Néstor García Iturbe
En el mes de febrero de este año, cuando estaba presentando el nuevo presupuesto para el año fiscal 2015, el Secretario de Defensa Chuck Hagel, anunció la reducción de efectivos dentro del total de tropas estadounidenses de las distintas armas, lo cual fue tomado por muchos como un signo positivo de la administración Obama.
Sin
embargo, no podemos equivocarnos en el análisis de esta decisión,
Estados Unidos mantendrá el objetivo de alcanzar el dominio militar
global en el mundo, de mantener su presencia en distintos continentes,
pero bajo una estructura menos ostentosa, con una fuerza de mayor
agilidad y con armamentos de tecnología avanzada.
Se
considera que el Pentágono ha transformado la naturaleza de las guerras
y la táctica que empleará en las mismas. En el futuro Estados Unidos no
debe involucrarse en invasiones a gran escala y ocupación de países
como en Irak y Afganistán sino actuar en Operaciones Especiales de
escala menor, en las guerras que puedan surgir en el futuro.
En
su discurso Hagel señaló que en el presupuesto se planteaba una
reducción de tropas en todos y cada uno de los departamentos militares,
incluyendo en esto el personal civil. La reducción alcanzará
aproximadamente un 13 por ciento, por lo que de 522,000 soldados se
rebajaría el total a 440,000, lo cual sería el número menor de tropas
en las fuerzas armadas desde que Estados Unidos entró en la Segunda
Guerra Mundial, sin embargo, las Fuerzas de Operaciones Especiales se
incrementarán en un 6 por ciento, hasta llegar aproximadamente a 69,000
efectivos.
Dentro
de la propuesta, además de la reducción de tropas, se plantea el
retirar del servicio vehículos militares que son obsoletos y poco
prácticos para los nuevos planes. En muchos casos se planifica la
modernización de la técnica de guerra, logrando la automatización de la
misma y sobre todo el contar con equipos que puedan manejarse desde
largas distancia, tanto terrestres como aéreos y marítimos.
En
estos momentos las principales investigaciones que se realizan
financiadas por el Departamento de Defensa, bajo la supervisión de la
Agencia de Defensa para Investigaciones y Desarrollo, cuentan con un
presupuesto de más de 10,000 millones de dólares y están enfocadas en
el desarrollo y aplicación al armamento de la robótica, la
automatización, la nanotecnología, la inteligencia artificial, las
comunicaciones satelitales y otros adelantos de la ciencia y la técnica.
En
cuanto a la Marina de Guerra se plantea mantener la misma con los once
portaviones y su flota escolta. Ya se ha comenzado a realizar pruebas
con los “drones” lanzados desde submarinos y con capacidad para
aterrizar en portaviones, lo que unido a la modernización de varios
buques debe conformar una Marina de Guerra más poderosa.
Otra
fuerza, en la que más que reducción se plantea modernización, es en la
fuerza aérea, la cual sacará de su nómina algunos aparatos que ya
resultan obsoletos, para sustituirlos por otros que cuentan con
armamento y sistemas de navegación de quinta generación, a lo que se
deberá adicionar el incremento de la utilización de “drones” en
distintas labores, incluyendo la destrucción de objetivos enemigos.
Las
guerras continuarán siendo una necesidad de la llamada “Seguridad
Nacional de Estados Unidos”, para cuidar sus “intereses” en otros
países y garantizar que el Complejo Militar Industrial pueda continuar
obteniendo sus ganancias multimillonarias, pero el Pentágono planifica
que serán guerras distintas.
Se
preparan tropas de otros países, incluyendo de América Latina, para que
sean esas las que invadan, bajo la dirección de Estados Unidos, con un
mínimo de efectivos estadounidenses. Esto garantizará que los ataúdes
lleguen al país que enviará las tropas, no a Washington.
Se
emplearán al máximo los armamentos que utilizan medios automatizados,
robóticos y dirigidos por control remoto. Las pérdidas mayores no serán
humanas, sino de equipos, cuya reposición estará a cargo de las
empresas productoras de armamento, que incrementarán sus ingresos cada
vez que un equipo sea destruido.
Como
puede apreciarse fácilmente, la simple reducción de tropas no implica
un cambio filosófico en las pretensiones hegemónica estadounidense, ni
una disminución de la carrera armamentista, sino la ratificación de su
interés en alcanzar el dominio global del mundo tal y como lo proclama
la Doctrina del Destino Manifiesto.
27 de julio 2014
Dr. Néstor García Iturbe es editor del boletín electrónico El Heraldo (Cuba)
sarahnes@cubarte.cult.cu
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