COLECTIVO LA GOTERA
A pesar de la lluvia incesante y
el frío que calaba los huesos de quienes en una u otra medida la habíamos
recibido en diferentes cuotas, el auditorio de la Escuela de Historia de la
Universidad de San Carlos de Guatemala, se topó al máximo emanando ese calor
humano de la inquietud. Y, es que hay un hambre de conocimiento de la realidad
que nos golpea a la mayoría del pueblo que no importó el clima en lo más mínimo.
La conferencia sobre Proyectos
extractivos y etnocidio, coordinada por el Dr. Carlos Figueroa Ibarra y presentada
por los intelectuales Gerardo Illescas, Simona Yaguenova, el diputado Amilcar
Pop Ac y Mario Celada, fue un éxito, pues con una claridad contundente supieron
dar a conocer el robo, la estafa, el engaño, la extorsión que para el pueblo de
Guatemala significan los proyectos extractivos que actualmente se están
llevando a cabo en el territorio de nuestro país así como los que se pretenden
establecer a futuro por empresas extranjeras; todas ellas, en contubernio con
la oligarquía y su Estado militaroide.
Dichos intelectuales, aparte de
la esperanza que insufla su juventud, señalaron diáfanamente lo que significa
el pésimo negocio que representa para el país la apropiación fraudulenta de
nuestros recursos por parte de las transnacionales, cuyas ganancias fastuosas
en comparación con las ínfimas que percibe el Estado guatemalteco, son un
insulto a la inteligencia del más común de los mortales. Aparte de ese robo
descarado, la enorme contaminación que ejercen sobre los patrimonios básicos de
la vida de las comunidades como son el agua, la tierra, el aire, la flora y la
fauna local, además de destruir otras representaciones vivientes, desequilibrando
su sistema causando con ello que los pequeños proyectos agrícolas y de crianza
de animales sufran pérdidas enormes favoreciendo así al empobrecimiento
paulatino y acelerado de las comunidades al perder éstas sus pequeñas
propiedades y sus medios de agenciarse ingresos.
Por si esto fuera poco, dichos
proyectos extractivos imperialistas en connivencia con el Estado oligárquico,
tienen el apoyo irrestricto de las fuerzas armadas de nuestro país y grupos
paramilitares que se recrean y fortalecen para lograr el propósito de imponer
dichos proyectos de muerte en los territorios que sus amos desean. Desalojar
las poblaciones que se resistan a ellos y apresar y asesinar a los líderes de
dichas comunidades lo que conlleva una fractura en el tejido social que si poco
a poco se había venido recomponiendo después de 36 años de guerra, ahora vuelve
a romperse. Ello, por supuesto, auxiliado con un aparato mediático que procura
intoxicar y destruir la cultura y las tradiciones de los pueblos originarios
que han resistido desde el embate de la conquista española, pasando por las
políticas de despojo y pillaje conservadoras y liberales, hasta la presente neoliberal.
Propaganda que no solo dicta a fuerza de repetición sistemática y masiva el
consumismo irracional al que todos nos debemos someter sino también ataca directa
o furtivamente a gobiernos que han entendido plenamente el engaño, la estafa y
la voracidad que estos proyectos significan y que por tanto se ven como
enemigos del gran capital.
Hacia ellos todo el veneno exhalado en los
medios a su servicio, como el que puede percibirse en el editorial de hoy 03 de
junio en elPeriódico de Guatemala, el cual no solo despotrica contra el
gobierno bolivariano de Venezuela de manera frívola basada en
superficialidades, sin ir al fondo del asunto, sino pone en duda las diferentes
denuncias que dicho gobierno ha elevado a instancias serias de carácter
internacional como las Naciones Unidas, la OEA y la UNASUR ante el los planes y
el ataque cínico de Estados Unidos. Dándole, al contrario, total credibilidad a
los terroristas y vende patrias que contra Chávez, ahora Maduro, y su proyecto
revolucionario, han recrudecido su ofensiva visceral al ver cómo han perdido
influencia sobre el pueblo venezolano y con ello el apoyo necesario para
recuperar el antiguo status donde ellos gobernaban con mano de hierro
entregando, igual que acá, los recursos de la nación al Imperio.
