El proyecto minero Tía
María ha generado grandes expectativas de “progreso” para la región
Arequipa. Y no es para menos. Es un proyecto de $ 1 400 millones que
pueden solucionar varios problemas presupuestales a la segunda región
más importante del Perú (en un contexto donde Ollanta le redujo su PIA
de más de 200 millones en el 2013 a 76 millones al 2015). No obstante,
hasta ahora, no se ha encontrado una solución política para el conflicto
que en el 2011 se saldó con varios heridos y la muerte de tres
pobladores.
Y es que a cuatro años del
conflicto social la empresa minera Southern Perú (SP), no solo ha
mantenido la misma fracasada estrategia de comunicación con la población
sino que mantiene como relacionista público al Sr. Morriberon
(vinculado a la prepotencia y responsable del drama del 2011), y al
parecer está impulsando un aparato social denominado Comité por el
Desarrollo de Islay con dirigentes cuestionados y con portátiles de
otras provincias (que no suman más de 500 personas), que puede conllevar
a una mayor polarización entre pueblos hermanos y a reabrir las heridas
que todavía no cierran.
En este marco, los que auguraban que el
movimiento “antiminero” había muerto debido a un reflujo o al
oportunismo de sus dirigentes, pues, se equivocaron.
“… La
Policía estuvo cerca de los manifestantes y los acompañó durante el
recorrido que hicieron desde la plaza San Francisco hasta la plaza
principal, hasta el momento cerca de 4 mil personas salieron a las
calles a protestar…”, (23/03/15), redactó el diario La República.
Y en efecto, la mayoría de académicos y políticos no esperaba esta
respuesta. “…Ni reir ni llorar, comprender…”, decía el filosofo
Espinoza. Comprender que hay varios factores que intervienen en esta
protesta como el abandono del agro (con jornaleros que ganan 50 soles al
día y agricultores que no tienen productos con valor agregado para
exportar al extranjero), la corrupción de los políticos, y la carestía
de agua, etc.
Así las cosas, Hegel, tenía razón cuando
sentenció que, “…la necesidad se expresa a través del accidente…”. En
este caso el accidente fue la prepotencia de la SP para extraer cobre
del Valle del Tambo y decir que el agua que iba a usar sería del Valle. Y
ahora declarar que todas las observaciones hechas por la Oficina de
las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos ( UNOPS), al Estudio de
Impacto Ambiental (EIA), ya fueron superadas.
A esta cuestión
hay que sumar que el movimiento anti SP se nutre de dos victorias (la
de la derrota de Alan García suspendiendo el proyecto en el 2011 y la
elección de sus dirigentes como alcaldes en tres distritos y la
provincia de Islay), que fortalecen su moral para las próximas batallas.
De esta forma llegamos al 23 de marzo con una Mesa de diálogo
que nació herida de muerta no solo por no tocar el tema del conflicto
social (a pesar que hay una comisión de energía y minas), sino porque el
gobierno central no invitó a los críticos de la SP.
El primer
día del paro indefinido todos los centros de servicios, comercio y
transporte paralizaron cerca de las 12:00pm. Luego hubo una marcha de
más de 2000 personas (con más de 15 buses detrás), por el centro de la
ciudad de Cocachacra, con el objetivo de concientizar a los demás
pobladores y demostrar su fuerza organizada(días antes se volantearon
panfletos con la foto de Marco Arana como candidato del Frente Amplio y
consignas como Tía María No Va).
A la cabeza de la misma
estaban el alcalde de Dean Valdivia, Jaime De la Cruz (quien es el que
más está capitalizando); el presidente de la Junta de Usuarios del Valle
Tambo, Jesús Cornejo; presidente del Frente Amplio en Defensa del
Valle, Pepe Julio; el regidor de Cocachacra, Augusto Paredes; presidenta
de la Junta de Usuarios de Mollendo, Marilú Marroquín, entre otros.
Los discursos de los dirigentes apuntaron principalmente contra la SP
con arengas de “agro sí mina no” y rechazando la Mesa de Dialogo del
gobierno de Ollanta Humala.
El 24 de marzo, segundo día de
paro, el paro se hizo sentir recién al medio día. Pero esta vez había un
nuevo elemento: La presencia de los cuatro alcaldes de la provincia de
Islay.
Y es nuevo porque en las semanas anteriores se habían
separado por contradicciones personales. Pero la presión social logro
unirlos bajo la consigna “el pueblo unido jamás será vencido”.
En el respectivo mitin que era conducido por Pepe Julio, el alcalde de
Dean Valdivia, Jaime de la Cruz, declaró que, “…estamos aquí juntos por
nuestro compromiso con uds. pueblo del Tambo y uds. nos juzgaran…Unidad
para vencer…”. Luego, el alcalde de Punta de Bombom, José Ramos, dijo,
“…quien decide lo que se va hacer aquí son uds. pueblo tambino…”. El
alcalde de Cocachacra, Helard Valencia, sentenció, “…es la hora de la
unidad…”, mientras que el alcalde de la provincia de Islay, Richard Ale,
manifestó,”… Sr. Ollanta Humala Ud. tiene que respetar la voluntad del
pueblo…”.
Después de los discursos se leyó un pronunciamiento
público que plantea: 1-Apoyar la decisión de rechazar el proyecto Tía
María de la Asamblea Popular del 7 de marzo, 2-Apoyar el paro indefinido
y pacifico del 23 de marzo, y 3-Que la Mesa de Diálogo se realice no en
Mejía sino en el Valle del Tambo, lo cual fue refrendado por los más de
1000 manifestantes. El mismo aparecerá en un diario nacional firmado
por los cuatro alcaldes y los presidentes de la Junta de Usuarios.
Luego se movilizaron en decenas de autos y camiones hacia la carretera
del Fiscal con el objetivo de bloquearla pero fueron detenidos en el
Puente de Pampa Blanca por centenas de policías que no dudaron en usar
sus bombas lacrimógenas para dispersar a los protestantes. Este
enfrentamiento se saldo con más de una decena de detenidos y varios
heridos que fueron llevados al hospital más cercano.
La
administración Humala, que pasa actualmente por una crisis política
profunda (los congresistas de oposición quieren censurar a su premier
por espiar a políticos, periodistas), parece decidido a aprobar el EIA
de la Southern Perù, lo cual lo llevara a una mayor polarización con el
pueblo del Valle del Tambo, que parece no estar dispuesto a ceder un
milímetro en su rechazo a la empresa minera de capital mexicano, lo cual
puede desembocar en una nueva explosión social.
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