar los gravámenes a las multinacionales o parar el gasto burocrático de las Empresas Privadas Prestadoras de Salud/EPS, está promoviendo la congelación de los salarios de los trabajadores del Estado, desfinanciar la educación pública en todos sus niveles, cerrar hospitales y una masacre laboral sin precedentes en el sector petrolero. Adema de realizar violentos recortes a programas de subsidios a las mujeres, a la tercera edad y a los jóvenes.
Las huelgas, bloqueos viales y marchas sociales, complementan las potentes acciones desplegadas en recientes semanas por los indígenas del Cauca, quienes reclaman sus tierras ancestrales despojadas por poderosas empresas oligárquicas (Sarmiento Angulo, Ardila Lule e Ingenios caleños) con el concurso de sanguinarios grupos paramilitares organizados por las brigadas militares y comandos policiales regionales. Igualmente profundizan las huelgas de los camioneros y pequeños transportistas afectados por los altos precios de los combustibles y la arbitraria represión del gobierno a través del ESMAD y la Fiscalía, causante de atropellos y vulneraciones muy graves de los derechos humanos.
Todas estas acciones se completan con la gigantesca concentración que diversas organizaciones populares preparan para el 9 de abril, tanto en Bogotá (Plaza de Bolívar) como en el resto de capitales departamentales. Se trata de una potente marcha por la paz con justicia social y contra el neoliberalismo, hecha el 9 de abril, fecha histórica para los colombianos que recuerda el día del magnicidio de Jorge Eliecer Gaitán y la génesis de la violencia conservadora y latifundista que hoy se intenta superar con los dialogo de La Habana entre el Estado y las Farc/EP.
Santos y la camarilla dominante pretenden orquestar una “paz simulacro” que no resuelva los problemas sociales que son la causa de la rebelión y la resistencia popular y campesina.
Es lo que explica y justifica este nuevo ciclo de movilizaciones en curso que deben ser acompañadas por todas las expresiones del movimiento popular y social.
El Plan Nacional de Desarrollo asume al pie de la letra las ‘recomendaciones’ de la OCDE que concretara políticas tan dañinas, como una reforma tributaria y la pensional. Ese Plan de Desarrollo será aprobado la próxima semana por la mayoría oficialista del santismo que se robó la reciente bonanza petrolera, con una gran cantidad de normas lesivas para la mayoría de la población.
Adicionalmente, la presencia popular multitudinaria de los trabajadores y las masas es una reacción contra la crisis económica y fiscal originada con el desplome de los precios internacionales del petróleo, que ha tenido efectos devastadores en la economía y los ingresos fiscales del gobierno. Santos pretende descargar la crisis en los salarios e ingresos de los trabajadores. El señor Santos, en vez de ampliar los gravámenes a las multinacionales o parar el gasto burocrático de las Empresas Privadas Prestadoras de Salud/EPS, está promoviendo la congelación de los salarios de los trabajadores del Estado, desfinanciar la educación pública en todos sus niveles, cerrar hospitales y una masacre laboral sin precedentes en el sector petrolero. Adema de realizar violentos recortes a programas de subsidios a las mujeres, a la tercera edad y a los jóvenes.
Las huelgas, bloqueos viales y marchas sociales, complementan las potentes acciones desplegadas en recientes semanas por los indígenas del Cauca, quienes reclaman sus tierras ancestrales despojadas por poderosas empresas oligárquicas (Sarmiento Angulo, Ardila Lule e Ingenios caleños) con el concurso de sanguinarios grupos paramilitares organizados por las brigadas militares y comandos policiales regionales. Igualmente profundizan las huelgas de los camioneros y pequeños transportistas afectados por los altos precios de los combustibles y la arbitraria represión del gobierno a través del ESMAD y la Fiscalía, causante de atropellos y vulneraciones muy graves de los derechos humanos.
Todas estas acciones se completan con la gigantesca concentración que diversas organizaciones populares preparan para el 9 de abril, tanto en Bogotá (Plaza de Bolívar) como en el resto de capitales departamentales. Se trata de una potente marcha por la paz con justicia social y contra el neoliberalismo, hecha el 9 de abril, fecha histórica para los colombianos que recuerda el día del magnicidio de Jorge Eliecer Gaitán y la génesis de la violencia conservadora y latifundista que hoy se intenta superar con los dialogo de La Habana entre el Estado y las Farc/EP.
Santos y la camarilla dominante pretenden orquestar una “paz simulacro” que no resuelva los problemas sociales que son la causa de la rebelión y la resistencia popular y campesina.
Es lo que explica y justifica este nuevo ciclo de movilizaciones en curso que deben ser acompañadas por todas las expresiones del movimiento popular y social.
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