El gobierno de Venezuela que, a
través de una revisión acuciosa de sus cuentas nacionales y los presupuestos
gubernamentales, ha descubierto los vericuetos donde se escapaban a borbotones la
riqueza del pueblo hacia los bolsillos privados de las transnacionales y
particulares de altos y medianos funcionarios corruptos, ha puesto un alto a
ese desangramiento. Por ello, ahora es el corrupto, tiránico y despreciable
para la prensa oligarca, mientras ésta misma calla o se hace de la vista gorda
ante los desmanes de nuestros gobiernos que no solo desangran a nuestro país
sino encarcelan, desaparecen y asesinan descaradamente a los que resisten a sus
abusos y denuncian sus sucios negocios.
Acá no habrá termino a esos
injusticias e ilegalidades hasta que no se expulse a esa clase parásita y
entreguista que se apoderó a sangre y fuego de la administración del país desde
hace casi medio siglo, con apenas un ínterin de decencia y dignidad en el
período de 1944 a 1954. La llamada “Primavera guatemalteca” encabezada por los
gobiernos de Juan José Arévalo y Jacobo Árbenz Guzmán a quienes por esa afrenta
defenestraron la oligarquía y el ejército traidor en contubernio con el
Imperialismo norteamericano.
Pero esto, solo podrá ser
realidad si la izquierda, entendiéndose como tal la organización que aglutine a
los pobres y desposeídos, a los trabajadores y desempleados, tome conciencia de
su papel histórico; reprograme el Proyecto revolucionario, popular y socialista
de Guatemala y, a través de su apoyo irrestricto a las comunidades rurales,
indígenas mayoritariamente, establezca como objetivo supremo la toma del poder expulsando
y reprimiendo a la oligarquía asquerosamente despreciable, fútil y anacrónica
que hoy nos domina.
Solo podrá ser posible si acá
como en Cuba y Venezuela se echa del poder a las transnacionales y los lacayos
criollos que trabajan como sus agentes, desde el Presidente de la República
hasta los altos funcionarios de su gobierno.
Por supuesto, que dicha empresa
requiere de sufrimientos, dolor y lágrimas. Será regada, como ya se ha visto
históricamente, con sangre y lodo, tal como lo están haciendo hoy las
comunidades rurales indígenas donde se están llevando a cabo dichas
explotaciones. No obstante, no queda más alternativa que enfrentar esos
proyectos de muerte.
Si la Revolución Bolivariana de Chávez, de
Maduro que llegó a través del mecanismo de las elecciones, después de factores
históricos muy propios, lo que le ha permitido ganar limpiamente 18 de 19
eventos similares, no ha dejado de ser atacada por esa odiada oligarquía y el
Imperio, más a través de los golpes de Estado que en las urnas. ¿Por qué aquí creemos
que será diferente? ¿Acaso no es esta
oligarquía asentada en nuestra tierra la más intolerable, sádica y asesina de
América? ¿No dan cuenta de ello los 250,000 muertos y desaparecidos que se
contabilizaron oficialmente durante la guerra que llevó a cabo contra el pueblo
de Guatemala y los que contabilizan ya en este nuevo período de imposición de
sus proyectos de muerte?
No hay que hacerse ilusiones ni
pretender que alguno de los partidos de derecha que ya están en contienda
electoral revierta el proceso de saqueo y pillaje neoliberal. Ni existen esas
condiciones ni hay un partido popular y progresista, menos uno de izquierda,
que hoy sume las esperanzas de independencia, soberanía y dignidad del pueblo
de Guatemala. Hay que construirlo, pues los que quedan son cascarones viejos
que se han oenegenizado.
COLECTIVO LA GOTERA
Guatemala, 03 de
junio de 2014
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